La última Puerta del Príncipe de Diego Valor
Curro Romero, Camino y El Viti, entre otros muchos, despidieron a Puerta en Sevilla
La última Puerta del Príncipe de Diego Valor
El toreo estuvo en su despedida. El de otras épocas y el actual. Todos quisieron darle su último adiós a Diego Puerta , Diego Valor para todos los que lo vimos torear. Un ejemplo de raza, valor, temperamento y pundonor. Pero también de toreo ... sevillano, de esencia y pinturería ante la cara de los toros.
La parroquia de San Bernardo , en el barrio donde se crió y de cuya hermandad fue hermano, se llenó por completo a mediodía en la misa de corpore insepulto. Sus compañeros, los que le vieron torear y también aquellos que, por edad, sólo lo conocieron por fotografías y vídeos. Pero en todos, la unanimidad de que fue una de las grandes figuras del siglo XX y un torero de los que hacen época.
Innumerable lista de asistentes
Imposible enumerar a todos los profesionales que acudieron a la iglesia. Basten estos nombres: sus compañeros y amigos Paco Camino, Santiago Martín «El Viti», Manuel Benítez «El Cordobés», Curro Romero y Andrés Vázquez. Matadores de toros que casi coincidieron con él o que empezaron cuando ya se había retirado: José Luis Galloso, Manuel Ruiz «Manili», Juan Antonio Ruiz «Espartaco», Tomás Campuzano, Fernando Rodríguez «El Almendro» y Pepe Luis Vázquez hijo. Y diestros contemporáneos que también lo conocieron: Emilio Silvera, Martín Pareja Obregón, Rafael Camino, Oliva Soto, Salvador Cortés, Esaú Fernández; ganaderos como Álvaro Domecq Romero, Eduardo Miura, Álvaro Martínez Conradi, Javier Molina, Jaime Guardiola, Borja Domecq, Antonio Tornay… Y la gente de plata y de oro encima del caballo y que casi todos hicieron el paseíllo con el torero de San Bernardo: Curro Puya, Paco Puerta –primo hermano de Diego Valor-, Rafael Jiménez «Chicuelo», José Rodríguez «El Pío». Francisco Martín Sanz, Paco López y Pedro Soriano, entre los muchos que acudieron.
En todos ellos la tristeza por tan irreparable pérdida tanto del torero como de la persona. Porque todos coincidieron en valorar a Diego Puerta como un grandísimo torero pero también como un excelente hombre. Así, Manuel Benítez «El Cordobés» precisaba que «se va un amigo y un monstruo, con una raza que es muy difícil que nazca otro como él . Hemos toreado mucho juntos de compañeros y era muy difícil que se dejara ganar la pelea. Cuando llegaba a la puerta de cuadrillas ya no conocía a nadie».
Curro Romero , por su parte, era de la opinión de que «para mí ha sido uno de los toreros más valientes que ha habido en la historia. Tenía la gracia de Sevilla , esa gracia torera que él llevaba por todos sitios. Diego era sencillo y natural, que eso es ser una gran persona».
Muy afectado se mostraba Paco Camino . «Se ha ido un gran amigo, se me ha ido mi compadre. Y se ha ido un grandísimo torero. Era un compañero extraordinario dentro y fuera de la plaza. Además era una gran figura del toreo, la más importante que ha dado el siglo pasado ».
Y otro de los grandes que compartió tantas tardes con Diego Valor: El Viti , quien refería que «venimos a acompañar a la familia del compañero y amigo Diego Puerta y de verdad que he sentido muchísimo la perdida de mi amigo Diego. Le vamos a tener presente , pero a medida que pase el tiempo nos acordaremos más todos: compañeros, amigos y aficionados. Todos».
En la Maestranza
Finalizada la misa de corpore insepulto, los restos mortales de Diego Puerta fueron trasladados a la plaza de toros de la Maestranza. Allí se vivieron momentos de suma emoción cuando el féretro, portado por matadores de toros y banderilleros, entró en el albero maestrante y dio su postrera y última vuelta al ruedo . En medio del silencio de los tendidos vacíos, los gritos de ¡torero! ¡torero! retumbaron entre los arcos del coso del Baratillo. Escena emotiva en la que pudieron verse muchas lágrimas cuando, a la una y media de la tarde, aproximadamente, Diego Puerta cruzaba a hombros, por última vez, la Puerta del Príncipe . Detrás suya, su familia. María García-Carranza , su viuda, mostraba una entereza extraordinaria, así como sus hijos, algunos de los cuales no podían evitar romper a llorar. Y tras ellos, el toreo. El de su época y el de ahora. Se echaron en falta nombres y rostros. Claro que sí. Pero ayer estaban los que debían estar, despidiendo a uno de los grandes, grandísimos, toreros que ha dado la Historia de la Tauromaquia y por la que ésta es buena parte de lo que es. Gracias a toreros así, la Fiesta Nacional tiene la grandeza que tiene. Gracias a Diego Valor; gracias a Diego Puerta.
Ver comentarios