Oreja al oficio de Álvaro Lorenzo en Sevilla

Álvaro Lorenzo se presentaba en la Maestranza. Le tomó el pulso a la noble embestida del primero de mitad de faena en adelante cuando empezó a sonar la música. Estuvo firme y asentado ante un novillo que pareció estar justo de fuerzas pero que aguantó cuando el toledano le acortó los terrenos. Abrochó por bernadinas muy ajustadas y comprometidas y la eficaz estocada le valió una oreja. Al cuarto lo llevó hasta la boca de riego con templadas verónicas en un emocionante recibo rematado a una mano. Hubo temple y se pidió música pero faltaron cosas: ligazón y un poco más de empuje al novillo.

Ginés Marín vino a por todas pero se conformó con una vuelta al ruedo. Comenzó la faena de rodillas casi en los medios. Serie larga y vibrante que continuó en dos series más con la diestra aprovechando la repetidora embestida de «Trianero» que arrancaron el pasodoble. A partir de ahí bajó el tono. El quinto fue el garbanzo negro del encierro.

El sevillano Pablo Aguado pechó con el peor lote. En el tercero estuvo bien a la verónica y en la única serie al natural que le permitió el astado, que fueron las mejores de la tarde, y poco acertado con los aceros. Como ya hizo el año pasado, se fue a los medios es recibir al sexto y de rodillas le dio varios faroles emocionantes. Fue lo más destacado, ya que sólo pudo dejar detalles con la muleta.