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ABC Cultural

El Divino Calvo, el genial torero que mataba miuras y no preguntaba de qué ganadero era el toro

«A mí no me dan miedo la divisas. Al toro que embiste por derecho lo toreo a mi gusto, y si me embiste torcío, no me paro a preguntarle de qué ganadero es pa juí...», dijo Rafael el Gallo

Rosario Pérez

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«Cuando andaban por los ruedos D. Luis Mazzantini, el Algabeño, Antonio Fuentes, Montes, Manchaquito y Vicente Pastor, entre otros lidiadores que se enfrentaban a toros de respeto y poderío, entre la dureza de un toreo predominantemente seco y recio, apareció la gracia señera ... de Rafael , que rechazó catalogaciones y excedió las estrecheces de las escuelas. Sus suertes no se comprendían en lo definible: ni sus actuaciones dentro de lo regular: era imposible encasillar en netas cuadrículas el garbo relampagueante ni sujetar a predicciones los inequívocos alardes de valor ni los celebrados eclipses del mismo. Tan genuinamente único era Rafael el Gallo que anduvo solo y revistió de inverosimilitud su imitación. Al lado de la gran pareja de astros de primera magnitud, de Joselito y Belmonte, Rafael vio su carrera diversa entre los polos de clamores hiperbólicos y de desastres ruidosos . No le estorbó el brillo más radiante porque él supo aureolarse de fulgor esplendoroso, ante el que se rendían joselitistas y belmontistas» .

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