Toros al borde del abismo en la Feria de Fallas

Por la tarde, la flojera de los toros de Juan Pedro Domecq impide que sigamos disfrutando. Es una historia repetida: reses que se sostienen con un hilo, al borde del abismo. Los tres que logran mantenerse en pie «se dejan» (¡horrible expresión!), con dulces embestidas, que no tienen que ver con la auténtica bravura. A los tres les cortan la oreja: una, Cayetano; una y una, con salida en hombros, Ginés Marín.

Un año más, en la única corrida que torea en Fallas, Ponce se estrella contra dos inválidos . De nada sirve su empeño ni el cariño de sus paisanos. El primero, muy flojo, vuelve a los corrales él solo: ¡vaya comienzo! El único consuelo es ver huir así a un «Nacionalista». Pero el sobrero, de la misma ganadería, también se derrumba. Enrique parece que juega al toro… sin toro. La única emoción estética la pone él. El cuarto sí embiste («se desliza», dicen ahora) pero sale cayéndose. La gran incógnita: ¿conseguirá mantenerlo en pie la sabiduría del maestro? Ni Enrique Ponce logra que ese descoordinado marmolillo sirva para algo. Se llamaba «Garrafo», como el vino de garrafa.

El segundo no da «Malos pasos» sino pésimos, también es un inválido, justamente devuelto. Ha pasado una hora y se ha lidiado un solo toro: ¡qué desastre! El sobrero, de Vegahermosa, se da dos costaladas pero luego saca genio, pega arreones. Cayetano se dobla , pasa apuros, no logra dominarlo. El quinto flaquea antes y después del caballo. Comienza la faena de muleta de rodillas y el toro también se cae: ¡lamentable! Dándole distancia, sí que va: Cayetano logra un trasteo vistoso, con algunos naturales, coreados con gritos femeninos. Como algunos políticos, mata a este «Mensajero»: la estocada caída, con derrame, no impide el entusiasmo popular y la oreja.

Una tarde más, el joven Ginés Marín demuestra su capacidad . Le tocan dos toros manejables. En el tercero, cita con el «cartucho de pescao» para un pase cambiado, enlaza naturales, se adorna con gracia y mata con decisión: justa oreja.

En el sexto, aplauden a su padre, el picador, por no picar . Gracias a eso, el toro aguanta algo. Ginés aprovecha las facilidades de un toro que va y viene, agarra otra estocada: otra oreja, ésta más benévola, le permite salir en hombros. Ha estado en su papel de joven que quiere subir y ha demostrado su capacidad.

Un festejo en el que se cortan tres orejas y hay una salida en hombros, ¿es una gran corrida? Todo lo contrario: un lamentable desfile de toros inválidos, que, felizmente, no dejará huella para el recuerdo. Si se buscan toros «colaboradores», con «toreabilidad», que apenas necesitan ser picados, es muy fácil que caigan en el abismo de la invalidez; los públicos, en el abismo del aburrimiento.

Sexto toro

Sale el último de la tarde, Noctámbulo, con el hierro de Parladé. De nuevo Ginés Marín se pone a torear sin probaturas. Faena desigual con un toro deslucidote. Las bernadinas finales, muy valeross y ajustadas, caldean el ambiente. Estocada. Oreja que le abre la puerta grande.

Quinto toro

Ya está en el ruedo el quinto, Mensajero, de 560 kilos. Cayetano brinda y echa las rodilas por tierra en el prólogo de faena a un toro que es flojo pero se mueve. Actitud y raza del torero dinástico, que gusta en algunos muletazos buenos, como unos naturales. Entregado y por encima Rivera de este Mensajero. Naturales a pies juntos y de frente mirando al tendido, de uno en uno. Estocada caída. Aviso. Oreja con leve petición de la segunda.

Cuarto toro

Sale el cuarto, Garrafo, castaño, número 143, de 583 kilos. Enrique Ponce brinda al público y pone toda su maestría al servicio del toro y la faena, pero este domecq está muy desfondado. Imposible levantar la actuación con el marmolillo. Alarga demasiado. Estocada. Palmas.

Tercer toro

Sale el tercero, Ojeador, de 538 kilos. Ginés Marín lo recibe con toreros lances a la verónica y recortes que provocan las palmas. Sin probaturas y a por todas en el prólogo, con un cartucho de pescado, sacándoselo por detrás a modo de pedresina. Fenomenal la faena del extremeño, dispuesto e inteligente, con series muy templadas y vistosas, adornándose con gracia. Estocada. Aviso. Oreja.

Segundo toro

Cayetano Rivera, siguiendo la línea de su padre, se marcha a la puerta de chiqueros, a portagayola. Tarde en salir el toro, Malospasos, número 69, negro mulato, de 541 kilos. Arrebatado, continúa a la verónica en pie. El toro también pierde las manos, flojea demasiado antes y después de varas. Cambia de tercio el palco entre el enfado del personal. Ante las protestas, cambia el toro. Sale un sobrero de Vegahermosa, Jurero, de 541 kilos, mermado de fortaleza también pero que no entrega. Cayetano se dobla en el principio de faena. Muy descompuesto, no permite el lucimiento y, además, se mete por dentro con peligro, pegando arreones y poniendo en apuros al torero, que abrevia. Mete la mano con habilidad en la estocada, aunque cae defectuosa y requiere del descabello. Estocada trasera y dos descabellos. Silencio.

Primer toro

Sale el primero, Nacionalista, de 570 kilos, castaño bragado. Blandea mucho desde el inicio y, ante las protestas del público, asoma el pañuelo verde. Sale un sobrero de la misma divisa, Jerezano, de 646 kilos. Muy grandón, se pega un volatín y no parece tampoco sobrado de fuerzas. Enrique Ponce, técnico y templado, lo cuida desde el inicio de faena a media altura. Una serie en redondo, con un precioso cambio de mano, hace que arranque la música, pero el toro no transmite casi nada: noble pero con poco fondo. Media estocada y descabello. Saludos

Paseíllo

Con lleno, hacen el paseíllo Enrique Ponce, de azul oscuro y oro; Cayetano, de añil y azabache; Ginés Marín, de narn y oro.

Cartel

¡Buenas tardes! Bienvenidos a la octava corrida de la Feria de Fallas. Cartel de mucha expectación con la máxima figura de Valencia, Enrique Ponce, Cayetano Rivera Ordóñez y Ginés Marín, frente a toros de Juan Pedro Domecq.