Cuajo de Cuadri, cuajado Moral
Cuajo de Cuadri, cuajado Moral
Quién le iba a decir a Emilio Muñoz que la cornada más sufrida de su vida le vendría fuera de la cara del toro en su treinta aniversario de alternativa. Porque Muñoz ha cumplido en silencio tres décadas como matador de toros (11 de marzo ... de 1979) alejado de luces y celebraciones. «Ca uno es ca uno». Y Emilio Temple es puro. Lo era en el ruedo y lo es en la calle (Pureza). Fiel a sí mismo. O sea, lo que los fieles del rebaño llaman «raro».
Ayer coincidimos de visitadores en la UCI con Diego Puerta. «Vaya tabaco, maestro», le espeté a Diego Valor, y según se lo decía me daba cuenta de que hablaba con el torero bragado al que nunca se le escapó un ápice de miedo por las cincuenta y tantas heridas de su carrera. Y le pregunté por aquella última de Zaragoza sólo dos días antes de despedirse en Sevilla un 12 de octubre. Su gesto explícito, con las manos vueltas hacia arriba a la altura de las rodillas para recomponer sus cosas en la cesta de los huevos, sólo necesitó de la apostilla que subrayaba su pundonor: «Me vacié un bote entero de anestésico de ése para torear. Pero en el quinto ya sangraba mucho...» Así que concluimos que Emilio Muñoz está para reaparecer. Aunque sea con uno de Bernardino Píriz con dos puyazos... Para el cuajo de la novillada de Cuadri aún es pronto, torero. Yo creo que los cuadri nacen ya hondos y con doscientos kilos. ¡Qué volúmenes! Y eso que habían rechazado otros tantos por exceso de peso.
Buen principio de corrida, y buenos principios en algunos novillos, y qué razón tienen los gitanos con su refrán: a partir del segundo la tarde cogió una pendiente lenta y espesa, y los prometedores inicios se desfondaban.
Frente al cuajo del primer novillo de Fernando Cuadri, Pepe Moral dio sobre todo imagen de torero cuajado y firme. La muleta por abajo siempre, aunque el toro, teniendo noble condición por el pitón derecho -por el izquierdo se metía más-, no terminaba de rebosarse ni rematar hasta el final. Moral fue entre altibajos hasta redondear una serie diestra fenomenal, y otra de buen y encajado trazo. Una extensión de más en la faena enfrió la historia, que pudo acabar en premio mayor que la vuelta al ruedo. Prometió el frentudo y tardo cuarto, que gustó de primeras. Desgraciadamente se paró y rajó en la muleta.
El otro cuadri notable de la tarde se jugó en segundo lugar. A Miguel Ángel Delgado le costó mucho cogerle el sitio, y cuando lo hizo soltó la izquierda con una muñeca grácil. El mayor pecado de Delgado es que está verde como las praderas. Se le perdona más la bisoñez que la insistencia. Volvió a soltar la izquierda con un quinto que se vino abajo después de cambiarlo de terrenos. Toma la alternativa en Córdoba. Ustedes verán.
Miguel Tendero se estrelló con el mulo tercero, que se quería quitar la vara y embestía a topetazos y saltos. Sin embargo se pudo ver al torero que proyecta ser con la zurda en el boyancón sexto, que embestía en la altura media sin chispa ni maldad. Tendero halló momentos casi de uno en uno siempre al natural, buenos momentos que calaron poco, como la lluvia sobre los paraguas.
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