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ABC Cultural

Feria de Burgos: la contagiosa felicidad de El Fandi

Desoreja a "Dulzón", un gran toro de Torrealta tras una volcánica faena en el broche del serial

El Fandi sale a hombros Efe

ROSARIO PÉREZ

«Yo soy lo que yo quiero». La famosa frase de «La vida es bella» bien podría aplicarse a El Fandi, un torero que se muestra transparente, tal cual es, y tal cual contagia a los públicos su felicidad. Sonreía David Fandila ... desde las tres largas cambiadas, enlazadas a unas sentidas verónicas en las que ganó terreno en cada lance. Y sonreían los repletísimos tendidos. La revolución continuó en unas lopecinas de alto voltaje, con una media de rodillas. Con los rehiletes se vivió un instante volcánico: en pie el Plantío y de hinojos el granadino en el prólogo de su entregada y entusiasta faena a un gran toro de Torrealta, una máquina de embestir, repetidor y emocionante, pese a no ser un superclase. Fandila trazó un festín de muletazos, con notables naturales y pases de pecho de pitón a rabo. Los oles se sucedían, la transmisión de «Dulzón» y el disfrute de El Fandi calaban hondo en los espectadores . Con listeza, se recreó en unos molinetes de hinojos, un desplante y unas valientes manoletinas que acrecentaron pasiones. «Dulzón» no paraba de acudir a las telas, puestas y dispuestas, y por un momento se presintió el indulto, pero todo quedó en vuelta al ruedo en el arrastre . La figura de Granada se ganó dos orejas tras enterrar un espadazo en medio del éxtasis colectivo de las peñas, de jóvenes, mayores y niños. El Fandi había sido lo que quiere ser, lo que ya es.

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