Iván Fandiño: «La paz me está costando mucha guerra»
El torero vasco regresa hoy a San Isidro con la misma ganadería con la que derramó su sangre y se proclamó autor de la mejor faena el pasado año
ROSARIO PÉREZ
Como aquel Tristán cuya sangre trenzaba con la de un oso en esas «Leyendas de pasión» en tiempos bélicos, Iván Fandiño es un guerrero mitad hombre mitad león. El Narasinja del toreo ahonda su mirada en las figuras donde se refleja su yo más salvaje. ... Nos hemos citado en la puerta de los felinos del Congreso de los Diputados, «el órgano que debe representar al pueblo, aunque no me interesa la política», advierte. Un grupo de curiosos que escucha la conversación aplaude su comentario mientras piden a Ignacio Gil «una foto con el maestro».
«He elegido el león como símbolo por su fortaleza»
El torero de Orduña posa a los pies de uno de los leones que custodian la Cámara baja, fabricado con los cañones que las tropas españolas incautaron en Marruecos como trofeo de la contienda y bautizados popularmente como Daoíz y Velarde, en honor a los héroes de la Guerra de la Independencia. La misma que rige los pasos de Fandiño, siempre por el camino de la libertad. «Estoy muy satisfecho por ello y mi conciencia está muy tranquila. No debo nada a nadie y sé que todo lo conseguido ha sido por méritos propios. No me estoy prostituyendo, no voy a la corriente de todo el mundo . Por mi manera de ser y por decir lo que pienso, a veces se me tiene como un bicho raro. En esta sociedad no estamos acostumbrados a encontrarnos a gente que venga por derecho».
Paladín de la pureza
Paladín de una pureza que ha pagado con tatuajes de fuego , sabe que el lema que gobierna su presente y su destino es el que bombea en la Monumental: «El canon del toreo se rige aquí, y lo que se hace en Madrid vale en todas las plazas, pero no lo que se hace en todas las plazas vale en Madrid. Es uno de los sitios en los que más tranquilo hago el paseíllo, porque saben catalogar lo puro, que al fin y al cabo es tan sencillo como ser uno mismo». ¿Compensa pese a percances como el del pasado año tras proclamarse autor de la mejor faena? «Por supuesto. La pureza siempre merece la pena . ¿Sabe cuál es mi único miedo?» Adelante... «El de la incertidumbre, no saber qué va a pasar. Hay una frase que me ha marcado mucho: “El miedo busca y el valor espera”. Se acopla perfectamente a mi situación real. La seguridad en uno mismo es lo esencial».
-¿Y qué me diría de aquella de «Si vis pacem, para bellum» (si quieres paz, prepárate para la guerra)?
-Es el padre nuestro de mis días. La paz mía me está costando mucha guerra. Defenderé lo que siempre ha sido justo en el toreo, porque hay cosas que claman al cielo. Para ello, debo estar preparado, con la mente muy fría e ir bien armado.
«La verdad, la sinceridad y la honestidad son las armas que deberían mandar»
-¿A qué armas se refiere?
-A las de la verdad, la sinceridad y la honestidad. Son cosas tan en desuso que a la gente hasta le sorprende verlas y escucharlas. Pero son las armas que deberían mandar en la Fiesta y en la vida.
Fandiño guarda silencio unos segundos y clava sus ojos antracita en los felinos. ¿Por qué el león como símbolo? «Por la fortaleza, por cómo defiende, porque cuando tiene que enfrentar la batalla, la enfrenta, y cuando tiene que defender, defiende». ¿Aspira a ser el rey de esta «selva»? «Esa es mi intención. No quiero ser esclavo de mis palabras, pero sé que estoy rugiendo y no es para que quede en vano. Soy consciente de que hay muchos depredadores, y eso me gusta pues significa que no paso inadvertido. El ser políticamente correcto hace que todo el mundo te dé palmaditas en la espalda; el defender tu posición y abrir caminos nuevos a muchos otros les molestará. Es lógico y lo asumo: en la dificultad de conseguirlo está también la paz». De pronto, su verbo sube de nivel para decir alto y claro que es «un hombre feliz». «Defiendo algo en lo que creo y no tengo nada que temer -subraya-. Donde llegue, lo haré con el cuchillo entre los dientes con el propósito de que 2014 sea mi año».
La presa mayor
Para ser dueño de esa meta es consciente de que se antoja imprescindible la presa mayor, la Puerta Grande: «La necesito por muchas cosas, para reafirmarme en lo que estoy diciendo y por lo que defiendo dentro y fuera de la plaza». De nuevo los tempos se calman cuando se adentra en el túnel venteño : «La primera imagen que se me viene es la soledad de mirar, en medio de la oscuridad del patio de cuadrillas, la luminosidad del ruedo. Esos son los momentos que hacen a un torero más fuerte, los que afianzan el corazón y la mente. Y más con una apuesta de este calibre de tres tardes en San Isidro, después de una Feria de Otoño en la que mis aspiraciones eran más que una oreja. Ahora es el momento de seguir escalando posiciones». Palabra de Fandiño, en busca de la corona madrileña que decide el reinado del toreo.
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