Antonio Ordóñez y su faena de Príncipe
Memoria histórica de Las Ventas, por Rosario Pérez y Ángel González Abad
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Corría el año 1960. Aquel 17 de mayo Antonio Ordóñez cuajó su obra más laureada en Madrid al bravucón «Bibilarga», de la ganadería de Atanasio Fernández . Apenas se veía desde el tendido, convertido en un toldo de paraguas bajo la tormenta, la ... dedicatoria ordoñista. La voz corrió rápido: «Ha brindado al Príncipe (el actual Rey, Don Juan Carlos)». «Faena de príncipe del toreo a Príncipe de sangre real» , esculpió Gregorio Corrochano en Blanco y Negro.
Ordóñez toreó al natural sin trampa y dio una lección de temple majestuoso , refrendado con un espadazo. Ya herido de muerte, «el toro le campaneó, le tiró y lo recogió». Por fortuna, no hubo cornada que lamentar. Sí se ganó dos orejas indiscutibles que le abrían la Puerta Grande . También inmortalizaría a «Tabaquero» , de Samuel Flores, y «Comilón» , de Pablo Romero.
La afición aún recuerda su capote brujo , la torería de sus desplantes o sus derechazos soñados. Antonio Ordóñez firmó una exclusiva con Nueva Plaza de Madrid de 40 corridas a 350.000 pesetas , con las que se compró la finca «Las cuarenta» . Con una personalidad que hipnotizó a la intelectualidad de la época, fue el primer torero en recibir la Medalla de Oro de las Bellas Artes.
Antonio Ordóñez y su faena de Príncipe
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