'Vuelan palomas': una obra magnífica, hipnótica y perturbadora

Es un ejercicio de limpieza, una catarsis de todas nuestras intimidades perseguidas, de todas aquellas heridas que no dejan de doler a pesar de los siglos

José Luis Gómez: «Todo hombre tiene derecho a la esperanza»

Lidia Otón y, detrás, Clemente García, Marco Toro y Roberto Mori, en 'Vuelan palomas' Sergio Parra

19/10/2023 a las 19:17h.

Texto José Luis Gómez y Javier Huerta Calvo
Dirección José Luis Gómez
Escenografía Elisa Sanz
Vestuario Deborah Macías
Iluminación Raúl Alonso
Proyecciones Jorge Vila
Composición musical y espacio sonoro Alberto Granados
Intérpretes Clemente García, Marco Toro, Roberto Mori y Lidia Otón
Lugar Teatro de la Comedia (Sala Tirso de Molina), Madrid

Excelente. 'Vuelan palomas', el espectáculo ideado por José Luis Gómez y del que ya dimos cuenta en ABC Cultural, tiene la belleza (incluso terrible), la intensidad y la fuerza de los grandes artefactos dramáticos. En él todo emociona, todo perturba, y hasta su sombría ... plasticidad, hasta el vasto retablo de los fantasmas de la historia de España se convierten en una fiesta teatral de primer orden. Impresiona cómo José Luis Gómez no solo da dignidad al género de los sermones, hasta ahora en los arrabales y los olvidos de nuestra memoria literaria, sino cómo viene a subrayar que el arte de predicar retrata nuestras histerias históricas, refleja verdaderamente la construcción de nuestras mentalidades, de un relato de país y de las vastas y múltiples geografías de nuestra lengua. 'Vuelan palomas' es, por ello, un ejercicio de limpieza, una catarsis de todas nuestras intimidades perseguidas, de todas aquellas heridas que no dejan de doler a pesar de los siglos. El resultado es magnífico, hipnótico, sombrío y perturbador.

Las interpretaciones de Clemente García, Marco Toro, Roberto Mori y Lidia Otón no descienden ni un peldaño de ser poderosas, de estar en un estado de gracia sin fisuras. En su voz, en sus gestos dan cauce tanto a la expresividad estética como a la aventura moral que se desarrolla en el escenario. Desde los púlpitos o desde la intimidad de las celdas de los conventos señalan nuestras violencias históricas, nuestros arrobos espirituales, esa unión de destrucción, gracia y sufrimiento que forma parte de nuestra leyenda. Su versatilidad interpretativa está en consonancia con la creación de unas atmósferas donde el horror de la tortura, la crucifixión y descendimiento de la cruz se unen a la sensualidad amorosa y al canto final por la dignidad que se recoge en las palabras de María Zambrano.

Con una escenografía que recrea las antiguas tapias llena de nidos, Vuelan palomas combina el intimismo y la monumentalidad, los infiernos de la naturaleza humana en estos trozos de planeta llamados España y América, con la elevación del espíritu sobre nuestra miseria ética. E íntimo, monumental y conmovedor es el espacio sonoro creado por Alberto Granados, una sonoridad donde lo barroco se vuelve trance, donde lo trance no olvida sus dimensiones religiosas. Realmente soberbio.

¿Qué somos, qué memoria tenemos de tanta sangre vertida, de tantos afanes por crear un país habitable, libre de la conciencia de tantos extremos religiosos e ideológicos? 'Vuelan palomas', de José Luis Gómez y Javier Huerta, donde la mano de Álvaro Nogales está marcando también su impronta, ha hecho de estas preguntas un espectáculo teatral memorable, verdadero, lúcido y audaz. Su éxito irá de boca en boca.