Raffaella Carrà revive a través del musical 'Bailo, bailo'

El filme se ha convertido ahora en un musical que, además, le 'roba' al cine un icónico local en la Gran Vía madrileña: el Capitol, reconvertido ahora en teatro. En él se pueden escuchar canciones como 'Fiesta', 'En el amor todo es empezar', 'Rumore', '¡Qué dolor!' y, naturalmente, 'Hay que venir al Sur'. El libreto lo han escrito el propio Nacho Sánchez y Federico Bellone, que también dirige el espectáculo y firma la escenografía junto a Clara Abbruzzese. Julio Awad es el director musical, y el resto del equipo incluye a Gillian Bruce (coreografía), Antonio Belart (vestuario), Valerio Tiberi (iluminación), Poti Martín (sonido) y Vito Lorusso (vídeo). El reparto está encabezado por Lydia Fairén, Dani Tatay, Naim Thomas, Pepa Lucas, Chete Gutzman y Natalia Millán (que repite el papel que ya interpretara en la película).

«Tengo muchísimos recuerdos de ella -dice Natalia Millán-; la recuerdo como alguien muy familiar, alguien muy divertido y, sobre todo, como una mujer diferente a todas las que salían en la tele. Fue el primer cuerpo de mujer que se veía de arriba a abajo en la televisión española; un cuerpo escultural que se movía de una manera libre, estética, tan divertida y tan bonita». Confiesa la actriz que, aunque tomó la decisión de dedicarse al baile y la interpretación al ver la película 'All that Jazz', cuando hizo 'Explota, explota' pensó: «¿Raffaella no dejaría una semillita en mí con aquel pelo liso, aquella melena cuadrada, aquellos monos con la pata ancha? ¿En qué medida aquella imagen no quedó en mi subconsciente? Yo creo que sí, que de alguna manera influyó en mí».

El musical cuenta a través de las canciones de Raffaella Carrá la historia de María, una bailarina joven, sensual y con ansias de libertad, a quien encarna Lydia Fairén. «La recuerdo -dice la actriz, forjada en el teatro musical, de 'Los miserables' a 'Company'- como una persona icónica y llena de luz. Todo el mundo sabía quién era por su melena, su acento, y por lo dicharachera que era; a mí me sorprendía mucho que fuera así en un país que no era el suyo, pero es que aunque fuera italiana para nosotros era una española más».

Asiente Federico Bellone, italiano nacido a principios de los ochenta, y que se enamoró del género en los programas de variedades que había en la televisión italiana, muchos de ellos protagonizados por Raffaella Carrá: «es alguien que me ayudó a conocer el teatro musical; pero tengo la sensación de que ha dejado más huella en España que en Italia. Por eso estrenamos 'Bailo, bailo' aquí en España».

El director del espectáculo dice que el público se va a encontrar con un musical clásico, «con gran espectacularidad, números de danza increíbles -tanto Natalia Millán como Lydia Fairén abren los ojos admiradas cuando hablan del cuerpo de baile, que remite, dice la primera, al televisivo Ballet Zoom-, cambio de escenarios... pero también mucha emoción, todo muy concentrado». No es un biopic, no se cuenta la historia de Raffaella Carrà, pero sí está su espíritu. «obviamente por la época en que está inspirada -dice Lydia Fairén-, pero también está ella tanto en el personaje de María como en el de Rosabella. María es un poco el alma de Rafaella, con su tipo de vida, su irreverencia, su empeño en ser fiel a sí misma; y a la vez Rosabella representa lo que ya fue cuando era una diosa de la televisión: su glamour, su elegancia. Los que han venido a ver las previas dicen que es un subidón».

«Se merecía este homenaje -añade Natalia Millán-, porque aparte de ser una mujer divertida, libre, decía muchas cosas en sus canciones, aparentemente insustanciales, pero que tenían mucha sustancia. Aquello de 'Para hacer bien el amor hay que venir al Sur, lo hay que venir al sur, lo importante es que lo hagas como que quieras tú' era, en aquella época, toda una novedad, una revolución feminista...»