'Un monstruo viene a verme', teatro para despertar conciencias entre los jóvenes

Ahora es La Joven, que comandan David Peralto (autor de la traducción de la obra) y José Luis Arellano (que dirige la función), quien la trae a España. El reparto lo componen Elisa Hipólito (que interpreta al protagonista, Conor), Eduardo Aguirre de Cárcer, Cristina Bertol, Roger Berruezo, Antonia Paso, Fernando Sainz, Raúl Martín, Nadal Bin y Leyre Morlán. En el equipo artístico figuran Juan Gómez Cornejo (iluminación), José Luis Raymond y Laura Ordás (escenografía), Ikerne Giménez (vestuario), Alberto Granados (música) y Álvaro Luna (videoescena).

La Joven, un proyecto que acaba de cumplir una década, busca ir más allá de lo teatral en sus producciones. «Nos interesa lo teatral, obviamente, pero nos interesa su aspecto social y la conexión entre el teatro, la cultura, y la sociedad -explica José Luis Arellano-. El germen de este proyecto fue nuestro encuentro con la Asociación Española contra el Cáncer, que nos contaron las dificultades que tenían para acceder a la juventud y la adolescencia y concienciarles -este mundo es mucho más críptico- de la importancia de esta enfermedad, porque los casos de cáncer entre los jóvenes por el tabaco o el vapeador han crecido mucho y al mismo tiempo ha disminuido el miedo a ella».

Ya rondaba entre los posibles proyectos de La Joven el texto de Patrick Ness. «Cuando conocimos la adaptación teatral -sigue Arellano- nos pareció tan bonita, tan liberadora y tan sanadora también, que creímos que este texto sería una manera magnífica de conectar el teatro y el cáncer y contribuir a concienciar sobre esta enfermedad».

'Un monstruo viene a verme' cuenta la historia de Conor, un chico de trece años que tiene a su madre enferma y que además sufre 'bullying' en el colegio; todas las noches recibe la visita de un viejo árbol que, transformado en monstruo, le cuenta historias que ayudan al niño a reunir el valor suficiente para enfrentarse a sus propios miedos. «En lo estrictamente teatral, resulta muy interesante el viaje que hace Conor para entenderse, para aprender cómo enfrentarse a sus miedos y afrontar la culpa y la responsabilidad que siente por la muerte de su madre», dice Arellano. Los coloquios que habitualmente mantienen los miembros de la compañía con los espectadores jóvenes van a tener una participación especial: «Va a haber dos psicólogos de la Asociación contra el Cáncer -cuenta el director-. Es un tema difícil de afrontar desde el teatro; nosotros podemos ponerle al alma una tirita, pero es importante ponerle una tirita médica o social».

En un mundo tan utilitarista como el que nos rodea, proyectos así refuerzan la labor del teatro, cree Arellano. «La forma que ha tenido siempre la sociedad de sanarse ha sido contándose historias a través de la literatura, del teatro, del cine después o incluso de la televisión. Nuestros proyectos quieren ir más allá del entretenimiento, que ya está muy bien: entretener es muy sanador. Pero nuestros espectáculos quieren ir un paso más allá, y 'Un monstruo viene a verme' lo hace de manera especial. Es un espectáculo que tiene un poco de todo, porque hace un homenaje a la literatura, hace un homenaje al ser humano, a cómo se enfrenta hacia los miedos ancestrales, y a cómo siempre ha utilizado la oralidad para sanarse; en este caso, con una enfermedad que nos atemoriza a todos, como es el cáncer».

Pero 'Un monstruo viene a verme' es, en esencia, «un espectáculo teatral puro», asegura Arellano. «Son nueve actores en un espectáculo grande en el que hacen muchas cosas. El texto está muy bien escrito, es muy sintético, y solo hemos hecho algunos retoques para intentar agilizar los tiempos y eliminar el descanso, tan arraigado en la cultura teatral inglesa. Pero no ha habido que tocar nada más».

Las virtudes meramente teatrales de la obra, explica el director, nacen en la propia calidad de la escritura. «Apuesta además a la oralidad y rinde homenaje en cada cuento a una parte de la literatura universal. Hay una parte que tiene que ver con Shakespeare, otra que tiene que ver con Dickens, otra con el teatro contemporáneo, incluso con Arthur Miller... Literariamente está muy bien escrita y nos da muchísimas pistas, dentro del juego teatral, para entendernos, para entender cómo somos, cómo funcionan las familias, las relaciones parentales... Y también tiene algo que ahora, en nuestros días, me parece necesario: momentos de extrema bondad. Dentro de la dureza del asunto, del juego, hay momentos en los que los personajes llevan a cabo actos de una bondad inusitada.

Habitualmente, los espectáculos de la compañía presentan repartos muy jóvenes. En esta ocasión el elenco incluye actores más veteranos. «Aportan muchísimo -asegura Arellano-. Siempre he sido proclive a unir generaciones, aunque a menudo los 'adultos' no estaban en el escenario, sino en otras áreas. Yo viví una época en la que los jóvenes empezaban en el teatro haciendo de Espadachín 8 mientras que Mario Gas o Nuria Espert interpretaban los personajes principales. Y eso a mí me aportó una gran riqueza; el simple hecho de estar observando a un actor con experiencia era muy rico. Y en La Joven intentamos hacer algo parecido cada vez que podemos».