«Terminator no es una mirada oscura sobre la condición humana»
En persona, Christian Bale no impresiona por su físico, pero es fácil ver de dónde procede la fuerza de sus interpretaciones. El galés (1974) mira con ironía a su interlocutor, desde un lugar que es difícil precisar pero que cabe imaginar lejos. Ayer habló en ... París el cuarto «Terminator» a un babel de periodistas llegados de toda Europa.
En los corrillos previos a los grupitos de entrevistas surgía recurrente la misma pregunta: ¿quién se va a atrever a preguntarle por su madre y su hermana? (fue arrestado en Londres poco después del estreno de «El caballero oscuro», denunciado por la sangre de su sangre, nunca peor dicho, debido a una supuesta agresión). La segunda opción para «calentar» a la estrella era recordarle su bronca con el director de fotografía de «Terminator Salvation», a quien le propinó la palabra fuck (que no deberían leer los niños bilingües) 37 veces en cuatro minutos.
Al final, Bale bateó con buen estilo todas las bolas que le llegaron, la mayoría facilitas, aunque se permitió el lujo de responder así a un periodista alemán que le preguntó si creía en el destino: «No creo que merezca la pena que conteste. Si digo que creo, me preguntarás por qué. Es una completa pérdida de tiempo entretenerse en saber si alguien cree en el destino o no. Si creo, lo haré digas lo que digas, y si no, tampoco me importarán tus malditos argumentos. No, creo que me abstengo de contestar. No me gusta la idea. Entiendes, ¿verdad?». Y todo eso, de buen rollo. Eso es un actor y lo demás son tonterías.
El protagonista de «El truco final (El prestigio)» quitó hierro al entrenamiento al que se somete en ocasiones: «Amo las películas. Disfruto rodando y a veces es necesario un pequeño cambio físico, ayuda a construir el personaje, pero no es necesario volverse loco». De hecho, afirmó que las películas de acción son «como cualquier otra, algunas fantásticas, otras espantosas». «No era un gran fan de Batman», añade, «y Chris Nolan la hizo increíblemente bien. Mi reacción inicial con Terminator fue negarme en redondo. Pero me insistieron mucho y para un actor es un reto hacer diferentes tipos de filmes. Todos pueden hacerse bien si tienen dentro a la gente adecuada».
«Terminator Salvation» también pone en cuestión a las máquinas y habla del miedo a que la inteligencia artificial se rebele contra la natural. Su protagonista, a años luz de tomarse demasiado en serio su trabajo (o el de los demás), insiste en que es algo «entretenido, pero nada más». «Por supuesto que cada progreso de la humanidad tiene su lado malo. Hay que considerar la intrusión que suponen los teléfonos móviles (él presume de no tener), pero también las máquinas ahorran una cantidad enorme de trabajo. Hay que plantearse si el progreso llega demasiado lejos, pero sin dramatizar».
A partir de ese punto, cada vez es más difícil sacar a Bale de su enroque: ¿Hobbies? «Sí, los tengo, como tú», le dice a un periodista alemán, «pero nada destacable». «No es una película oscura», rebate una vez más. «Es Terminator, por favor, y habla de la lucha de la humanidad por sobrevivir, pero no es una mirada oscura sobre la condición humana».
Al hablar de los guiones que lee, sin embargo, recupera el entusiasmo: «Si me gusta un papel, lo persigo hasta que lo consigo. Creo que cualquiera puede hacer cualquier película, por eso hay que luchar tanto. Necesito sentir pasión por lo que hago. Detesto a la gente que no muestra pasión por su trabajo».
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