El pececito Ponyo, la estrella de los canales en el Festival de Venecia
POR E. RODRÍGUEZ MARCHANTE
ENVIADO ESPECIAL
VENECIA. Sólo un superdotado, en el sentido mas honesto o menos vulgar de la palabra, puede entender los criterios de selección de Marco Müller, el director de esta Mostra (o sea, futuro ex director), capaz de hacer competir en ... la misma pecera al pececillo Ponyo de la película animada del japonés Miyazaki y a los personajes de Arriaga, de Ozpetek o los de Pupi Avati, tambien ayer en competición con «Il papa de Giovanna»... Los miembros del jurado, que no son más que eso, miembros, ¿serán también superdotados y sabrán colocar a cada pez en su pecera?...
A Marco Müller se le está quedando este festival demasiado al dente, y anda tan preocupado por encontrar autores en vez de películas, que puede convertirse en el mayor cazador de gatos de Venecia: lo malo es que luego es a nosotros a quienes nos los vende como conejos. En fin, ayer la figura era Miyazaki, con las aventuras de Ponyo y Sosuke en los mares del Japón. Buenos e imaginativos dibujos y una historia llena de ternura y buen rollo dirigida a niños de cinco años y a críticos de cine en general.
Lo bueno de que haya cine de animación en un festival es que suele tratar temas agradables y positivos, como la amistad, la solidaridad, y eso (el cine para «adultos» ha de tratar en los festivales asuntos feos, desagradables y cuanto más sucios y sórdidos, mejor). Y lo malo del cine de animación es que no trae estrellas, salvo las que ponen voces, caso que de ser japonesa la película se convierte en irrelevante. Pues, aquí lo tienen, la estrella que pudo presentar ayer Marco Müller en Venecia era un pececillo de color rojo: ni siquiera tenía habitación reservada en El Excelsior. Por estas y otras razones es por lo que el señor Marco Müller está empezando a sospechar que él no es la persona más lista que conoce, tal y como siempre ha creído.
Y tuvo suerte ayer con la película italiana a competición, la de Pupi Avati, «Il papa di Giovanna». No es que fuera buena, pero al menos el público la aplaudió. Le habían criticado no traer al festival cine italiano, y este año convocó todo aquello que encontró. El resultado hasta el momento es nefasto. «Il papa de Giovanna» aborda un melodrama interesante sobre un matrimonio con una hija algo especial; tan algo especial que se carga a su mejor amiga. De algún modo, y a pesar de la narración burda, o al menos vulgar, la película llega al espectador, especialmente por el personaje del padre y su profunda entrega por la chalada de su hija, y por el buen actor que lo encarna, Silvio Orlando. Francesca Neri, que hace de mamá de Giovanna, compitió por el estrellato del día con el pececillo rojo.
También se proyectó en la competición una película francesa «La otra», de Patrick Mario Bernarde y Pierre Trividic, un amarguísimo y plasta retrato de mujer madura que enloquece al terminar una relación con un hombre más joven que ella. La actriz Dominique Blanc sabe poner cara de loca de principio a fin, lo cual la convierte en aspirante al premio de actriz (siempre pendientes de que el pececillo Ponyo, por cierto, es hembra), y pocas cosas más de interés se pueden decir de «La otra», acaso que cuando se enfada coge un martillo y se da con él en la cabeza. Como se puede ver, la cordura y la sensatez no eran las mayores cualidades del personal femenino de las películas de ayer.
Lo más parecido a una película buena, saludable, útil y sin complejos artísticos ni de lenguaje se pudo ver fuera de la sección oficial, en la llamada Orizzonti. Se titulaba «In Paraguay» y era una especie de diario de Ross McElwee, el director, de su viaje con su mujer y su hijo pequeño a Paraguay para adoptar a su hija María. Todo en la película es interesante e inteligente, desde la descripcion de cómo se van amoldando al tiempo paraguayo (lo que iban a ser dos semanas acaba en una inacabable estancia), hasta una nueva manera de ver el mundo, sus gentes y su historia. Una cámara casera, una mirada limpia, una cultura aseada y sin tópicos, un respeto hacia sí mismos y los demás..., y algo suyo y auténtico que ofrecer a los demás.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete