El festival de Almada, gran cita del mapa teatral europeo
El certamen cumple treinta y cuatro años y presenta casi una treintena de espectáculos
JUAN IGNACIO GARCÍA GARZÓN
Treinta y cuatro ediciones ha cumplido el Festival de Teatro de Almada desde que en 1984 lo fundó Joaquim Benite , entusiasta e imaginativo hombre de teatro fallecido en 2012 y cuyo nombre lleva el teatro municipal de la localidad, centro neurálgico de ... un certamen que se ha consolidado como una de las citas más destacadas del mapa teatral europeo. Desde la orilla sur del Tajo, Almada se asoma al perfil populoso de Lisboa, la espléndida ciudad blanca que se extiende al otro lado del estuario como una minuciosa y bella maqueta colocada con mimo por un demiurgo con caprichos de urbanista fantasioso.
Un total de veintisiete espectáculos de teatro componen la programación de este año, complementada por cuatro propuestas de animación de calle y diversas actuaciones musicales. Compañías procedentes de Francia, Noruega, Bélgica, Argentina, Rumania, Inglaterra, Israel, Italia, Suiza y España, además de trece agrupaciones portuguesas, presentan sus trabajos del 4 al 18 de este mes. El festival tiene un presupuesto de 820.000 euros de diversas procedencias institucionales, una cantidad insuficiente para su director, Rodrigo Francisco , quien, según han recogido varios medios portugueses, ha subrayado que el Estado realiza hoy, a través del Gobierno, la misma aportación que hace veinte años.
En esta edición, el Festival de Almada rinde homenaje al gran artista plástico, escenógrafo y figurinista portugués António Lagarto con una exposición en la que pueden verse algunos de sus preciosos diseños para «Edipo rey», «Inés de Castro», «Romeo y Julieta», «Medea» y «Noche de Reyes», entre otras obras, y una instalación muy bella, «Los jardines de Narciso», compuesta por una extensión rectangular de piedrecitas blancas en uno de cuyos extremos un neón amarillo suspendido se refleja en un espejo negro; ambas pueden verse en las dependencias de la Escuela António da Costa , otro de los escenarios del certamen. Horas antes de la inauguración el pasado día 4, pude saludar a Lagarto, que allí estaba, sonriente y acogedor, recogiendo cuidadosamente él mismo, con su homenaje y su prestigio a cuestas y con total naturalidad, alguna colilla y otras impurezas que mancillaban la blancura de su propuesta artística. En fechas posteriores, al término de la función que toca cada día, nunca faltan espectadores que pisotean indiferentes el níveo jardín de Narciso. Si los viera António Lagarto...
En los últimos días, he podido ver espectáculos de muy diversa catadura, alcance y condición. Abrió el festival « Bigre - mélo burlesque », del autor, actor y director Pierre Guillois , que ha coescrito el texto junto a sus tres compadres de la compañía Le fils du gran réseau, también intérpretes del montaje, Aghate L’Huillier y Olivier Martin-Salvan . Es un espectáculo con ecos del humor gestual del gran Jacques Tati reinterpretado en clave catastrófica y escatológica, con momentos tiernos, disparatados y desopilantes; una especie de pulso entre el Gordo y el Flaco con un tercer vértice ocupado por la chica que ambos desean. Los tres viven en pequeñas buhardillas contiguas, lo que propicia, roces y frotes, disputas, rutinas vitales enfrentadas, hecatombes domésticas y una catarata de carcajadas, todo muy bien resuelto técnicamente.
De tono mucho más austero es la « Hedda Gabler » presentada por el noruego Visjoner Teater y dirigida artísticamente, concebida y protagonizada por Juni Dahr , adaptadora del texto junto a Tonje Gotschalksen , que también lo ha codirigido con la colaboración de los actores. El espectáculo, que se ha representado en Irán con las cabezas de los personajes femeninos convenientemente cubiertas según las normas islámicas, ya estuvo en el Festival de Almada el año pasado y ha vuelto en esta edición por votación popular. Los intérpretes abordan la obra de su paisano Henrik Ibsen con rigor metodista y contenida pero expresiva naturalidad en una propuesta de hora y media que ajusta muy bien las líneas de tensión de la pieza y deja claros los motivos de los personajes. Bien es verdad que el escenario ayuda lo suyo, pues se ha representado –a las tres de la tarde, una hora insólita para un espectador español, pero al parecer habitual en latitudes septentrionales y otras zonas del ámbito europeo– en una sala del centro de arte contemporáneo Casa da Cerca en la que caben unos setenta espectadores, de tal forma que uno parece hallarse en el salón de la recién estrenada casa de los Tesman y cuando se abren las puertas que dan a un amplio espacio exterior con vistas al Tajo y uno de los personajes habla de un fiordo noruego, la alusión resulta totalmente plausible. Dahr, respetada creadora que encarna a una Hedda de elegancia distante y notable empaque, ofrece varias clases magistrales de interpretación en la Casa da Cerca, dentro de la sección «O sentido dos mestres».
Montaje redondo el de « Historia del cerco de Lisboa », al que ya me he referido en ABC. La adaptación realizada por el español José Gabriel Antuñano de la novela de José Saramago era un reto complicado, pues el texto original no tiene diálogos y no parece tarea menor ahormarlo en una estructura escénica, pero el resultado bien merece la pena. Es un espectáculo rebosante de fina ironía, que indaga en las relaciones entre realidad y ficción, cuestiona las convenciones históricas comúnmente aceptadas y recoge una hermosa y divertida historia de amor. La puesta en escena de otro español, Ignacio García , es espléndida, ayudada por la escenografía cómplice de José Manuel Castanheira y los estupendos intérpretes de las cuatro compañías portuguesas aliadas en la producción –Teatro de Almada, Teatro de Braga, Teatro del Algarve y Teatro dos Aloés– que realizan un gran trabajo, encabezados por Luís Vicente, Elsa Valentim y Jorge Silva , encargado de encarnar sobre el escenario al mismísimo Saramago. Fue una función muy aplaudida por el público que llenaba el Teatro Joaquim Benite.
Total cambio de registro con « Operários », espectáculo performativo –ya sé que es una palabra no aceptada por la RAE, pero no se me ocurre otra que lo defina más cabalmente– de Miguel Moreira y Romeu Luna , de la Asociación Cultural Útero, fundada hace veinte años precisamente en Almada y habitual presencia en el festival a finales de los años 90, antes del despegue internacional de su trayectoria. Para conmemorar ese vigésimo aniversario, Moreira y Luna establecen un paralelo entre los «trabajadores que diariamente luchan por la vida y la dignidad de su vida» y «los artistas que intentan ocupar el vacío, dando un significado al mundo», y utilizan mucha agua y la maqueta de un barco para evocar los astilleros de Lisnave. El resultado es una propuesta tan rara como fascinante, tenebrosa y de espesa atmósfera religioso-ritual en algunos momentos, y luminosa y hasta humorística en otros en los que el pequeño escenario del Teatro-Estudio António Assuncão es inundado en una suerte de naumaquia. Una propuesta de teatro-danza en la que tienen cabida los desnudos y la música de Prokofiev, la repetición espasmódica de movimientos y el humo denso y fantasmal, las presencias inquietantes que parecen surgidas de las profundidades marinas y el fado, las alusiones a la identidad nacional portuguesa y el recitado de un único texto, extraído del «Heliogábalo» de Antonin Artaud.
« Moçambique », escrito, dirigido e interpretado por Jorge Andrade al frente de su grupo mala voadora (maleta voladora), bucea en su memoria personal y la imbrica en una ficción que se asoma a la historia reciente de la ex colonia portuguesa desde 1974, un año antes de su independencia, hasta hoy. La guerra civil, las interminables conversaciones de paz sucesivamente pospuestas en el escenario de las tensiones entre las grandes potencias, las penurias económicas y el sufrimiento de los seres humanos inmersos en una difícil situación integran una lectura política y vital teñida de sarcasmo y humor –son deliciosas las evocaciones de las campañas publicitarias internacionales del tomate triturado– y empaquetada a todo ritmo con frenéticas coreografías y un colorido vestuario de rabiosa inspiración africana. Este espectáculo, elegido el mejor del año pasado por la Sociedad Portuguesa de Autores , explota una descarada naturalidad metateatral y un optimismo a prueba de bombas, impulsado por la entrega de los intérpretes multirraciales.
El autor y director portugués Tiago Rodrigues , una de las más interesantes personalidades teatrales europeas actuales, está presente en el Festival de Almada por partida doble con « Bovary » y « La pierna izquierda de Tchaikovski ». La primera es una inteligente deconstrucción de la novela de Gustave Flaubert que, con dirección del propio Rodrigues, ha presentado en el lisboeta Teatro Nacional D. Maria II la compañía francesa del Théâtre de la Bastille en coproducción con la mencionada institución teatral lusa, de la que es responsable el dramaturgo. El proceso sufrido por el escritor, acusado de un delito contra la moral pública a raíz de la publicación por entregas de algunos capítulos de la obra en un diario, da pie al desarrollo del argumento de la novela, a explicitar los motivos adúlteros de Emma Bovary casi impelida en la función por la sosería de un marido bobalicón y, sobre todo, a una pugna entre moral y literatura, leyes y libertad de expresión artística. Rodrigues sirve su pieza con mañas posdramáticas y aliños humorísticos en una puesta en escena ligera y espaciosa, aunque no evita que en las larguísimas dos horas y media de representación pesen lo suyo las reiteraciones y la incontenible verbosidad. La Asociación Profesional de Críticos de Teatro, Música y Danza otorgó el año pasado a «Bovary» el premio a la Mejor Creación en Lengua Francesa.
« La pierna izquierda de Tchaikovski », también con texto y dirección de Rodrigues, es una delicada pieza para bailarina y piano en la que se repasan los miedos y dudas que acosan a una primera figura del ballet en el momento del adiós. El autor ha utilizado los testimonios de la intérprete de la obra, la bailarina francesa Barbara Hruskova , para elaborar un rico monólogo impregnado de valiente ironía, en el que la que fuera estrella del Royal Ballet de Flandes y la portuguesa Companhia Nacional de Bailado (CNB) desvela las emociones que inundaron su corazón cuando hace tres años puso punto y final a su carrera. Hruskova, muy expresiva y estupenda de presencia y compostura dramática, evoca el sentimiento de plenitud que experimenta con la danza, pero también el rosario de luxaciones, fracturas, dolores y espasmos musculares asociados a momentos de su vida y a piezas de ballet. «Cuando bailo –afirma– todo parece un sueño más, pero como tengo dolores, sé que es real». Así que baila, calzada solo con la zapatilla del pie derecho –la pierna diestra es su pierna buena, explica– y habla de sus imperfecciones y debilidades, de cómo se relaciona en francés con cada parte de su cuerpo, desvela que mantiene una relación magnífica con sus pies y confiesa que su imagen de la perfección es la bailarina Natalia Makarova , un ser, dice, de otro planeta. A su lado, el pianista Mário Laginha interpreta una partitura original mezclada con referencias a varios de los compositores que marcaron la trayectoria de Hruskova, como Prokofiev y, naturalmente, Tchaikovski. Este emocionante, ajustado y sensible espectáculo es la contribución del Festival de Almada al cuadragésimo aniversario de la CNB.
Llegada la hora de hacer las maletas para regresar a Madrid cuando el certamen almadense se dispone a atravesar el ecuador de esta 34ª edición, ondean en la programación algunas citas a priori muy interesantes, como, entre otras, « Svaboda », una creación colectiva argentina con dramaturgia y dirección de Bernardo Cappa ; « Karl Valentin Kabarett », aproximación a la obra y modos del creador muniqués a cargo del Teatro do Eléctrico, con puesta en escena de Ricardo Neves-Neves ; « Ricardo III está prohibido », de Matej Visniec , dirigida por Razvan Muresan , al frente del rumano Teatro Nacional de Cluj-Napoca; « Moeder », propuesta de la compañía belga Peeping Tom que, con dirección de Gabriela Carrizo , mezcla teatro, danza y cine; «Golem», primoroso collage escénico de la británica Suzanne Andrade que presenta la compañía 1927; « Por nascer uma puta não acaba a Primavera », espectáculo dirigido por Alexandre Tavares y Anouschka Freitas e inspirado en « Memoria de mis putas tristes » de Gabriel García Márquez ; « A morte do príncipe », un montaje de Ricardo Boléo que amalgama textos de Fernando Pessoa, Heiner Müller y William Shakespeare ; « Vangelo », un grito de amor fraternal encauzado por el italiano Pippo Delbono con su compañía; « Une île flotante », vodevil existencial del suizo Christoph Marthaler a partir de una obra de Eugène Labiche , en un montaje del Théâtre de Vidy-Lausanne, y « Sueño de una noche de verano », dramaturgia de Marco Layera sobre la pieza de Shakespeare, con escenificación de Marta Pazos , a cargo de la compañía Voadora, de Santiago de Compostela, que cierra el festival. Y esto es todo, amigos.
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