«Estoy seguro de que habrá cola para fusilar a Artur Mas»

La obra, estrenada hace unos meses en el Teatro Español , cuenta con la dirección de Juan Ramos Toro , del grupo Yllana, y está interpretada por Fernando Albizu, Jorge Machín, Ramón Merlo, Luis Mottola, Balbino Lacosta, Joshean Mauleón, Manuel Maestro, Ana Cerdeiriña y Paula Iwasaki . «Es una farsa transgresora, irreverente y divertida», asegura su autor.

«Trágala, trágala» cuenta la llegada a nuestros días del Rey Fernando VI I, que comprueba que las cosas no han cambiado demasiado en España en todo este tiempo. «Gira en torno a dos ejes -cuenta Ramírez de Haro, cuñado de Esperanza Aguirre -: la Inquisición , que sigue dominando España, y la desmemoria . Si miramos hacia el futuro sin tener en cuenta nustro pasado, estamos condenados a una nueva guerra civil».

Para esta reposición, Ramírez de Haro ha retocado la obra, convertida ahora «en un gran espectáculo musical ». Está situada, cuenta, entre las pasadas elecciones catalanas y las próximas elecciones generales , y ha añadido nuevas escenas a lo que se pudo ver en el Teatro Español.

Entre estas escenas, está el fusilamiento de Artur Mas. «Es una farsa política; ante esta situación, Fernando VII dedide ese fusilamiento , al que no hay más remedio que llegar porque Mas se salta la ley a la torera. Y claro, como Montoro no baja el IVA cultural y no podemos tener a más actores, pedimos voluntarios entre el público. Estoy convencido de que habrá colas para "fusilar" a Mas. Los españoles están muy hartos y frustrados con la situación; Mas no solamente se salta la ley, es que además es muy cansino ».

Rechaza Ramírez de Haro el cartel de provocador . «Estoy en la tradición de Aristófanes, es mi sello. Pero no hay provocación, es lógica histórica. Los catalanes, periódicamente, se han rebelado , y solo se han resuelto los problemas cuando se ha hecho cumplir la ley». Es paradójico, dice el dramaturgo, que los nacionalistas catalanes sean los más españoles , en el sentido de que son herederos de la Inquisición, defienden la pureza y son ellos los que deciden quién es catalán y quién no».

La fórmula para resolver la situación política -no solo la catalana- es, según Ramírez de Haro, el humor . «Por lo menos, riámonos un poco. Sobre todo los políticos, a los que les hace falta sentido del humor».

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