«Kathie y el hipopótamo»: la verdad de las ficciones
Se estrena en Matadero la obra de Mario Vargas Llosa, protagonizada por Ana Belén y Ginés García-Millán
JULIO BRAVO
En 1959, Mario Vargas Llosa se instaló en París. Contaba con el dinero de una beca que finalmente no llegó. «Me quedé varado allí -relata el premio Nobel-. Lo pasé muy mal y durante un año tuve que ganarme la vida e hice oficios muy ... pintorescos. Trabajé, por ejempo, recogiendo periódicos; era un trabajo que tenía la Unión de Estudiantes para estudiantes menesterosos. Luego vendía el papel al peso. Uno de esos trabajos alimenticios fue trabajar para una señora, cuyo nombre no voy a decir, que había hecho un viaje, enviada por su familia, por lugares exóticos, y quería escribir un libro contando sus historias. Tenía las ideas pero le faltaban las palabras. Y me contrató para que yo las pusiera, y durante un tiempo trabajé para ella, no recuerdo si una hora o dos al día. A veces me pagaba por el tiempo y a veces por palabras. Le estoy muy agradecido porque me permitió muchas veces ir al comedor de estudiantes o pegarme un duchazo en el hotel donde vivía; la ducha en ese hotel era más cara que el restaurante. Desde que yo pasé por esa experiencia, pensé alguna vez que quería contar esa historia; y yo sabía que tenía que hacerlo en una obra teatral».
Este es, pues, el origen de «Kathie y el hipopótamo», la obra que el martes se estrena en las Naves del Español, en Matadero, dentro de la integral de la obra teatral de Vargas Llosa que el teatro quiere acometer, y que empezó la pasada temporada con «La Chunga». Magüi Mira dirige la función, que está interpretada por Ana Belén, Ginés García Millán, Eva Rufo, Jorge Basanta y David San José. Supone el estreno en España de una obra que se estrenó en 1983 (protagonizada por Norma Aleandro).
Vivir otras vidas
La obra habla, según el escritor, sobre «ese anhelo que tiene el ser humano de vivir otras vidas y protagonizar apasionadas aventuras. Cuando escribí la pieza, ni siquiera sabía que su tema profundo eran las relaciones entre la vida y la ficción, alquimia que me fascina porque la entiendo menos cuanto más la practico».
Magüi Mira, la directora, dice que el texto le tocó el alma cuando lo leyó. «Mario ha escrito teatro puro; nos habla de la necesidad que tenemos todos de hacer teatro. Siempre nos inventamos otras historias; hasta cuando dormimos, el cerebro sigue fabricando sueños».
Vargas Llosa cuenta que Magüi Mira le ha añadido a la obra mucho humor, y ahonda en lo que ella dice: «Somos lo que actuamos y lo que sentimos, pero también lo que soñamos. La ficción es un ingrediente esencial de nuestra existencia. Nadie está contento siendo solo lo que es».
Historias y géneros
El autor insiste en que cada obra nace con un género debajo del brazo. «Hay historias que solo pueden ser novelas, y otras que han de contarse en el teatro; ésta es una de ellas. No sé por qué, en el teatro puede expresarse de manera más evidente y más flagrante este deseo del ser humano por ser otra persona».
«No podemos vivir sin ficciones -prosigue el premio Nobel-. Está en el origen de la civilización; lo humano comienza cuando nuestros antepasados descubren un lenguaje para comunicarse, y empiezan a contarse cuentos. Creo que es una manera de romper el statu quo, de empezar a moverse y a progresar; la ficción crea en nosotros una necesidad de cambio, de tener algo que no tenemos. Se puede decir, sin exagerar, que la ficción es el motor de la civilización y del progreso».
Ana Belén tiene una relación especial con el teatro Español, porque en su escenario dio sus primeros pasos como actriz de teatro. Ahora debuta en Matadero, este «hermano menor» de esas emblemáticas tablas. De su Kathie dice que «me divierte, la entiendo, la detesto por momentos... Es una mujer muy reconocible en sus aspectos y sus contradicciones».
«Kathie y el hipopótamo»: la verdad de las ficciones
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete