Asier Etxeandía, un cuchillo sobre la piel
El actor vasco triunfa en el teatro de La Latina con «El intérprete»
JULIO BRAVO
Pocas veces se vive en un teatro tal explosión de emociones y sensaciones como las que Asier Etxeandía despierta en su espectáculo «El intérprete» (los viernes, hasta el 31 de mayo, en el teatro de La Latina). Se trata de un artista descomunal, que en ... este singular concierto-monólogo (por intentar encerrarlo en una definición) muestra su infinita paleta de colores interpretativos a lomos de un variadísimo puñado de canciones, que van desde Madonna a Chavela Vargas, desde los Rolling Stones hasta Charles Strouse.
Un recuerdo de su infancia («De pequeño me ponía cara a la pared en mi casa y cantaba») le sirve de excusa para esbozar las líneas maestras de «El intérprete». El crooner al más puro estilo de los años cincuenta (así aparece en escena) se va transformando poco a poco en un intérprete salvaje, inaprensible, con una infinita capacidad para jugar con los espectadores («mis amigos invisibles»), rendidos a su mágico conjuro.
«El intérprete» es un término que se queda corto para definir a Asier Etxeandía, que sobre el escenario se presenta como un artista poliédrico: arrollador, felino, dulce, cavernoso, afilado, arañador, irreverente, travieso, divertido, ocurrente, brillante, agotador, explosivo, magnético, punzante... Casi todos los adjetivos (menos los sinónimos de soso, aburrido o convencional) le cuadran. Su interpretación atraviesa la piel de los espectadores como un cuchillo y es a la vez un gancho que les saca las emociones: el patio de butacas es en muchos momentos una incontenible fiesta con todo el público bailando a su ritmo, contagiados por su energía. Logra momentos verdaderamente únicos, especialmente en su conmovedora versión de «Luz de luna» (dedicada a su madre) o la indomable «Sympathy for the Devil», de los Stones; también consigue momentos sorprendentes, como cuando transforma «Tomorrow», del musical «Annie» -transformada a menudo en ñoña- en una canción umbrosa e inquietante.
Asier Etxeandía se dio a conocer en la escena madrileña con su magnética interpretación del maestro de ceremonias en el musical «Cabaret». Ha trabajado con Tomaz Pandur en cuatro montajes («Infierno», «Barroco», «Hamlet» y «Medea»), con Tamzin Townsend («El sueño de una noche de verano») y con Blanca Portillo («La avería», interpretación por la que logró el Max y el premio de la Unión de Actores al mejor actor). Y actualmente ensaya «La chunga», de Vargas Llosa, en el Teatro Español. Ha intervenido también en diversas películas y series de televisión.
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