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ABC Cultural

Los Neptunos con bigote de las playas que aterraban a los niños

Decíamos ayer

Bañadores de carne y hueso campaban tiempo atrás junto a las olas para zambullir a los pequeños en el mar las nueve veces que prescribían los médicos

El Marie Kondo de los baúles

Un bañero espera a dos señoras mientras otros bañan a niños y mayores junto a las olas en San Sebastián en 1918 ABC
Mónica Arrizabalaga

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«Estoy viendo saltar, correr, jugar a los niños en la playa. Los veo entrar en el agua al encuentro de las olas con intrepidez y despreocupación, como viejos lobos de mar. Ninguno chilla, ninguno se repucha. Sus rostros, sus brincos, muestran contento, alegría desbordante. ... Los veo y me hago cruces». La estampa que contempló Antonio Díaz-Cañabate en 1975 antes de escribir estas líneas, como la que cualquiera puede observar hoy en cualquier playa española, era muy distinta al espanto que vivió en los veranos de su infancia. «¡Dios mío de mi alma, lo que pude yo sufrir de niño bañista! ¡Qué perra cogía al llegar a la playa! Esa perras, estas llantinas infantiles eran la música que llenaba las playas (...) ¡Qué suplicio tener que soportar durante nueve minutos el violento golpear de las olas tenaces, incansables!».

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