Muere Aribert Reimann, uno de los más destacados compositores alemanes de nuestros días

Aribert Reimann nació el 4 de marzo de 1936 en Berlín. en una familia de músicos de Berlín. Su madre era cantante y su padre profesor de música eclesiástica y director del Domchor [coro de la catedral] de Berlín. Estudió junto a Michael Raucheisen, Ernst Pepping y Boris Blacher. Éste úlimo estaba asociado al estilo moderno funcional, pero pronto instó a su alumno a encontrar su «propio lenguaje».

Según la biografía que presenta Schott, Aribert Reimann logró este objetivo muy pronto en su carrera. Su lenguaje musical se apartaba de las rigurosas estipulaciones que se pretendían en Darmstadt. Siendo diez años más joven que compositores como Hans Werner Henze, pudo sortear todas las formas de confrontación directa, pero su decisión de evitar una orientación a una escuela concreta tampoco fue tomada a la ligera. Reimann se convirtió en un solitario cuya trayectoria durante las siguientes décadas se caracterizaría por su personalísimo sentido del individualismo.

Reimann no era un compositor fundamentalmente político, pero su obra también incluye composiciones que abordan los temas candentes de su tiempo, como ejemplifica de manera impresionante su 'Requiem Wolkenloses Christfest', escrito en 1974 durante la guerra de Vietnam. No obstante, el músico aspiraba a lograr una actualidad atemporal más que a una participación percibida en asuntos de actualidad, lo que podría explicar por qué seleccionaba principalmente sus temas del canon de la literatura universal, en particular dentro de un contexto operístico.

Destacó el compositor como autor de óperas: «era un narrador y confiaba en la magia indestructible de las palabras y, sobre todo, en la voz humana». Llevó a escena toda una serie de grandes protagonistas femeninas trágicas con 'Melusine' (1970), 'Troades' (1985), 'Bernarda Albas Haus' (1998/2000) y 'Medea' (2007/09).

El gran avance de Reimann, cuenta su editora, se produjo en 1978 con su ópera 'Lear'. Dietrich Fischer-Dieskau no sólo inspiró la obra, sino que también cantó el papel principal en el estreno mundial en Múnich. Reimann encontró un lenguaje musical intensamente convincente para el tema profundamente perturbador de la obra -«el aislamiento de un individuo en absoluta soledad, expuesto a toda la brutalidad y dudosa naturaleza de la vida»- empleando una paleta tonal que va desde las violentas aglomeraciones de sonido hasta los momentos de más delicada calma.

El amplio espectro de las composiciones instrumentales de Reimann abarca desde los solos sin acompañamiento (por ejemplo, para violonchelo, clarinete y oboe), pasando por la música de cámara y los conciertos para solista, como los dos Conciertos para piano (1961, 1972) y el 'Concierto para violín' para Gidon Kremer (1995/96), hasta las formas orquestales a gran escala, como las 'Variationen für Orchester' (1975) y las 'Zeit-Inseln' (2004), pero el compositor evitó por completo géneros tradicionales como las sinfonías o los cuartetos de cuerda.

La maestría de Reimann en el tratamiento de la voz humana le permitió trabajar con cantantes de renombre como Dietrich Fischer-Dieskau, Elisabeth Grümmer y Brigitte Fassbaender. Realizó innumerables grabaciones como pianista de lied, demostrando la inusitada amplitud de su repertorio, compuso papeles virtuosos pero nunca insonoros para cantantes frecuentemente jóvenes como compositor de lied y ópera de gran productividad y, en su calidad de profesor en los institutos de música de Hamburgo y Berlín, acabó por formar a toda una generación de cantantes para los que la música contemporánea se estableció firmemente en el repertorio desde el principio.