Luis Miguel, maestro cantor en el Bernabéu

Su arte, ancestral, se resume en dos ideas: el amor y el canto. Su música trasciende géneros, épocas y clichés, y es la banda sonora de mil y un romances. Este sábado, Luis Miguel, maestro cantor, continua su gira española en el Bernabéu, la nueva capital en la capital.

Arranca con 'Será que no me amas', divertida y eléctrica, y 'Amor, amor, amor', más romántica y dentro del estilo. Luis Miguel canta con aires de triunfo en dos versiones de raíz afroamericana y en la pista ya sobran todas las sillas.

Sigue 'Suave', con un toque funk que le sienta muy bien a su voz, y 'Culpable o no', una grandiosa balada.

En la banda están todos los que caben. Vientos, unas coristas de altura, percusión, cuerdas, mariachis… todos tienen su momento, pero de forma coral se muestran muy sólidos, abarcando todo el registro y dando sensación de mucho poderío. El sonido del estadio, ya que estamos (y para sorpresa de nadie), es deficiente, aunque cómo no imaginar un gol.

Hacia la mitad, el cantor mexicano hila varias baladas clásicas para la ovación de crítica y público. A juicio de quien les escribe, no es este su mejor registro, pero sí el que le ha convertido en leyenda.

'Como yo te amé', 'Todo y nada' y 'Nosotros', cantadas sin pausa y con ojos de seductor, son letales. El sector femenino platoniza, imaginando tórridas aventuras. Yo siempre lo tuve claro, aunque mirando al apuesto mexicano, empiezo a entender cosas.

Sigue con otro medley, este más acelerado y funky, mostrando de nuevo que le sienta bien correr. Emociona menos que el tempo lento, claro, pero canta con gran decisión y energía.

Las pocas dudas que había sobre su voz quedaron disipadas pronto, pero por si acaso, llegando al final deja una versión de 'Entrégate' que espero que aparezca hoy por YouTube. Su figura ha ido creciendo a lo largo de la noche y ahora está en modo exhibición.

Salen después los mariachis y el Bernabéu, que hace mucho que es una fiesta, se vuelve cantina. Luis Miguel desaparece unos minutos y reaparece fresco, ya sin chaqueta y corbata, para rematar una buena faena. 'La Bikina' y 'La media vuelta', siempre bajo la sombra de José Alfredo, cierran el bloque azteca antes del final, que son los éxitos que faltan. 'La incondicional', lacrimosa, 'Te propongo esta noche', de lo mejor del concierto, y 'Cuando calienta el sol', clásico sin florituras, bajan el telón.

Es difícil saber dónde empieza algo, y menos en el arte, siempre esquivo. Pero la magia del cantor está en el ADN, como un buen poema, un chaparrón de agosto y un bolero anónimo.