música popular
El «Sexo sentido» de Raphael
El cantante de Linares pone al público en pie en su reencuentro con el Teatro de La Zarzuela
El «Sexo sentido» de Raphael
Está La Fenice y el Fetiche. Lo es para Raphael el Teatro de la Zarzuela: «Aquí empezó todo… Siguió siéndolo cuando volví a la vida. Y lo vuelve a ser porque he vuelto con Manuel Alejandro». Se dejaron tras «En carne viva», pese al empeño ... de Paco Gordillo de reunirlos. Estaban enfadados. Por eso el nuevo disco, «El reencuentro», está dedicado a Gordillo, hacedor de sus carreras. Por eso la primera canción se titula «Enfadados».
Pero no era un concierto de canciones nuevas, era un recital de Raphael. Y uno para grabarlo (lo estaban haciendo). Uno para recordarlo. Si hay cuatro jueves que relucen más que el sol, en España hay dos Rafaeles que encandilan. El mismo día, Rafa (Nadal) se lució en Roma, y Raphael, en Madrid. Con sus amigos, con su familia, con personas de todas las edades, con gente venida hasta de Rusia. Con una bandera ondeando unos segundos en el patio (por un momento pareció Eurovisión). Con un Raphael pletórico. Al niño de Linares parece que le han puesto el hígado de Superman.
Tras los acordes de «Yo soy aquel», empezó con «Mi gran noche». Y ya todo el mundo estaba aplaudiendo y cantando de pie. Así hasta el final. Si no cantaban con las nuevas, las aplaudían tanto como a las clásicas o las rarezas (las viejas del compositor que Raphael ya no canta). De momento, de las recién estrenadas, con la que más «raphaelea» el de Linares es con «Sexo sentido», mezcla de recitado y cantado lúbrico. Raphael es capaz de tener una escalera en el escenario, subir y bajar contoneándose y no parecer una vedette. También de cantar «Sexo sentido» y no parecer un viejo verde . «¡Robert Redford!», le gritaban. O «Eres la voz».
Con «Hablemos del amor», en la pantalla gigante se veían unas vidrieras que si no hubieran sido de película habrían estallado. «No te vayas nunca», le decían. Casi no lo hace. Eran las 22.30 y llevaba más de dos horas de insuperable concierto. Llegó entonces el doctor Enrique Moreno. Todavía escucharía tres canciones del Iron Man de Raphael. Una hora más que Enrique Iglesias.
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