¿Queda alguna esperanza para los festivales de verano?
En España no ha habido un fondo de cancelación con fondos públicos, que en otros países sí ha existido y ha dado confianza al sector
Mientras Cruïlla o Sonorama apuestan por seguir adelante, la mayoría están cancelando o están a punto de hacerlo
Nacho Serrano
Tras el fin del Estado de Alarma, los amantes del 'festivaleo' veraniego buscan dónde ir como un pato mareado. Pero la cuestión es, ¿qué se puede hacer ahora? Si no hay criterio ni norma estatal que regule la celebración o no de estos eventos, ¿ ... a quién hay que atender para saber si un festival se podrá hacer o no? La respuesta es evidente: a las Comunidades Autónomas. Pero ni siquiera esto termina de aclarar las cosas.
En Madrid, por ejemplo, la normativa autonómica prohibe reuniones de más de 6.000 personas, pero el Mad Cool , que está previsto para el segundo fin de semana de julio sigue sin cancelarse. En Cataluña siguen adelante Vida Festival y Canet, y el festival Cruïlla es el que va más lejos, ya que pretende reunir a 25.000 personas al día en las mismas fechas, y sin distancia social. «Ahora estamos listos para dar un paso más. El festival Cruïlla se celebrará el 8, 9 y 10 de julio en Barcelona con 25.000 personas cada día y sin distancia. La gente podrá saltar, bailar y abrazarse, como antes», asegura su director Jordi Herreruela, que pretende usar la misma fórmula del concierto-experimento de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi, haciendo test de antígenos previos a todos los asistentes, que se podrían efectuar en farmacias.
Pero ¿es realmente factible? «Quien debe valorar si se permite o no al Cruïlla llevar a cabo el festival siguiendo ese protocolo, es la autoridad sanitaria catalana», explica Manuel López, del despacho de abogados Sympathy for the Lawyer. «En Madrid, Mad Cool podría intentar lo mismo, pero por sus características, es muy complicado».
Los responsables de Sonorama Ribera, que tiene fechas del 13 al 15 de agosto en Aranda de Duero (Burgos), también están trabajando en la edición de este verano «con mucha prudencia» y la idea de «eliminar la distancia social», siguiendo la estela del concierto piloto de Love of Lesbian. «Habrá un Sonorama Ribera, pero no sabemos si será para 2.500 ó 5.000 personas. Todos estamos familiarizados con los test de antígenos y estas cosas; las herramientas están ahí y hay que utilizarlas para seguir trabajando», asegura Juan Carlos de la Fuente, coordinador de producción ejecutiva y responsable de las relaciones institucionales del festival.
El gran problema al que se han enfrentado todos estos festivales, según Manuel López, es que en España no se han tomado ciertas decisiones que en otros países han sido muy positivas, y que de haberse tenido en cuenta en el nuestro, podrían haber ayudado a una reconversión coyuntural para este año. «La más importante es que no se ha creado un fondo de compensación por cancelación con fondos públicos, cosa que sí han hecho en Alemania, Francia, Noruega, Austria, Estonia, Inglaterra, Holanda y Dinamarca. En esos países, ese mecanismo ha inyectado moral confianza al sector, aunque en muchos casos ni siquiera haya llegado a usarse ya que las cifras de la pandemia no han permitido hacer planes», apunta López. «Los festivales españoles de este verano, sobre todo los más grandes como Mad Cool o Arenal Sound, requieren muchos meses de pre-producción . Si hubiera habido un fondo de compensación podrían haber intentado adaptar un poco sus ediciones a la realidad de la pandemia, pero sin tener ese mínimo de seguridad, nadie se ha atrevido a arriesgar».
«Ese mecanismo debería haber estado disponible desde principios de este año, pero no ha sido así. Las promotoras y oficinas de management podrían haberse puesto a trabajar en marzo para presentar un protocolo a sus Comunidades Autónomas ahora, en junio, pero no lo han hecho porque el marco era totalmente inseguro. Si sabes que no va a haber ningún respaldo económico si al final tienes que echarte atrás por la evolución de los contagios, no te pones a trabajar. Así, hemos perdido una oportunidad potencial para actuar según estuviera la situación. En España se solicitó la creación de este fondo de compensación, pero no hubo respuesta por parte del Gobierno, que por otra parte, no ha propuesto medidas de apertura progresiva como sí ha hecho con los eventos deportivos, y ni siquiera está proponiendo un criterio unificado de medidas para todo el país, para que las bandas puedan planificar sus giras con un mínimo de información», añade.
Las salas de conciertos
«Lo van a pasar mal porque los criterios son más restrictivos al no estar al aire libre», dice López, que no obstante señala que «hay medidas de seguridad que se pueden aplicar sin ningún problema para que sigan funcionando». Además del experimento del Palau Sant Jordi, se hizo otro en la sala Apolo con similares resultados. Y hace unos días, en Girona se reunieron unas doscientas cincuenta personas en el Festival 'La Mercé Electrónica', tras certificar con pruebas PCR que sus asistentes se encontraban libres del Covid-19 y en donde se les pedía, entre otras medidas de seguridad, llevar mascarillas FFP2, que únicamente podían quitarse en la zona habilitada para el bar, situado al aire libre, ya que de momento no se podían llevar las bebidas al espacio reservado para el baile, ni se podía fumar en todo el recinto.
Por otra parte, en Wuhan (China), origen y epicentro del Covid, también recientemente se celebró el festival de música electrónica 'Strawberry', con más de once mil personas congregadas en un mismo recinto, el cual nos dejó imágenes propias de la era pre-pandemia.
«Los purificadores de aire en estos conciertos han jugado un papel importante y fundamental en la seguridad de dichas pruebas piloto», asegura la empresa de origen alemán Trotec, que fabrica sistemas purificadores de aire de alto rendimiento, que eliminan las partículas virales que pueda contener el aire. Su sistema está altamente recomendado por la OMS gracias a su filtro HEPA H14, usado en espacios tan importantes como quirófanos y aviones. Dichos filtros son certificados según EN 1822 y todos han pasado su correspondiente prueba de eficiencia, siendo estos los mejores del mercado actualmente.
Los epidemiólogos y médicos advierten que los gimnasios, locales de ocio nocturno y restaurantes se pueden convertir en los llamados 'puntos calientes' después de una relajación de las medidas de la pandemia. De ahí que cada vez mas locales y espacios cerrados, como el caso del reconocido tablao flamenco madrileño El Corral de la Morería, hayan optado por esta tecnología alemana entre las diferentes medidas anti-Covid obligatorias para la celebración de espectáculos en su interior.
La opinión de la epidemiología
A pesar de las opciones que pueden estudiarse para las salas, «para tener un regreso seguro de los eventos musicales hay que priorizar el aire libre», opina el epidemiólogo Joan Caylà, ex-jefe del Servicio de Epidemiologia de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Epidemiología. «En esos conciertos tendrá que haber test de antígenos previo y mascarilla FFP2, pero la valoración más importante es la incidencia que se tiene en la Comunidad Autónoma donde se pretenden realizar. No es lo mismo la comunidad valenciana, que tiene 29 casos por cien mil, o País Vasco, que tiene 300. Los primeros festivales deberían hacerse en comunidades con incidencias muy bajas, y en base a las conclusiones que se saquen de ahí, ir creciendo. Y todo esto, bajo la presunción de que no va a haber una quinta ola, evidentemente».
En el caso de Cruïlla, con 25.000 personas al día, Caylà cree la logística necesaria para llevarlo a cabo es «impresionante, aunque no imposible», pero señala que para tal empresa habrá que actuar «con una precaución extrema y evaluar todas las posibilidades al milímetro». De cara a la celebración de festivales con más libertad de movimientos en agosto o septiembre, Caylà cree que la clave estará en la observación de «lo que está ocurriendo en Estados Unidos e Israel», que están en un 35 y un 50 por ciento de población vacunada, respectivamente. «Nosotros estamos en el 15 por ciento, muy lejos todavía», señala el epidemiólogo. «Lo ideal, si queremos celebrar eventos musicales masivos en septiembre, sería tener la inmunidad de grupo a finales de junio, pero eso, a día de hoy, es prácticamente imposible».
A los jóvenes (y no tan jóvenes) que estén deseando ir a festivales de música, Caylà les recomienda «abstenerse de hacer botellones», por dos motivos. «El primero, porque un repunte eliminaría cualquier posibilidad de hacer festivales aunque sean reducidos. Y el segundo, porque aún tenemos los hospitales con mucha ocupación, sigue habiendo mucha gente muriendo de CSTovid, y a medida que la gente mayor está siendo vacunada, la media de edad de los pacientes de las UCIS está bajando y ahora está en la treintena».
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