Muere a los 91 años el compositor Luis de Pablo

Era uno de los integrantes de la Generación del 51 y uno de los nombres fundamentales de la música contemporánea española

Luis de Pablo, en Sevilla en 2016 Raúl Doblado / Vídeo: EUROPA PRESS

Alberto González Lapuente

Valorar el legado de Luis de Pablo (Bilbao, 1930-Madrid, 2021) en el contexto de la cultura española contemporánea significa reconocer a un creador decididamente empeñado en equiparar la realidad más próxima al contexto internacional. Ya en la década de los cincuenta, De Pablo despierta a la música como miembro de una generación de veinteañeros dispuesta a trascender el espíritu adormecido y tradicionalista de la posguerra, en favor de una estética ambiciosa y técnicamente capaz. Son años de prueba, de tanteo estético, cuya herencia son unas pocas obras salvadas de la hoguera. Pero con ellas quedaba ya definida la personalidad de un autor hecho a sí mismo, tenaz, voluntarioso, en cuya avidez de conocimiento habitó la semilla de quien igualmente fue un maestro generoso. Hoy sigue hablándose de esa anécdota que fue el grupo Nueva Música (1958), reunión de compositores dispar y heterogénea, que en su ala más radical da pie a un sentir español alejado de cualquier rasgo nacionalista.

El horizonte estaba más allá de la frontera geográfica y Luis de Pablo se asoma muy pronto a Darmstadt, catedral de la militancia musical, mientras participa del desarrollo de la música de este país: como creador sin duda, pero también como gestor, divulgador, profesor, árbitro a través de su propia obra en conexión con otras artes y disciplinas. Así sucede con los primeros trabajos para el cine experimental de Javier Aguirre o junto a Carlos Saura , vía Elías Querejeta .

Siempre presente el propósito pionero, la referencia son ahora los famosos Encuentros de Pamplona , en los primeros años setenta y en un momento de especial tensión social y política. Su desarrollo permitió exhibir la autoridad del arte frente a la autocracia, la disidencia intelectual ante el inmovilismo, cuando todavía la consolidación de la democracia era una mera hipótesis y tantos proyectos se apagaban de pura consunción. Los que Luis de Pablo promueve son revistas, ciclos de conciertos, exposiciones, traducciones que ayudan al paupérrimo mercado de entonces. La creación de Alea (1963), aquel pequeño laboratorio electroacústico, posible al continuar el mecenazgo de la familia Huarte, es otro hito. Como más tarde el Centro de Difusión de la Música Contemporánea (1983), lo que en el ámbito académico se traduce en múltiples cursos que de manera más prolongada se fija como residencia en el conservatorio madrileño, facilitando a los alumnos una formación que la propia enseñanza oficial negaba.

En la senda de la pluralidad y el inconformismo transcurrirá un catálogo creador notablemente amplio, precursor. La historia de la ópera española le reserva un puesto muy particular como impulsor de un género hasta entonces demasiado divagante en el ámbito de la vanguardia musical: ‘ Kiu ’ (1983) fue un aldabonazo cuyo eco continúa en otras obras hasta ‘ El abrecartas ’, cuyo estreno está previsto en la actual temporada del Teatro Real. En proximidad con la escena destaca una relación muy intensa con la palabra, que se revela en el temprano encuentro con el poeta Vicente Aleixandre , sobre quien se construye ‘Sonido de la guerra’ (1980).

En los más de dos centenares de obras que hay en catálogo debería sonar también ‘Tarde de poetas’ (1986) y ‘Portrait imaginé’ (1980), en época de cuasiexilio en Canadá; la contemporánea ‘Zurezko Olerkia’ (1977), en la que resuena el origen vasco a través de la txalaparta; ‘Passio’ (2006), sobre textos de Primo Levi ; ‘Circe de España’ (2006), con poema de José Miguel Ullán … Hay un detalle particular en el interés por las músicas de tradición no occidental, la iraní en particular, lo que supuso divulgar en el panorama musical español postulados inauditos.

Y, en frente, el diálogo con la música histórica española, lo que significa identificar una herencia cultural verosímil y orgullosa: véase ’Elephants Ivres’ (1973), sombreada por Tomás Luis de Victoria , o ‘Fantasías’ (2001) concierto para guitarra que remite a Alonso Mudarra . En todos los casos Luis de Pablo apunta a la constante reflexión sobre el hecho musical hasta conformar una totalidad que es profunda y expresiva, definitivamente dispuesta a construir música sin menoscabo de los medios tradicionales. En un largo y último tramo creativo está la llamada ‘nueva funcionalidad’, lo que significa asumir plantillas musicales homologadas por la tradición mientras se investiga sobre instrumentos de toda condición, desde el arpa, a la percusión, piano, oboe, saxofón, violonchelo, guitarra… muchas de las obras construidas al lado de grandes intérpretes. Están ‘Figura en el mar’ (1989), concierto para flauta con presencia de la extraña flauta contrabajo; ‘Frondoso misterio’ (2001), concierto para violonchelo; ‘Per a Mompou’ (1980), concierto para piano, apuntando a la fascinación por el timbre…

La música de Luis de Pablo es ya un patrimonio indispensable, paradigmático, omnímodo, de la mejor cultura española en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI. Lo reconoce la importante bibliografía que ha generado su obra y los múltiples premios nacionales e internacionales, entre los últimos el León de Oro de la Bienal de Venecia como síntesis a la carrera. Acercarse a ella, conocerla, explicarla y disfrutarla, significa poder entender nuestra propia historia, comprender el valor de quienes como él supieron ver mucho más allá de lo inmediato. En el caso de Luis de Pablo este detalle es fundamental, aun siendo anecdótico. Porque más allá de cualquier circunstancia su música alienta, con una viveza extraordinaria, el desarrollo de una sensibilidad acústica particularmente elocuente. Su reciente y quintaesenciado concierto para acordeón y orquesta, 'Amicitia', recién grabado por Iñaki Alberdi, la Orquesta Sinfónica de Bilbao y Ernest Martínez Izquierdo, lo atestigua como rúbrica vital. En él se trasluce el artista, grandioso, imponente y referencial, uno de los ejemplos mejor acabados del legado musical español de los últimos setenta años.

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