El FIB, desclasificado: el festival que impulsó el reinado del indie en España
Joan Vich Montaner publica sus memorias festivaleras tras 25 veranos en Benicàssim. El libro cuenta jugosas interioridades del macroevento que llegó a congregar a 50.000 personas al día
Jota de Los Planetas durante una actuación en 2007
Sala Maravillas, en Malasaña, primera mitad de 1994. En la pegajosa barra, los hermanos Miguel y José Morán , responsables del antro, charlan con Luis Calvo , de Elefant Records, y Joako Ezpeleta , de la revista ‘Spiral’, sobre la idea de ... montar un festival con la música más alternativa. Solo tienen una cosa clara: debe ser en la costa. Casi tres décadas después, Libros del Ko publica ‘ Aquí vivía yo: una crónica emocional de mis 25 años en el FIB ’, escrito por Joan Vich Montaner , sobre un festival que impulsó un nuevo tipo de ocio veraniego en España y que puso paladas de granitos de arena para convertir al indie en el género musical hegemónico (valga la paradoja).
Portada
El mallorquín Vich Montaner empezó de camarero en la puesta de largo del festi en 1995, donde vendieron 7000 abonos y no fueron rentables. Esa primera edición tocaron The Charlatans o Los Planetas , que establecieron allí su base y lideraron junto al FIB, de forma paralela y retroalimentadora, el auge de un estilo que creció hasta ser mainstream. De Los Planetas a Vetusta Morla , el indie conquistó a las masas. El autor del libro empezó despachando copas y acabó de codirector en 2019, entre medias llevó la coordinación de la prensa o el ‘booking’ de artistas. Este año es su primero fuera del organigrama. ¿Qué le parece el cartel y hacia dónde crees que lo quieren llevar los nuevos dueños? «La segunda no es una pregunta para mí. El cartel me parece que han intentado mantener la personalidad y me podría faltar un poco la actualización de sonidos».
El levantisco carácter de Lou Reed , la sospechosa cancelación a última hora de Morrissey , la incapacitante borrachera de Arthur Lee sobre el escenario, los jefes de gira más tiquismiquis, el tremendo jaleo organizativo por la asistencia de Pedro Sánchez al show de The Killers, el modo de gestionar una tormentón eléctrico en un evento con decenas de miles de personas… ‘Aquí vivía yo’ se mueve en dos intenciones. «Que sea divertido y contar cómo funciona un festival por dentro. Las anécdotas con las estrellas son excusas para explicar el funcionamiento y para contar la historia del festival ». En un pueblo, Benicàssim (Castellón), cuyos residentes «veían con buenos ojos la invasión de 'fibers' y la inyección económica que traían consigo. Los bares y restaurantes estaban a rebosar, se agotaban las existencias en los supermercados, se acababan los condones y los ibuprofenos en las farmacias...», apunta el autor. «Obviamente, en el pueblo también hubo muchos críticos, pero, en general, la relación que había era de mucha colaboración y amor».
El FIB llegó a congregar a 50.000 personas al día. Esta foto es de 2018
Leonard Cohen , Brian Wilson , Os Mutantes , Donovan , Lou Reed , Bob Dylan , Blur , Oasis , Iggy Pop , The Cure o Kraftwerk son algunos de los titanes que han pasado por la ciudad costera, y por ello hay dos preguntas obligatorias. ¿Cuál sería el podio de actuaciones más memorables? «Ayer encontré por casualidad la de Jon Spencer Blues Explosion entera en Youtube y la vi. Es exactamente como la recordaba, uno de los mejores conciertos de mi vida. Una salvajada. Para mí, los conciertos tienen un factor emocional muy importante. No solamente es cómo actuó y cómo sonó sino con quién estaba yo, en qué momento de mi vida estaba, etc. El de Björk con Raimundo Amador fue muy importante también. Y el de Belle and Sebastian , que actuaron por primera vez en un festival. Este fue un momento muy bonito. El FIB era una familia, y ese punto de todos juntos viendo al grupo que más nos gustaba sabiendo que era el primer concierto que hacían en un festival en su vida, y que les habíamos convencido nosotros… En ese momento Belle and Sebastian era un grupo bastante amateur, o sea que igual la estaban cagando constantemente. Pero, sinceramente, me da igual. Es lo que se queda». ¿Alguna espinita? « David Bowie fue un objetivo durante muchos años. Y, personalmente, se me escaparon los Beastie Boys ».
El conservadurismo indie
Morrissey actuó en 2006, finalmente, tras cancelar en 2004
El libro posee una deleitosa capa sociólogica. «Los indies, en España, han sido siempre bastante conservadores», escribe Vich Montaner. «Podríamos dividirlos en dos grandes grupos: el más esnob y conscientemente elitista serían los ‘ indietrágicos ’, gente que era muy fan de los Smiths y se tomaba muy en serio su melancolía. La mayoría eran cosmopolitas, entendían inglés razonablemente bien y muchos escribían en fanzines o revistas. También odiaban el fútbol. Su némesis serían los ‘ agroindies ’: más campechanos y mucho más simpáticos y menos pretenciosos, pero también un poco paletos, más conservadores y alérgicos al riesgo. Estos sabían reírse de sí mismos». Llamar conservadores puede doler a más de uno… «Sí, pero tenemos que reconocer nuestras carencias (risas). También te digo, me hice de izquierdas por el indie pero en cuanto a colectivo es conservador. Estoy seguro que Toni Cantó se autodefinía como indie». Y luego les sucedió el verdadero peligro. «El trap tiene más calle que el indie. Estar en un concierto de trap original hace varios años, porque ahora es hegemónico, sí podías sentirte fuera de lugar y en un entorno que podía ser peligroso. En un concierto de indie en la vida has sentido ese peligro. La gente que representamos el indie, en realidad, hemos crecido, si no entre algodones, protegidos. En la música urbana, como en el flamenco, hay más gente que ha encontrado una vía de salida para no estar en otro sitio peor».
En 2009, el 'entrepreneur' Vince Power se convirtió en el nuevo director del festival después de que los hermanos Morán le vendieran su empresa gestora Maraworld . Ahí comienza un nueva etapa con un público que había pasado de un tercio de extranjeros en 2004 a ser el 50% pocos años después. La mayoría, británicos. Y una esencia en las críticas, la 'magalufización' del evento alternativo por antonomasia en España, ahora presunto pasto de hooligans borrachuzos. «Niego rotundamente que eso ocurriera. Llevo años negándolo, pero nadie me escucha. Y ojo, de anglófilos nos acusamos nosotros, yo lo llevo por bandera. La tensión con Vince y su equipo no era la anglofilia sino no darle la espalda al público español. El festival se puso muy de moda en las Islas Británicas y hacía que si nosotros sacábamos las entrada con varios grupos muy famosos de allí, pues les íbamos a vender muchísimos abonos. Vince entró cuando el festival llevaba 12 años y teníamos un público fiel. Y ese público, por el conservadurismo, era un poco reacio a que vinieran extranjeros. O que vinieran tantos. Queríamos mantener ese equilibrio. Hubo una lucha constante y obviamente mutó un poco el cartel porque la última palabra la tenía él».
El FIB era el festival favorito de los británicos fuera de sus islas
La guerra suicida contra el Summercase
Otro hito relevante fue la famosa guerra de festivales. ¿Qué pasó con el Summercase ? «En 2008, decidieron hacer su festival en las mismas fechas que el FIB, y, como era un festival doble en Barcelona y Madrid, sus ofertas eran mejores, porque ofrecían dos conciertos. Entonces el FIB tuvo que contratacar organizando otro festival en Madrid, de un solo día, el Saturday Night Fiber, en el que estaban la mayoría de cabezas de cartel que teníamos los otros días del festival. Que hubiera en Madrid dos festivales el mismo fin de semana es lo que yo llamo 'el pico suicida'. Un pulso que no tenía mucho sentido pero tampoco había otra salida, supongo. Creo que fue una decisión equivocada por parte de Summercase y una reacción desesperada por parte del FIB. Acabaron ellos quebrando y el FIB bastante tocado durante un tiempo».
Vince Power y el autor, en una rueda de prensa en 2010
¿Hay peligro de otro pico suicida? «No lo sé. Cuando se hablaba de la guerra de festivales en 2007, 2008 o 2009 se estaba hablando de cinco (el FIB, Summercase, el Primavera Sound, el BBK y, en todo caso, el Sónar ). De esos solamente ha desaparecido el Summercase, pero han llegado el Mad Cool , que también tiene el Andalucía Big, y el BBK , que tiene el Cala Mijas, y el Primavera el próximo año hace el Primavera Madrid. Todos van a pelear por unos grupos... que en realidad ya no hay tantos. Y los cabezas de cartel son muchísimo más caros que antes. A mí como mánager me interesa que les vaya bien a todos. Lo veo con cierto miedo porque igual alguno se da una hostia grande». ¿Es el Primavera Sound el heredero, por popularidad y prestigio, del FIB? «Aprendieron en el FIB totalmente, sí. Y ahora son uno de los mejores festivales del mundo. No solo fueron herederos sino que cogieron la fórmula, la perfeccionaron y la expandieron. A estas alturas están muchísimo más lejos de lo que pudo llegar el FIB». ¿Hubo pique sano? «Sano e insano (risas). Es público que Vince Power quiso hacer un festival en Barcelona y eso sentó fatal. Quería hacer un Festival 'twin' (gemelo) y pensó en Barcelona, Málaga y Sevilla. En Barcelona se fue a ver terrenos y molestó muchísimo al Primavera».
Pulp actuaron en 2001
Y fin de ciclo. Como el Imperio Romano de la música alternativa, el FIB perdió el liderazgo curatorial a la par que el indie cedía el trono ‘cool’ en un nuevo mundo de ritmos latinos. En 2014, Vince Power Music Group le vendió el festival al viejo lobo Melvin Benn , exgestor de Glastonbury; con él que se intentó hacer ojitos de nuevo al público español. Como símbolo, la actuación de Los Planetas de cabezas de cartel y la reconciliación con la banda granaína después de un enganchón con Vince Power. Y, finalmente, el amargo adió s. Y es que Benn vendió el FIB a The Music Republic , la empresa gestora del Arenal , en 2019. «Fue muy abrupto, yo en ese momento me enfadé muchísimo. Luego entiendo que todo el mundo tiene que jugar sus cartas. Pero enterarnos por la prensa en la fiesta de cierre del festival… fue insultante». Ahí acabó Vich Montaner su vinculación. Eso sí, se ahorró el calvario de la gestión del festival en la pandemia, con sus incertidumbres, aplazamientos y cancelaciones. «Fue una bendición. Yo estoy en varias asociaciones de mánagers internacionales y para conocerse siempre te preguntan que en dos líneas expliques quién eres y algún éxito recientemente. Yo venía de ser mánager de Hinds , con años buenísimos por todo el mundo, y contaba primero eso pero luego decía que mi mayor éxito era haber sido el ‘booker ’ de un festival de 50.000 personas que dejé en noviembre de 2019. No decía nada más. Y todo el mundo lo entendía (risas)».
Cuando el FIB apareció en 1994 solo estaba el Espárrago Rock , el Sónar daba sus primeros pasos en una sala pequeña y poco más. Ahora, parece que hay festivales por decreto ley en todos los pueblos de España. Y si antes era música para raritos, pronto Vetusta Morla llenará el estadio del Atlético de Madrid, hito simbólico del cambio cultural en el país. El FIB es la perfecta alegoría de ello. «Nuestro ejemplo provocó réplicas, algunas mejores y peores en todo el territorio nacional. Y el ejemplo de los artistas jóvenes nacionales que actuaban en el FIB tuvo un efecto mariposa también. Que el FIB tuviera éxito provocó que se extendiera esa cultura por todo el país, por supuesto». ¿Siente algún revoltijo en el estómago al dejar la criatura en otras manos? «No, pero hay una sensación de irrealidad. Son 25 veranos en Benicàssim, media vida».
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