La sala Clamores celebra más de treinta años cuidando de la buena música

Un libro-CD-DVD glosa las tres décadas de este legendario club de conciertos situado en Madrid

La sala Clamores celebra más de treinta años cuidando de la buena música abc

pablo martínz pita

Cuando se entra por primera vez, da cierta sensación de claustrofobia. La puerta es pequeña, la escalera estrecha, y suele arremolinarse la gente para comprar cada uno su entrada. Pero cuando uno llega a la sala propiamente dicha, el cuerpo se ve invadido por una ... sensación de sobrecogimiento. Esas cuatro paredes iluminadas por la luz de neón rosa rebosan historia. Es la sala Clamores , situado en la calle Alburquerque de Madrid, y uno de los templos musicales de esta parte del planera.

Con la entrada en la mano, aún queda otro pequeño trámite, al menos si uno quiere sentarse en alguna de las solicitadísimas mesas que se encuentran frente al escenario. Entonces hay que tratar con Germán Pérez , que nos guiará hacia la tierra prometida con la agilidad propia de muchos años sorteando sillas, vasos, piernas y codos.

«La oferta para el jazz era ínfima»

Es un ritual que se cumple desde hace 31 años, protagonizado por el peculiar hombre que, junto a su amigo Ángel Viejo, dio vida a este lugar el 25 de julio de 1981: «Mi socio y yo pensamos que la oferta de jazz para Madrid era ínfima, escasa. Por aquel entonces solo había un club de jazz en Madrid -nos cuenta Gerrmán-, el Whisky Jazz , pero no el de la calle Marqués de Villamagna, que ya había sido cerrado, sino el de Diego de León. Y allí actuaba nueve meses al año Jayme Marques , Vlady Bas , y quince-veinte días Pedro Iturralde . Y eso era todo».

Así que en medio de la llamada Movida , surge un club que apuesta por el género de la improvisación, con la inusual circunstancia de programar música en directo de forma diaria desde entonces: «Era un momento en que la gente estaba ávida por este tipo de música. Incluso creo que por cualquier expresión artística diferente, ya sea plástica, literaria o de cualquier otro tipo».

Por aquí han pasado más de 34.000 músicos

Sin embargo, a partir del año 2000 la paleta se amplió, «al principio solo tímidamente, con músicas de raíz, como el blues , el fado , el funky ... Ahora ya tenemos música indie , pop , cantautores y de todo». Y encima, cualquier día de la semana. En total, 15.150 actuaciones, 8.300 grupos, 34.000 músicos, según nos informa el libro-CD-DVD que conmemora las tres décadas de existencia de Clamores.

En sus páginas hay palabras de recuerdo para esos grandes nombres que han pasado por aquí. Germán nos ofrece un pequeño listado: «De los cubanos, la Vieja Trova Santiaguera , Compay Segundo , Omara Portuondo ... Flamencos, Carmen Linares , Chano Lobato , Rancapino , Agujetas , José Menese , Capullo de Jerez ; de jazz, Roy Haynes , Joe Henderson , Terence Blanchard , Stanley Jordan ... y un largo largo etcétera. A la entrada hemos puesto el nuevo cuadro de todos los artistas y es enorme».

Hay artistas que han mantenido una relación especial con la sala, que se han sentido aquí como en casa. Es el caso, de Elliott Murphy , que cada mes de enero, desde hace siete años, tiene cita ineludible con el público de Clamores. O lo que ocurría con Tete Montoliú , que murió una semana antes la fecha en que estaba prevista una de sus muchas actuaciones en la sala.

Antonio Vega era asiduo a la sala, con sus actuaciones y como público

Lo mismo que ocurrió con Antonio Vega , que en sus últimos años de vida actuaba varios días cada trimestre: «Él se encontraba a gusto aquí, y nosotros también con él. Además de que fuese un músico de la casa, era un asiduo, porque Antonio llegaba muchas noches a ver la actuación que tocara esa noche. Se colocaba en la zona junto a los camareros, y le dábamos una Fanta de naranja y unas palomitas, que era lo que tomaba siempre, y charlábamos un rato. Y decía "hasta mañana", y a lo mejor volvía al día siguiente».

Pero no se vive del pasado, por muy glorioso que sea. Ahora toca bregar con el complicado presente, en mitad de una funesta crisis: «No estamos atravesando un momento muy boyante, y no porque haya menos público, sino porque se consume menos. Incluso hay gente que ocupa una mesa y no toman nada. Han pagado una entrada, y no se les puede obligar a pedir algo. Otros años lo normal eran dos rondas o tres. También depende del tipo de música. A los que les gusta el blues son cerveceros, pero antes se tomaban tres o cuatro rondas, y ahora se toman dos, como mucho. Esto nos está afectando bastante».

La crisis se deja notar, sobre todo, en el número de consumiciones

En cuanto al IVA , que ha pasado del 8 al 21 por ciento, «por supuesto que nos ha afectado», se ha reflejado en la subida, más que del precio de las entradas, en el de las bebidas. Por tanto, es mayor el mérito de continuar con su política de facilitar la asistencia a los jóvenes con rebajas considerables en los tickets: «Esto lo hacemos desde siempre, al principio era por tener un detalle con alumnos de las escuelas-talleres y academias de música. Luego lo extendimos a estudiantes de cualquier modalidad, y funciona, porque hay entradas de quince o veinte euros, que un joven no puede pagarlas, se quedan en cinco euros o incluso gratis».

Cuando se es joven, se agradecen esos detalles. «¿Sí? Pues ninguno nos ha dicho todavía "muchas gracias"», informa, por último, Germán.

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