Augusto Algueró, el primer indie español

Fotocopiados y coloreados a mano, herencia de un DIY que el punk no solo impuso en la creación y ejecución musical, sino en los envoltorios, las publicaciones y la parafernalia que identificaban a sus seguidores, expertos en la asignatura de manualidades , los primeros discos y cassettes de las discográficas independientes españolas se han convertido en rebuscados artículos de colección, como el primer sencillo del Aviador Dro fuera de Movieplay. « Basta ya de monopolios arcaicos. Fabrícate tu imagen, tu propio sonido, conviértete en estrella . Somos casi completamente desinteresados», aseguraba DRO en las notas que acompañaban sus primeros lanzamientos. Por noventa pesetas la unidad y «en menos de un mes» te fabricaban un single, grabado en La Fábrica Magnética. Nada menos.

En una dedicatoria fechada en 1982, Biovac N presenta a «la única empresa que se propone, seriamente, dominar la Tierra». Casi lo consigue. Muy entretenida, la aventura discográfica de Dro -como la de otras compañías, de vida más breve y convulsa, que surgieron a comienzos de los años ochenta- no es, sin embargo, la que abre la historia de los sellos independientes en España . Antes que nadie estaba Augusto Algueró, genio del piano y empresario del sector. Desde su tienda de la madrileña calle Barquillo , el autor de «Penélope» se las apañó para ir por libre.

En la hemeroteca de ABC abundan los anuncios que, a toda página y desde finales de la década de los cincuenta, Algueró Discos insertaba para vender su producto. Además de ofrecer una «completísima colección de microsurcos», Algueró no dejó de lanzar promociones y campañas que responden a lo que hoy se entiende por fidelizar a la clientela. Empezó regalando un disquito de cartón por cada álbum comprado en la tienda, donde se canjeaban por un disco gratuito cuando el aficionado juntaba diez cupones, y terminó por regalar vinilos de 45 rpm. con su música «a sus amigos». En febrero de 1961, no había más que gastarse cien pesetas en la tienda de Barquillo para recibir de regalo el disco que contenía las canciones del programa «Navidades Phillips» , emitido el 23 de diciembre de 1960 y protagonizado por el propio Algueró y Carmen Sevilla . Lo que DRO prometía en 1982 -grabar, producir y entregar un single en menos de un mes- lo hacía veinte años antes Algueró. Y por la patilla: cogía la grabación realizada en los estudios de TVE y la editaba en su propio sello.

Antes de que la Fnac, para ir a lo seguro, alardeara del elevado grado de conocimiento cultural de sus dependientes, Algueró Discos se refería a las «encantadoras señoritas» que ponían «su cultura musical al servicio de los discófilos y le brindan ayuda y consejo para escoger (ver fotos)». En la foto del anuncio de ABC, efectivamente, aparecían unas mozas muy atentas y dispuestas.

Algueró Discos vendía el catálogo de la Deutsche Grammophon y la Columbia, pero, sobre todo, regalaba a sus mejores clientes los EPs que interpretaba el compositor «para sus amigos», título genérico de una serie que se prolongó durante años y que representa el eslabón perdido de la historia de las discográficas independientes en España. Algueró no solo se casó con la novia de España, título que por derecho distinguía a Carmen Sevilla. Fabricante de éxitos, emprendedor comercial y compositor experimental , el autor de la banda sonora de «El Irreal Madrid» cuenta entre sus muchos méritos con el de ser el pionero de la autoedición. Música ligera, sí, pero muy independiente.