El circo rock de Kiss inflama un Palau Sant Jordi entregado
La banda celebró su 40 aniversario con un explosivo y vistoso show en Barcelona
david morán
Luz, fuego y rock and roll acorazado. El circo volvía a la ciudad, sí, pero no un circo cualquiera, sino el que representa la cara más teatral y explosiva del rock. El circo de Kiss , claro. Los neoyorquinos sólo querían rocanrolear toda la noche ... y ahí están, cuatro décadas después, encendiendo velas a cañonazos con el maquillaje impoluto y las plataformas resplandecientes. Cinco años después de su última actuación en la ciudad, el resultado fue, una vez más, demoledor y visualmente espectacular .
Sangre y fuego sobre el escenario, un repertorio escorado hacia los días de gloria de los setenta y una superproducción escénica que en los últimos tiempos parecía coto reservado de las nuevas divas del pop. Como hace cinco años, el Palau Sant Jordi tampoco terminó de llenarse, aunque eso no impidió que Gene Simmons, Paul Stanley y los «novatos» Tommy Thayer y Eric Singer celebrasen el 40 aniversario de su debut como mejor saben. Esto es: con una frenética sesión de rock inflamado y detonaciones circenses.
En la que quizá sea su última actuación en la ciudad, Kiss empezaron a lo grande, despachando entre fuegos artificiales y llamaradas «Detroit Rock City» y tomando impulso para acabar llegando a «Deuce» , uno de los clásicos de su debut. «Esta noche es la noche. Mi corazón es suyo», bramó Stanley después de una trepidante «Psycho Circus» que dio paso a una sesión de gimnasia coreográfica con el público. «Creatures Of The Night» y «Love It Loud» inyectaron músculo, y con «War Machine» el espectáculo empezó a ganar altura: ahí estaba Simmons, con la lengua siempre de paseo, escupiendo fuego de una espada en llamas.
Pese a que también hubo espacio para canciones más recientes como «Hell or Hallelujah» , pieza de «Monster» (2012) que Stanley aprovechó para recordar que un clásico no se convierte en tal de la noche a la mañana, el público tenía ganas de echarse a las orejas himnos como «Do You Love Me» o de dejarse la garganta con «Calling Dr. Love» y «Lick It Up» , coreada al unísono por todo el Sant Jordi y con las llamaradas desatando un infierno sobre el escenario. Empezaba entonces la parte mas vistosa del show, con plataformas elevando a los músicos, Simmons escupiendo sangre y alzándose sobre el escenario en la hercúlea «God Of Thunder», y Stanley sobrevolando el público con una tirolina para cantar «Love Gun» desde un pequeño escenario giratorio situado en el centro de la pista.
Momento de alto impacto prologado por una rotunda y celebrada «Black Diamond» . Y en los bises, barra libre: «Shout It Out Loud» , «I Was Made for Lovin’ You» y «Rock And Roll All Nite» , desbordando la euforia entre pirotecnia, toneladas de confeti y Simmons y Thayer suspendidos sobre el público. Alto voltaje visual y musical para una banda que, sin moverse un milímetro de su baldosa, aún sorprende y entretiene. Que se lo pregunten sino a todos los niños que asistían boquiabiertos al que para muchos debía ser su primer concierto de rock y, sin duda, la mejor fiesta de fin de curso imaginable.
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