madrid
One Direction vuela sobre el Calderón
Con llenazo total, el concierto de los británicos fue un sueño hecho realidad para 55.000 fans
ignacio serrano
Más de 55.000 directioners tuvieron ayer, al fin, su ansiada ración de One Direction, esa por las que algunas llevaban dos meses acampando . Cuando Harry Styles, Liam Payne, Zayn Malik, Niall Horan y Louis Tomlinson subieron al escenario, un estruendoso griterío, quizá el ... mayor que se haya oído sobre este césped, se apoderó del Calderón para recibirlos. Con la partida ganada antes de empezarla, el quinteto desplegó sus armas durante dos horas de histeria y sollozos de emoción. Algo que para unos podría ser una auténtica pesadilla, pero que para las directioners fue un sueño hecho realidad.
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Los alrededores del estadio hacían presagiar que iba a ser un concierto de lo más intenso. Miles de jovencitas con pancartas de amor, caras pintadas con los nombres de sus cinco héroes y peluches con notas atadas al cuello bajaban por las calles como una marea incontenible bajo el Sol. Un camión de bomberos refrescando a todo aquel que lo pidiese, grupitos de cantantes espontáneas coreando los hits del grupo, puestos de merchandising por doquier… ni los festivales más multitudinarios ofrecen estampas tan espectaculares. O agobiantes, según se mire. Porque por momentos, aquello parecía una olla a presión a punto de estallar.
Calderón «directioner»
Mientras, Mandzukic, el nuevo fichaje del Atlético de Madrid, se pasaba por allí para firmar su contrato. El futbolista, que no entendía nada, sólo pudo entrar, estampar su firma y salir de allí a toda prisa, sin la tradicional presentación sobre el césped. «¿Pero quién iba en ese coche?», se quejaban las directioners , que empezaban a impacientarse. Horas después, cuando se abrieron las puertas, terminó su dramática espera (las que estaban al principio de la cola fueron cercadas con vallas de las que no podían salir sin perder el sitio por el que tanto habían peleado, y algunas incluso tuvieron que hacer pis en bolsas de plástico) y la tromba entró en el estadio.
Poco después comenzaba la primera actuación, la del gaditano Abraham Mateo, que vivió su sueño otra vez más (teloneó a One Direction en Barcelona, y el año pasado en Perú y Chile) y cedió el escenario a los australianos 5 Seconds Of Summer, unos chavales que además de cantar y ser guapos saben tocar instrumentos, y que seguramente llegarán lejos en la escena boy-band. Fue a las nueve, con la lona azul que cubría el césped casi totalmente tapada por el público, después de que por los altavoces sonara «La Macarena», cuando One Direction aparecieron desatando la locura con «Midnight Memories». Sonaron «Little Black dress», «Kiss you» y «Live while we’re young» y empezaron los paseos seductores de los chicos por el escenario, flanqueado por más luces que un hotel de Las Vegas, gigantescas pantallas y una enorme pasarela.
«Happily», «What makes you beautiful», «Story of my life»… las chicas corearon todas y cada una de las letras de las canciones de pé a pá, además de un «yo soy español, español, español», y a ellos se les vio de lo más cómodos, cantando «olés», bromeando entre ellos y con las primeras filas, durante dos horas de desenfreno adolescente culminadas con fuegos artificiales. Éxito absoluto.
Quién sabe cuánto durará este fenómeno. Puede que alguno prefiera ir en solitario, o puede que la gallina de los huevos de oro se rompa por los conflictos de intereses: precisamente ayer, Nicole Scherzinger, la juez de Factor X que tuvo la idea de que los cinco formaran un grupo, pidió su parte del pastel de beneficios. «Yo le di One Direction al mundo», declaró a una revista. Y quizá lleve razón, pero a ver quién los coge ahora que han echado a volar.
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