Steve Reich: «Si se escucha toda mi música, nadie diría que soy minimalista»
El compositor recibe hoy el premio de la Fundación BBVA en la categoría de Música Contemporánea
javier ansonera
Steve Reich (Nueva York, 1936) es un personaje imprescindible en la evolución musical del siglo XX. Encuadrado como uno de los creadores de la música minimalista , la obra y la sombra del compositor son alargadas. Hoy recibe en Madrid el premio de la Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento ... , en la categoría de Música Contemporánea. Antes de recoger el galardón conversa con ABC en Nueva York. El compositor elige para la cita una cafetería en el gigantesco vestíbulo de la estación Grand Central, a las cinco de la tarde. Es hora punta, pero Reich, experto en grabar sonidos, sabe que la acústica bajo esa bóveda enorme es buena. Y no falla, se le escucha alto y claro.
−¿Se siente cómodo bajo la etiqueta de «músico minimalista»?
−No. Si usted y yo fuéramos a París, a la tumba de Debussy , con una pala, escarbáramos hasta encontrar su ataúd, lo abriéramos y le preguntáramos en francés: «Perdón, señor: ¿Es usted impresionista?», nos respondería con algún improperio. Simplemente, es un término útil.
−¿Cuál es su origen?
−Este tipo de etiquetas siempre vienen de las artes visuales: música barroca, impresionismo, expresionismo… En el caso del llamado minimalismo, fue Michael Nyman el que la creó. Después de ver lo que hacían artistas como Sol LeWitt o Frank Stella , pensó: «La música de Reich es como eso».
Pero es mucho más que eso. «Si se escucha lo que he hecho después de los años setenta, la gente no pensaría en esa etiqueta», asegura. Reich estudió Filosofía en la Universidad de Cornell y composición en la Juilliard School de Nueva York y en Mills College , en California. En la década de 1960 empezó a componer con estructuras basadas en la repetición, con técnicas como el uso controlado del feedback o el phasing, con propuestas «donde proceso y sonido se unen», según sus palabras. De esa época nacieron obras fundamentales como «Piano Phase», «Pendulum Music» o «Drumming». Después, su música ha cambiado mucho:
«A mí me parece que cambia todo el tiempo. Después del phasing y todo eso hice “Música para 18 músicos” [uno de sus trabajos seminales, compuesto en 1974], y me dio fama en todo el mundo. La gente del pop, como David Bowie o Brian Eno , se interesaron por ello. Pero, después, paras y te das un momento para respirar. Y me interesé por las voces cantando letras, lo que se ha hecho durante miles de años. Eso me llevó a “Tehillim”, que tiene que ver con mis orígenes judíos. En 1988 me volqué en el sampling con teclados, pero adaptado a instrumentos reales, con el Kronos Quartet , que entonces empezaban a darse a conocer. Siempre estudié el jazz y también me interesé por el videoarte, por la percusión del África Occidental o por la música balinesa. Lo último que he hecho es una canción para Radiohead .
−¿Reconoce su influencia en la música actual?
−Cuando regresé a Nueva York en los años 60 mi música se consideraba underground. Cuando di un concierto en la Park Place Gallery, dirigida por Paula Cooper , vinieron pintores, escultores… Pero no había ningún compositor de la Universidad de Columbia . En aquella época, mi público era todo artistas, excepto los de música clásica. Yo interesaba a la gente del jazz, a coreógrafos, a cineastas… De repente, a finales de los 70, empecé a formar parte del mundo de la música. Y ahora todo el mundo dice que la mayoría de los compositores están influidos por mi música.
−El público se acerca más al arte contemporáneo que a la música contemporánea, ¿por qué?
−Es algo que ha pasado siempre. A Picasso y Stravinsky se les considera como grandes artistas, al mismo nivel. Pero Pablo podría adquirir el patrimonio de Igor 150 veces y todavía le sobraría para comprarse un hotel. Lo mismo con John Cage . Jasper Johns y Robert Rauschenberg le consideraban su maestro, pero, comparados con él, es un indigente. Cuando tienes algo que vender, y tiene éxito, te conviertes en multimillonario. Richard Serra lo es. Se considera que estamos en la misma liga, pero en dinero, no le alcanzo ni a tocar.
−¿Se considera reconocido?
−Me siento querido, gracias a Dios. Bela Bartok murió en Nueva York, enfermo y abandonado. Tras su muerte, comenzó su popularidad. Recibir premios como este en vida es algo por lo que hay que estar muy agradecido.
Steve Reich: «Si se escucha toda mi música, nadie diría que soy minimalista»
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete