Tana French: «La verdadera religión actual es el dinero»
La autora sume a los lectores en «El silencio del bosque» (RBA), un paseo por el lado más oscuro del ser humano
Nuevos nombres para la novela negra: Rob Ryan y Cassie Maddox. Dirección: Dublín. El caso: niña asesinada en Knocknaree, un bosque con restos arqueológicos donde en 1984 se perdieron tres niños y sólo uno de ellos retornó. Uno piensa en «Mystic River». Tampoco cabe descartar ... la construcción de una autopista que herirá de muerte al corazón del bosque. En ese laberinto con salidas que llevan de aquí allá a un lector abducido reina Tana French, norteamericana de nacimiento y dublinesa de adopción.
La encontramos en el bar-biblioteca del hotel Central y comprobamos su eficacia descriptiva. El lugar, escribe, «tiene un ambiente obstinadamente anticuado (techos con molduras, amplios y cómodos sillones que ocupan y desaprovechan una gran cantidad de espacio...)» El detective Rob recala en esos butacones los sábados para tomarse una copa de brandy y ojear algún vetusto almanaque irlandés. La idea de «El silencio del bosque» surge cuando Tana French trabajó en un yacimiento arqueológico: «Me pregunté qué pasaría si tres niños se pierden en esos parajes y si uno de ellos se convirtiera en detective y, años después, se enfrentara a un caso similar y a los traumas del pasado». Cuento cruel con Rob y Cassie buscando pistas en el castillo de Dublín: dependencias modernas en el interior y muros exteriores con «viejos y ornamentados ladrillos rojos y mármol, con almenas y torretas y desgastadas esculturas de santos en lugares inesperados». Tras el éxito de «El silencio del bosque», French publicó la segunda entrega: «En piel ajena». Rob no aparece, pero sí Cassie. «Ella resulta más fácil de conocer que Rob. Le echo de menos y volveré con él en el futuro».
Volvemos a «El silencio del bosque». La escritora mete al lector en frondosidades diversas y al final le da una sorpresa: el itinerario importa tanto o más que el desenlace. La pederastia asociada con la Iglesia le parece a French demagógica y facilona: «Es un asunto muy serio para realizar lecturas simples. Existe
demasiada novela negra que hace del sexo su tema central y no todos los traumas infantiles se deben a incidentes sexuales, porque la mente del niño presenta muchas facetas». En cuanto a la iglesia católica, considera que hoy comparte su papel social con otras religiones: «La verdadera religión actual es el dinero», resuelve.
Recordamos una frase de la novela: «La Irlanda de 1984 pertenecía más a Rousseau que a Orwell… Hoy en día, todos sabemos que nunca se es demasiado joven para matar». La forma de matar dice mucho de una sociedad y revela sus demonios. French observa similitudes entre el caso irlandés y el español. «Ambos países han experimentado un boom económico y una crisis galopante. Enriquecimiento inmobiliario. Corrupción política. Sociedades que aprendieron durante años solamente a obedecer y luego quisieron saltarse las reglas…»
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