Presentadas las novelas ganadoras del Premio Planeta
Eduardo Mendoza con «Riña de gatos», y Carmen Amoraga por «El tiempo mientras tanto», fueron la vencedora y la finalista, respectivamente
Presentadas las novelas ganadoras del Premio Planeta
De la Guerra Civil a las contiendas de la vida cotidiana. De los personajes históricos a la gente sencilla, bastante común y no menos corriente. Ése es el recorrido que media entre las dos novelas que este año se han llevado el Premio Planeta como ... ganadora y finalista. Eduardo Mendoza consiguió los nada desdeñables 601.000 euros del veterano premio por «Riña de gatos», una tragicomedia, con algún toque de sainete y vodevil, ambientada en el Madrid de los días inmediatamente anteriores a la Guerra Civil. Por su parte, Carmen Amoraga, resultó finalista con «El tiempo mientras tanto», una reflexión sobre los sinsabores de la vida, las segundas oportunidades y la lucha por conquistar la felicidad.
Buen amigo de Mendoza, el actor José Sacristán hizo de maestro de ceremonias para presentar la obra ganadora. Y lo hizo «disfrazado» de uno de los personajes de la novela, con su habitual tono campechano, y su voz en la que algunos de los pasajes de la novela triunfadora sonaron bien de veras: «Están los que hacen la Historia y los que la padecen, y ahí está Eduardo Mendoza para contarla», resumió el cómico. El envite fue rápidamente respondido por el novelista barcelonés: «José Sacristán ha interpretado a menudo personajes desvalidos, sin recursos, que sólo tienen su ingenio para salir adelante. Un tipo de personaje que también está muy presente en mis relatos».
En «Riña de gatos», el autor ha cambiado de ciudad para sus prodigios , y es Madrid la gran protagonista de su libro («Me convenía un cambio de aires», reconoce), junto con personajes de ficción y también de la vida real, como José Antonio Primo de Rivera. Como explica Mendoza, no estamos ante una «novela sobre la Guerra Civil, sino de la Guerra Civil», en la que un inglés, experto en arte español (Velázquez es otro de los ejes de la narración), viaja a la capital de España en la que está prendiendo la llama de la contienda. «Modestamente, he querido contar esos días anteriores al conflicto, cuando parte de la población no era consciente de que estaba viviendo acontecimientos históricos, mientras otros sí lo eran, es más, participaban activamente en esos hechos, y se dedicaban a conspirar, a espiar, a diseñar sus estrategias».
Pólvora en cada esquina
Un Madrid de obreros y falangistas batiéndose el cobre en las calles, un Madrid que se está convirtiendo en un nido de espías, un Madrid que huela a pólvora en cada esquina. «Sin llegar a convertirse en un profeta, sí creo que un escritor tiene que asumir un compromiso moral , el de ser reflejo de su tiempo», conluye Mendoza.
Los combates de la novela finalista, «El tiempo mientras tanto» (título que nace de un verso de Mario Benedetti), de Carmen Amoraga, son muy otros. Son los de la gente de la calle, los de un vecino, los de un amigo, los de un familiar. «Mi novela —explica la autora— nace de tres certezas: no conocemos a quienes más amamos, nunca es tarde para rectificar y la realidad siempre acaba con los sueños». Entreabramos la puerta de su argumento: una mujer en coma tras sufrir un accidente, y a los pies de su cama, su padre, su madre, su mejor amiga y el hombre al que siempre quiso y que no supo quererla. Una novela, según Amoraga, «sobre cosas cotidianas, sobre personas cercanas, una novela sobre el misterio de la vida».
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