La misteriosa identidad de María de Zayas, una de las grandes escritoras de la literatura española
La catedrática Rosa Navarro Durán sostiene en una nueva antología de su obra que la autora nunca existió: fue un heterónimo de Alonso de Castillo Solórzano
María de Zayas figura en los libros de historia de la literatura española como la escritora más importante del siglo XVII. Su relevancia es, de hecho, comparable a la de Santa Teresa de Jesús , con una obra de corte feminista, caracterizada ... por su defensa a ultranza de la mujer y sus derechos, avanzada, sin duda, a su tiempo, en la que destacan, sobre todo, dos colecciones de diez novelas cortas: «Novelas amorosas y ejemplares» (1637) y «Parte segunda del Sarao y entretenimiento honesto» (1647). Y, sin embargo, muy poco, casi nada, se sabe de su biografía, más allá de que, en teoría, era madrileña y se codeó con Lope de Vega , quien llegó a alabarla en su «Laurel de Apolo» y la acogió en su círculo como si fuera uno más de sus muchos colegas escribientes, la mayoría hombres.
Hace un par de años, Alianza encargó a Rosa Navarro Durán , catedrática de la Universidad de Barcelona, una antología de la obra de Zayas, pues la editorial consideraba que aquel momento, agitado por el todavía embrionario #MeToo , era perfecto para dar visibilidad a una de las primeras autoras feministas de nuestra historia. Navarro Durán aceptó la encomienda encantada, porque Zayas es una «novelista estupenda», a la que siempre ha estimado.
Pero aquel encargo era, además, su oportunidad para «defenderla» de las palabras que Eduardo Rincón le dedicó en el prólogo de la antología que Alianza publicó en 1968, y en el que decía: «No parece que llegara a casarse; y siendo mujer y admirada por sus dotes intelectuales, jamás encontró quien loara su belleza, lo que resulta un tanto extraño en aquella época, a poca que hubiera tenido. ¿Será mucho aventurar que debió ser más bien fea o, al menos, para decirlo con mayor dulzura, poco agraciada?». «Estaba furiosa, porque eran elucubraciones que nunca hubiera hecho si se hubiera tratado de un escritor», explica Navarro Durán, en conversación telefónica con ABC.
Revelación
La catedrática se puso, entonces, a trabajar, con la intención de resarcir el agravio, pero se topó con una revelación con la que no contaba. «Cuando me dedico a editar el texto, me acerco mucho a las palabras y me encontré con una frase que me dejó desconcertada». Al final de los diez «Desengaños» que componen la «Parte segunda del sarao y entretenimiento honesto», Zayas escribe un texto en defensa de las mujeres que remata así: «(...) no por mí, que no me toca, pues me conocéis por lo escrito, mas no por la vista; sino por todas, por la piedad y lástima que me causa su mala opinión». Aquella frase, tantas veces leída pero en la que no había reparado como debía, dejó desconcertada a Navarro Durán. «Me quedé ahí... ¿Qué dice? ‘Mas no por la vista’… ¿Qué quiere decir esto? Si no la conozco por la vista... Primero pensé que podría ser una monja, pero no, porque en el convento la verían... Llegué a la conclusión de que no existía, y detrás de ese nombre se escondía un hombre».
Luego, la catedrática se fue al poema en el que se apoyan quienes, a lo largo de la historia, no han dudado en tachar de fea a Zayas, obra de un contemporáneo suyo, Francesc Fontanella , en 1643: «Doña María de Zayas / viu ab cara varonil, / que a bé que ‘sayas’ tenia / bigotes filava altius. / Semblava a algun cavaller, / mes jas’ vindrà a descubrir, / que una espasa mal se amaga / baix las ‘sayas’ femenils». «Está diciendo –argumenta Navarro Durán– que no es una mujer, porque nunca insultarías a una mujer asegurando que ‘vive con cara varonil’. Si se dice de una mujer que es bigotuda, nunca dirías que tiene ‘bigotes altos’. Al final dice que se descubrirá, porque una espada de un caballero ‘se esconde mal bajo las sayas’. Sólo puede ser de un hombre».
Signos y evidencias
Cuando la catedrática descubrió que Zayas no era una mujer, se pasó toda la tarde «tristísima, porque pensé que me iba a cargar a la mejor novelista del XVII. Pero no puedo callármelo, soy una investigadora. Si María de Zayas no existe, todavía tiene más fuerza Teresa de Jesús , es lo que me consoló». El problema era averiguar quién se escondía detrás de ese heterónimo. Navarro Durán comenzó a ver «signos», como la «curiosa» aprobación de sus «Novelas amorosas y ejemplares», en la que el maestro José de Valdivielso , amigo de Lope, habla del «autor», y no de la autora. Esa misma obra contiene el «Prólogo de un desapasionado», pero es un texto anónimo, «lo cual es rarísimo». En busca de su autoría, la catedrática se acordó de dos de los poemas preliminares de ese libro, obra del prolífico escritor Alonso de Castillo Solórzano y, sobre todo, de una décima, que desaparece en la segunda edición, y reza: «Del olvido y de la muerte / hoy redimes tu renombre, /ni eres mujer ni eres hombre, /nada es humana tu suerte; / tu musa canta de suerte / que a quien no te vio enamora».
«Me dediqué a leer a Castillo Solórzano para ver si había concordancias. Encontré elementos muy claros que me hacían pensar que el prólogo era suyo y empecé a trabajar sobre la suposición de que él se ocultaba detrás de María». De hecho, en sus novelas, Castillo Solórzano habla de ella, alaba su ingenio, y dice que era amiga de la escritora Ana Caro de Mallén , con quien, según los correveidiles virtuales, Zayas habría residido en Madrid. «No tenemos datos biográficos. Serrano y Sanz dio a conocer su supuesta partida de bautismo, pero nada ha probado que fuera la de la novelista, y como se han encontrado tres actas de defunción y un testamento de personas con ese nombre, no se ha podido llegar a saber si alguno de esos documentos le podría corresponder», sostiene la catedrática.
La comedia supuestamente autógrafa de María de Zayas que se conserva en la BNE
En la Biblioteca Nacional de España (BNE) se conservan los originales de las ediciones de las obras de María de Zayas , entre ellos una comedia supuestamente autógrafa. «Está firmada raramente. Si no tienes prueba de autenticidad, no puedes decir que es un autógrafo», zanja Navarro Durán.
Juegos
La introducción de la nueva edición de «Novelas y desengaños amorosos» (Alianza), que en breve llegará a las librerías, está repleta de argumentos que evidencian que María de Zayas fue uno de los heterónimos –tuvo tres más, según Navarro Durán– de Alonso de Castillo Solórzano . «En la argumentación, voy demostrando cómo hay temas comunes, muy llamativos, nada corrientes. Hay frases exactas. O bien María era una copiona… El material novelesco es el mismo en uno y en otro. Yo no tengo ninguna duda de que esta señora no existió. Lope era el primero que lo sabía. Era una bromita que se hicieron entre ellos. Son juegos. Que un escritor se esconda bajo un nombre de mujer y que triunfe es todavía más interesante. Al esconderse detrás de un seudónimo se atreve a decir muchas más cosas, con escenas eróticas muy atrevidas e, incluso, una relación homosexual femenina. Tardarán muchísimo en darme la razón, pero al menos que quede escrito», remata la catedrática.