Sombras de una Biblioteca Nacional sin ley
La aprobación del nuevo proyecto de Ley de la BNE termina con un periodo de recortes e incertidumbres en la institución
Sombras de una Biblioteca Nacional sin ley
La idea de una Ley para la Biblioteca Nacional de España , similar a las del Prado y el Reina sofía, procede del éxito del consenso parlamentario para dejar fuera de la pendencia política a esos dos museos, adoptado en 1993. Ello permitió darles estabilidad ... y una autonomía que las sucesivas leyes vinieron a regular. Gracias a esas normas, han aumentado la capacidad de gestionar sin las demoras que la Administración exige a sus unidades aunque con todos los controles necesarios para el gasto público, así como la capacidad de generar recursos propios.
Pero la ley de la BNE ha sido más largamente esperada, pese a ser una prioridad, y viene a dar oxígeno a una institución que ha pasado momentos angustiosos. No solamente por la crisis que supusieron los robos de mapas y manuscritos en la época de dirección de Rosa Regàs , afortunadamente resueltos por el Grupo de Patrimonio de la Guardia Civil .
César Antonio Molina, como ministro de Cultura, obligó a dimitir a Regàs tras su pésima gestión de aquellos robos y puso al frente a Milagros del Corral en septiembre de 2007. Se trataba de una personalidad de peso internacional en el mundo de las bibliotecas y se demostró capaz de emprender una verdadera revolución en la BNE para impulsar la gestión y la digitalización de sus fondos, situándola al mismo nivel que otras grandes instituciones europeas. Y todo iba muy bien hasta que la ministra Ángeles González Sinde cometió uno de los mayores errores políticos del ámbito cultural en la época de Zapatero: escuchó a quienes en el Ministerio ambicionaban volver a someter a una BNE en evidente crecimiento a la disciplina burocrática y decidió degradar la institución de rango de dirección general a subdirección general. Ello provocó la inmediata dimisión de Milagros del Corral.
Sinde puso al frente de la institución a Gloria Salmerón y después fue el turno de Ana Santos, actual responsable, que ha sacado adelante el proyecto de ley a la medida de la importancia de la BNE. Los durísimos tiempos que ha tenido que afrontar sumaron a los problemas generados por la decisión de la ministra socialista la llegada de unos tiempos económicamente difíciles. La BNE ha sufrido grandes recortes en los últimos años (que unidos han alcanzadoun 40% de su presupuesto) y que han obligado a hacer verdaderos equilibrios -si no milagros - a los responsables, reduciendo los gastos hasta el mínimo.
Ahora llega esta ley a devolver la dignidad y la importancia a la BNE. Por carecer de ella, la institución que atesora la historia cultural española ha tenido que capear la crisis sin la posibilidad de generar otro tipo de recursos, algo que le habría venido muy bien.
Por ello, la BNE vive con honda satisfacción el día de hoy, al ser considerada de nuevo una institución cultural de cabecera. La ley ha traído a la BNE lo mejor del modelo de la Biblioteca Nacional Francesa (mandatos, autonomía, estabilidad) y de otros centros europeos (hoy unidos en el proyecto de Europeana ) para tratar de que, al igual que el Prado y el Reina Sofía, y como se piensa hacer en el futuro con el Museo Arqueológico, las grandes instituciones culturales españolas puedan vivir su mayoría de edad en unos tiempos de gran austeridad. A la espera, todas, de la prometida ley de Mecenazgo, que viene con dos años de retraso, en gran parte debidos a la crisis.
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