libros de vino y rosas
«Sepelio en Tebas»
Seamus Heaney. Versión de «Antígona», de Sófocles. Versión: Hernán Bravo Varela. 89 pág. 18,30 €.
manuel de la fuente
Seamus Heaney es una de las letras capitales de la lírica mundial del último medio siglo. Irlandés del Norte, del doliente condado de Derry , ha viajado por el tiempo y el espacio de la legendaria Irlanda, cantor de brumas y humanas melancolías, y ... tampoco ha esquivado el conflicto del Ulster , y ha introducido en él su verso como humano estilete en libros como «Norte».
Al igual que muchos otros geniales poetas, Don Seamus ha sido atinadísimo traductor, en títulos como «La locura de Sweeney» , arquitrabe de la literatura en gaélico, territorio geográfico y oral en el que campan y habitan reyes mitológicos, druidas todopoderosos y pelirrojas doncellas.
Pero Heaney también adora otros dioses además de los de su terruño, de los de su patria chica. El mundo helénico es uno de ellos, y en esa planeta de ciudadanos, filósofos, matemáticos y dramaturgos Seamus Heaney se siente como en casa. Por eso, hace ahora casi nueve años, con motivo del centenario del señero Abbey Theatre dublinés decidió hacerle un gran regalo al conocido coliseo: su traducción de «Antígona» , de Sófocles , que el propio Heaney tituló con un bellísimo «Sepelio en Tebas» .
Más que traducción, nos encontramos ante una a menudo arriesgada versión del clásico, en la que aquellas voces milenarias de la gran obra cobran vida en los tiempos que nos aquejan, en los que la moralidad pública y privada están a debate, donde la crisis llega hasta el último rincón de nuestra vida cotidiana, donde algunos poderosos (Heaney se refería a Bush, eran los tiempos de la Guerra de Irak) se creen legitimados para usar a fuer de su antojo la fuerza olvidando la razón, donde la corrupción política y del poder es una lapa que impide que la sociedad pueda avanzar.
Conocimienot exhaustivo
Seamus Heaney hizo algo para lo que es necesario un conocimiento exhaustivo y profundísimo de la materia poética, de su forma y de su fondo, pues entre otras maravillas usó métrica distinta según fuera la acción y según fuera también el personaje que por ella fluye.
Estamos pues, más que ante una obra teatral habitual, ante un grandioso poema dramático, de inusitada belleza, a la que no es ajena la fantástica traducción del mexicano Hernán Bravo Varela.
Leer teatro no es fácil. Menos aún si es clásico y en forma de poema. Y esas es una de las maravillas de este libro, ya que gracias al talento del Nobel irlandés (y de su traducción) asistimos a un auténtico festín de la palabra, a una genial asamblea de versos, donde cada sílaba nos llega al corazón, donde cada parlamento, cada frase, son un puro regocijo.
Acercarse así, con un cicerone como Seamus Heaney a la magia de un clásico como Sófocles es saborera sencilla y absolutamente, una sobredosis de belleza.
«Sepelio en Tebas»
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