James Cook, héroes para el fracaso

Financiado por la Royal Society y con el apoyo del Almirantazgo, el capitán Cook partió de Inglaterra en el HMS Endeavour, un bergantín reconvertido para navegar largas distancias con una bodega que permitía almacenar cuantiosas provisiones. Las autoridades le encomendaron a Cook dos misiones: la primera, observar el tránsito de Venus por el Sol para calcular la distancia entre los planetas. La segunda era verificar la existencia de la Terra Australis, lo que hoy conocemos por Antártida.

El periplo duró casi tres años en lo que el Endeavour circunnavegó el mundo, ya que se dirigió al sur del Atlántico, cruzó el cabo de Hornos, atravesó el Pacífico y llegó a la costa oriental de Australia. Luego tomó rumbo hacia el Índico y dobló el cabo de Buena Esperanza, en el extremo meridional de África, para retornar a Londres.

La paradoja de la expedición de Cook es que no logró ninguno de sus dos objetivos, pero su viaje fue considerado una gran hazaña que le convirtió en un héroe nacional. Respecto a la investigación sobre la distancia con Venus, las mediciones se revelaron como inexactas y contradictorias con otros trabajos científicos. Tampoco halló la Antártida, pero fue el primer europeo en navegar y desembarcar en la costa este de Australia.

Uno de los logros de la misión fue la perfecta cartografía de Nueva Zelanda, que circunnavegó durante seis meses. El estrecho que separa la isla del norte de la del sur fue bautizado con su apellido. Cook tomó posesión de esos territorios en nombre del monarca británico tras experimentar la hostilidad de las tribus locales, que atacaron a sus hombres. Izó una bandera británica y grabó el nombre del barco en un árbol.

En abril de 1770, avistó Nueva Gales del Sur, desembarcando en lo que hoy es Silver Bay. Era la primera vez que una nave occidental llegaba a esos parajes. Cook recogió muestras de diversas especies vegetales y animales y contactó con la población nativa australiana.

Cuando iniciaba su exploración por Nueva Gales, el barco sufrió una terrible tempestad que destrozó sus mástiles y sus velas, perdiendo la mayor parte de sus provisiones. Luego la nave rompió la quilla al chocar contra unas rocas. Cook pudo reparar los destrozos y seguir su viaje hacia la costa noreste, donde la tripulación quedó maravillada por la gran barrera de coral.

Al fondear en Batavia, la actual Yakarta, en su viaje de regreso, cerca de la mitad de la tripulación falleció al contraer la malaria. Lo que sí logró Cook fue preservar a sus marineros del escorbuto gracias a la ingesta de cítricos. Al llegar a las costas de Inglaterra, en marzo de 1771, gozó de un recibimiento triunfal, de recompensas económicas y de invitaciones a los círculos más selectos de Londres. Lord Sandwich pagó 6.000 libras, más de lo que había costado la expedición, por los diarios de Cook.

El navegante inglés realizó otros dos viajes posteriores. En el primero, intentó llegar a la Antártida con dos buques y una mejor preparación, pero fracasó al quedarse atrapado en los hielos polares. En el siguiente, el objetivo era explorar el Círculo Ártico, misión que no puedo completar por la misma causa.

Cook fue un autodidacta por su origen humilde. Nació en una aldea de Middlesbrough en 1728 en el seno de una familia pobre. A los 13 años, ayudaba a su padre en el trabajo de una granja. Y, cuatro años más tarde, se alistó en un mercante de carbón para saciar su sed de aventuras. Seis años después, renunció a mandar un buque comercial para enrolarse en la Royal Navy, que le envío a luchar a la guerra contra Francia en Canadá. Fue en esa época cuando estudió cartografía, su gran pasión, y se embarcó en una misión para hacer un mapa de Terranova. Gracias a su habilidad en esta materia, fue elegido para mandar el Endeavour.

En 2018, cuando se conmemoraba su primer viaje por Australia y Nueva Zelanda, los monumentos y las estatuas que celebraban su gesta fueron atacados y su nombre fue vinculado al colonialismo y la explotación. Cook murió en 1779 en Hawái tras ser apuñalado por la población indígena al intentar la captura de un rey local al que responsabilizaba del robo de una barca. Sus restos fueron incinerados y arrojados al mar por su tripulación.