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ABC Cultural

relato

Mientras los dioses dormían la siesta

Santa en sus genes obedientes, traspasados sus huesos de humildad, trémulos sus labios orando en latín, mi madre se resignaba a cumplir los planes del Altísimo y del Bajísimo

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Jaime Bayly

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Quiso el azar, o quisieron mis padres, que yo naciera, mientras los dioses dormían la siesta, en la ciudad del polvo y la niebla, a orillas de un mar helado.

Levemente envanecidos por el suceso, mi padre y su padre, que llevaban el mismo nombre, ... estuvieron de acuerdo, como si me impusieran una bendición o un augurio dichoso, que dicho nombre, ya dos veces fatigado en la familia, cayera también sobre mí. No tardarían en arrepentirse la vida entera.

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