Hallan una tablilla de maldición dedicada a Satanás en una letrina medieval

Se creía que estas piezas dedicadas a perjudicar a un enemigo eran una práctica limitada al período comprendido entre el 800 a. C. y el 600 d. C., pero un hallazgo en la ciudad alemana de Rostock acaba de probar que se siguieron utilizando en la Edad Media

Encuentran varias tablillas de la Antigua Grecia con maldiciones para invocar a «los dioses del inframundo»

El trozo de plomo enrollado contiene inscripciones apenas visibles a simple vista Arqueología en mecklemburgo-pomerania occidental

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

En el mundo grecorromano, la 'tablilla de maldición' era un medio común para deshacerse de un enemigo, o al menos torcer sus planes. Consistía en una fina lámina de plomo, aunque a veces también sobre madera, cera o papiro, sobre la que se inscribía ... una plegaria a los dioses para que dañasen al objetivo. Hermes, Caronte, Hécate y Perséfone, los dioses infernales, eran los más recurridos para el encargo y a menudo se concretaba con bastante precisión la desgracia que debía recaer sobre la víctima.

Una vez hecha la inscripción, la lámina de plomo se enrollaba y se enterraba bajo tierra, se metía por alguna grieta de un santuario subterráneo o se arrojaba a un pozo o manantial, desde donde surtiría su pérfido efecto. Se creía que era una práctica limitada al período comprendido entre el 800 a. C. y el 600 d. C., pero un hallazgo en la ciudad alemana de Rostock acaba de probar que se siguieron utilizando esas tablillas de maldición en la Edad Media.

Se trata de una pieza de plomo que ha aparecido durante las obras de ampliación del ayuntamiento de Rostock. Los obreros, durante la excavación de los cimientos, deben obtener el visto bueno del equipo local de arqueólogos que supervisa la obra y se percató de un objeto metálico recuperado de lo que en su día fue el fondo de una letrina. Una vez desenrollada, las palabras «sathanas taleke belzebuk hinrik berith» se volvieron legibles. La maldición, cuidadosamente grabada en letras minúsculas góticas, estaba dirigida contra una mujer llamada Taleke y contra un tal Hinrik, a los que se condenaba a tener que lidiar con los demonios Satanás, Belzebú y Berith.

No es de extrañar que apareciese en el fondo de una letrina, ha aclarado el jefe de los arqueólogos locales, Jörg Ansorge, que recuerda que estas tablillas de maldiciones se colocaban donde fuera difícil o imposible encontrarlas. Los malditos no deberían enterarse del desastre inminente porque la magia dañina debía desarrollarse en secreto.

Los sótanos de la calle An der Hege, en uno de las cuales estaba la letrina, pertenecieron a seis casas medievales reconstruidas significativamente después de un gran incendio en 1677 y destruidas después, durante los bombardeos de 1942. El sótano data del siglo XIII y la tablilla de maldición debió ser depositada allí en el siglo XV, según los cálculos de Ansorge.

Más tarde, alrededor de 1880/90 se construyó sobre esa misma casa un nuevo edificio de estilo guillermino. En el mismo sótano medieval se conservaban restos de artesanía y de la vivienda, entre ellos una chimenea para ollas y una escalera de piedra por la que no sabemos si bajaban y subían las víctimas de la maldición o sus perpetradores.

Magia negra

Estas tablillas obedecen al deseo de perjudicar y causar males diversos, en el contexto de la magia negra. La utilización del plomo no es gratuita, sino cargada de simbolismo: además de las ventajas prácticas que su maleabilidad y fácil obtención ofrece frialdad, pesadez y se considera que está regido por Saturno, en astrología el planeta maléfico por excelencia.

Igualmente cargados de significado eran los lugares donde debían depositarse las láminas. La mayoría de las tablillas han sido halladas en tumbas o en pozos, fuentes y corrientes de agua en general, que se suponía conectaban este mundo con el reino del dios Hades. Algunas de las inscripciones, de carácter erótico, buscaban atraer al ser deseado en contra de su voluntad, incuso por medio de la tortura del insomnio, diversos impedimentos para comer y beber, o fiebres y pérdida de fuerza o vi gor, pero no parece ser este el caso de la tablilla de Rostock. Taleke y Hinrik deben ser acosados por los demonios, o quizá separados a causa de los celos, el interés económico o por alguna cuestión doméstica que quedará para siempre en el misterio.

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