El diario del Vaticano sale en defensa de Pío XII y plantea el dilema de la «fiabilidad de las fuentes» en tiempos de guerra

Matteo Luigi Napolitano, historiador experto en las relaciones entre la Santa Sede y la Alemania de Hitler, aporta elementos de contexto para dar el justo peso al contenido de la carta, especialmente a este párrafo escrito en la letra confidencial del 14 de diciembre de 1942: «Las últimas informaciones sobre 'Rawa Russka' con el alto horno de las SS, donde cada día matan hasta 6.000 personas, especialmente polacos y judíos, me las han confirmado otras fuentes«.

Esa misma información «ya había llegado al Vaticano, a aliados y a organizaciones judías desde diversas partes de la zona de Europa ocupada por los nazis«, escribe Napolitano. El problema que tuvieron que afrontar ante esos datos tanto el Vaticano como el bando aliado y las organizaciones antinazis era «la fiabilidad de las fuentes».

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Javier Martínez-Brocal

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Recuerda por ejemplo que en esas mismas fechas, Paul Guggenheim, «director en Ginebra del Congreso Judío Mundial, bloqueó noticias sobre campos de exterminio que su empleado Gerhart Riegner estaba a punto de enviar a judíos ingleses y estadounidenses y a sus organizaciones de ayuda». «Guggenheim pidió primero a Riegner que borrara la mención a los hornos crematorios; y luego que incluyera una advertencia sobre la no verificabilidad de las fuentes«, subraya Napolitano.

En los archivos del gobierno británico se conserva la relación del cónsul de EE.UU. en Ginebra, quien explicó a su gobierno que «Guggenheim confirma que (…) existen numerosas divergencias en varios informes».

Napolitano recuerda otro episodio que muestra los problemas de Washington y Londres para confirmar las informaciones sobre los campos de exterminio. Escribe que «en 1943, Estados Unidos y Gran Bretaña tenían la intención de publicar una nueva declaración sobre los crímenes de guerra alemanes en Polonia. La declaración fue emitida el 30 de agosto de 1943 y publicada en la colección oficial del Departamento de Estado de Estados Unidos. Se suponía que un párrafo de esa declaración mencionaría las cámaras de gas, pero fue eliminado«.

Las minutas explican que «a propuesta del gobierno británico, que afirma que no hay pruebas suficientes para justificar una declaración sobre las ejecuciones en las cámaras de gas, se ha acordado eliminar la última frase del segundo párrafo de la declaración sobre los crímenes alemanes en Polonia«.

El historiador explica además que «en cualquier caso, la trágica noticia procedente de Rava-Russka apareció en la portada del Jewish Post ya el 1 de febrero de 1943. No es más que un ejemplo de la masa de noticias más o menos verificables que llegaban desde Europa del Este«.

En cuanto a la acusación de que el Papa guardó un silencio culpable ante la tragedia, el diario del Vaticano recuerda el mensaje del Pontífice en la Navidad de 1942, en el que mencionó a los «cientos de millares de personas que, sin culpa propia alguna, a veces sólo por razones de nacionalidad o de raza, se ven destinados a la muerte o a un progresivo aniquilamiento«. »Como se sabe, algunos lo han juzgado de demasiado blando porque el Papa no hablaba explícitamente de los judíos«, añade Napolitano.

Dice que en su tiempo el mensaje «fue bien acogido por los medios aliados» como demuestra la minuta de la conversación del Papa, el 29 de diciembre, con el representante del gobierno británico Darcy Osborne. «Ha prometido que haría cualquier cosa a favor de los judíos», comunicó el diplomático a su gobierno. «Dudo que haya alguna declaración pública, especialmente porque los pasajes de su mensaje radiofónico de Navidad se aplican claramente a la persecución de los judíos«, añadió.

También L'Osservatore Romano cita otro mensaje del entonces cónsul italiano en Odesa, quien el 1 de junio de 1943 «comunicó a su gobierno que Pío XII 'habría expresado el deseo de influir directamente en el gobierno rumano para lograr un trato más humano hacia los judíos', y que con este fin había enviado al nuncio apostólico en Bucarest, Andrea Cassulo, en Transnistria. 'El nuncio – escribió el cónsul italiano – no tomó al pie de la letra el gueto «domesticado» que le fue mostrado'«. Por otro lado, el cónsul también señaló »que era 'difícil dar cifras (sobre la violencia antisemita), pero muchos miles, tal vez decenas de miles de judíos fueron reprimidos y arrestados«.

En resumen, Napolitano recuerda que los contemporáneos de Pío XII que disponían de la misma información dieron aún menos peso a los datos que recibían sobre el drama que se estaba consumando en Europa del Este; tenían constancia sobre la acción del Papa para poner a salvo a judíos; e interpretaron que en su mensaje de Navidad de 1942 había salido en su defensa.

El debate está abierto, y continuará en un congreso internacional organizado en octubre por instituciones judías y vaticanas, sobre el valor de 'Los nuevos documentos del Pontificado de Pío XII', en referencia a los tres años de la apertura a estudiosos de los archivos sobre este pontificado. Lo inaugurará Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y participará el rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni.