CRÍTICA DE:
'Poesía completa', de Wislawa Szymborska: retrato íntegro de la gran dama de la poesía polaca
POESÍA
Bajo el nombre de Szymborska se esconde una personalidad con muchas verdades dialécticas, como se aprecia en esta edición
Otras críticas del autor
La poeta polaca Wislawa Szymborska (1923-2012)
Estamos sin duda ante una muy buena noticia para todos los lectores de poesía en español. A un año del centenario del nacimiento de Wislawa Szymborska, a un año de la aparición en Polonia del que se creía que era todo su corpus poético, ... se publica por primera vez en un idioma que no es el polaco, la totalidad de los catorce libros firmados por nuestra autora más la sección de los 'Poemas dispersos' de la que se ha prescindido de un poema no original respecto de la edición preparada por la editorial Znak.
En esta 'Poesía completa' está, con todas las precauciones debidas, el retrato íntegro de la que podemos considerar como la gran dama de la poesía polaca, incluso aquellos textos primerizos que ella consideró «la peor experiencia de mi vida» y que condenó al olvido tal vez para no desempolvar la época misma en que fueron escritos.
POESÍA
'Poesía completa'
- Autora Wislawa Szymborska
- Editorial Visor
- Año 2024
- Páginas 733
- Precio 30 euros
Aquí puede leerse, por tanto, aquello de «No os cansaré con discursos. / Admitidme en el partido,/ quiero morir comunista» o «Los obreros no deponen sus armas, / ni mientras miran a la muerte a la cara». Y, sin embargo, entre cantos de bienvenida a la ciudad socialista, entre panfletos ideológicos de exaltación del nuevo régimen, aquí y allá la verdadera Szymborska pide paso, empieza a construir su voz, inaugura de alguna forma ese estilo aparentemente ingenuo que nos da una versión nueva de la cotidiano.
Un tipo de poema cuya única ley es la de la falacia, la falacia de la sencillez
Szymborska es fundamentalmente un estilo. Hace que la aventura propuesta por el romanticismo tenga un sesgo casi naif, le da la vuelta a la seriedad de las grandes visiones, de las grandes palabras y las hace atravesar por algún Callejón del Gato de Cracovia para desmitificarlas.
Delicada y sarcástica, y a pesar de su envergadura como poeta siempre huidiza de los oropeles de la vida literaria, es capaz de crear un discurso de la pobreza y de las digestiones cortas. Metafísica por ser antimetafísica, su obra no expresa certezas, sino dudas, las matemáticas poco exactas del no sé. Ante las esenciales preguntas y las esenciales respuestas, a ella le gusta rebajar el tono, bajarle los humos al pensamiento, sospechar de las cosmovisiones totales. Prefiere, sin duda, ver las escenas de la realidad donde la lógica sale disparada por un elemento no previsto, por un punto de fuga no catalogado. En la tragedia de Hiroshima, por ejemplo, vuela un sombrero, cuando habla de la metafísica no olvida que hoy ha comido fideos con tocino, en el cuadro de un paisaje una brizna de hierba sustituye solemne a la firma, Hitler es convertido en Adolfito.
Su obra no expresa certezas, sino dudas, las matemáticas poco exactas del no sé
Bajo el nombre de Szymborska se esconde una personalidad con muchas comillas, con muchas máscaras, con disimulos, ocultaciones y verdaderas dialécticas. No es extraño por eso que creara un tipo de poema cuya única ley es la de la falacia, la falacia de la sencillez siendo extremadamente elaborado, del tono menor cuando en realidad nos somete a una aventura lingüística, vital, filosófica y política.
Su forma humorística e irónica de jugar con las paradojas, con los sentidos que se bifurcan, con los cambios de punto de vista nos hacen creer en el espejismo según el cual escribe más allá de toda desesperación cuando, en realidad, lo que hace es atentar sutilmente contra cualquier equilibrio o verdad de nuestras emociones o contra ese conjunto de opiniones y creencias que conforman nuestra idea del mundo. Su utilización de la écfrasis no es realista sino una forma de manipular sabiamente la realidad para dejar atrás, como las serpientes, la piel vieja de lo sabido, para crear una mudanza de las cosas.
Darle a la pesadez del mundo esta apariencia de ligereza, obtener de la tragedia el rictus de una sonrisa es lo que los lectores de poesía van a encontrar o a reencontrar en este volumen que sin duda va a formar parte de nuestra biblioteca sentimental. La presencia de una escritura feliz que seguirá atrayendo a todos aquellos para los que un poema es ese milagro por el que, como ella escribió de Vermeer, el Mundo no merecerá el fin del mundo.