EntrevistA

Jonas Kaufmann: «La ópera es demasiado valiosa para reducirla a un entretenimiento de lujo»

El mejor tenor del siglo XXi

Considerado el mejor tenor de este siglo, Jonas Kaufmann reivindica que este arte sea más cercano y menos elitista. Arranca su tempotada de verano. Hace unos días, protagonizó la apertura de la IV edición del festival Santa Catalina Classic. A finales de agosto, dará un concierto especial por el centenario de Puccini en Mallorca

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El tenor Jonas Kaufmann (Múnich, 1969) © Gregor Hohenberg Sony Music

Jonas Kaufmann es alemán, tiene 54 años y en Instagram le siguen 153.000 personas. Los datos resultan contundentes, no engañan y podemos afirmar, sin lugar a dudas, que el tenor es un ídolo de masas dentro de la música clásica. (y eso que el ... precio de las entradas para verle en su próxima cita en Múnich alcanza la estratosférica cifra de 1.300 euros). La noche previa a su concierto al aire libre en Las Palmas de Gran Canaria, en el arranque de la IV edición del festival Santa Catalina Classic, su voz suena atronadora. Impresionante. Se sobrepone, como si nada, al viento que agita los árboles y las palmeras del entorno y que no ha dado tregua en todo el día. La voz de Kaufmann envuelve con calidez mientras un frío inusual para esta época del año incomoda sobremanera. Entre los acordes que ensaya la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, dirigida por Karel Mark Chichon, se deslizan notas de 'La traviata', de alguna melodía mítica de bandas sonoras cinematográficas… los temas más queridos por el tenor germano en este tipo de eventos estivales.

A cualquiera podría darle por pensar que con tantos macroconciertos de estrellas del rock y del pop que bailan a la luz de la luna, tal vez el verano no sea la mejor época del año para la ópera. Nada más lejos de la realidad, a tenor (nunca mejor dicho, si hablamos de Jonas Kaufmann) de la agenda de compromisos que confiesa tener antes de iniciar su recital en Santa Catalina Classics: "La próxima actuación es un recital de canciones en Múnich, que incluye 'Dichterliebe' de Schumann, con mi querido amigo y 'pareja de canciones' Helmut Deutsch. Después, un concierto al aire libre en Wiesbaden, 'The Sound of Movies', donde interpretaremos los grandes éxitos del cine. A finales de julio, haré tres actuaciones de 'Tosca' en Múnich; y después iré a Mallorca a un concierto especial por el centenario de Puccini en el Festival Cap Rocat, junto a mi querida colega Sondra Radvanovsky y el director Marco Armiliato en la dirección". No dudo (y no duden) de que habrá quien le siga en todo este periplo, pese a los elevadísimos precios de las entradas.. Kaufmann tiene una enorme legión de fans, como las estrellas de la ópera de antaño pero en este tiempo de redes sociales. Un divo al alcance de la mano. Y ese ejercicio de humildad no viene de ahora, sino de fábrica, pues así recuerda su exitoso estreno en la Metropolitan en 2006: "Salí y la gente saltó de sus asientos y se puso a gritar. La verdad es que no me lo podía creer, me quedé literalmente boquiabierto. Solo sé que me flaquearon las rodillas y pensé: ¿Pero de verdad esto es por mí? Suena a lo típico que se dice en los Oscar, pero es justo lo que sentí en ese momento, y es que nunca había obtenido una reacción así". Y hablando de público...

¿Cómo se relaciona con él?

—Es una de las cosas más importantes de nuestra profesión. Todo cantante que haya hecho una grabación de estudio sabe a lo que me refiero. Cantar sin público es un desafío especial para los llamados "animales escénicos", necesitan la respuesta del público para dar lo mejor de sí. Lo difícil que es hacerlo sin público ya lo experimentamos especialmente durante la pandemia, cuando hicimos varias grabaciones y retransmisiones en directo en un teatro vacío. Cantas a pleno pulmón y no recibes aplausos, solo el movimiento de cabeza de un cámara. Fue duro, y eso nos recordó lo mucho que necesitamos la respuesta del público.

Bandas sonoras

«Puccini -que falleció antes- hubiera sido el compositor perfecto para la música de cine»

En España hay una canción pop cuyo estribillo dice que son "malos tiempos para la lírica". Yo le pregunto: ¿qué puede aportar la ópera al convulso mundo contemporáneo?

—Si bien es difícil que pueda cambiar el mundo, una cosa está clara: para mucha gente un buen espectáculo de ópera ha sido una experiencia que le ha cambiado la vida. Dado que la ópera es una fuente inagotable de emociones, te puede tocar el corazón realmente y, en el mejor de los casos, hacer que salgas de la ópera con un estado de ánimo totalmente diferente al que tenías cuando entraste. Esto ocurre especialmente con los niños, y yo soy un buen ejemplo de ello.

Como gran aficionado a la música cinematográfica, ¿qué ópera clásica y qué compositor elegiría para poner banda sonora a este presente tan complejo?

—Elegiría una combinación que evocara diferentes estados de ánimo, que fueran desde lo muy muy dramático a lo reconfortante, depende de la historia y la situación especial. Creo que Puccini –que falleció antes de que se inventaran las películas sonoras– ha sido el compositor perfecto para la música de cine. Estoy seguro de que muchos compositores de música cinematográfica estudiaron sus partituras con la misma atención que escuchaban la música sinfónica de Richard Strauss.

Dice que la música es muy importante para los niños, y usted es un claro ejemplo de ello. ¿Cómo surgió su idilio?

—Para mí, la llave que abrió ese mundo mágico de la ópera fue una representación para familias de 'Madama Butterfly' un domingo por la tarde. Por aquel entonces, tenía seis años y me impresionó tanto que no podía entender que la mujer que acababa de apuñalarse estuviera de pie frente al telón. Para mí la ópera era tan verdadera, tan genuina y seria... Así me sentí en ese momento y, en cierto modo, ha seguido siendo así desde entonces.

Divulgación

«Me interesa conquistar a los más jóvenes y ganar un público más amplio para la ópera»

Usted era un niño y le tocó de lleno la ópera, pero ahora suena el ritmo del reguetón y otras 'melodías en todas partes y a todas horas. ¿Cómo se compite con eso?

—Ante todo, necesitamos buenas formas de presentación, ya sea en las escuelas o en los medios de comunicación, especialmente en las redes sociales. Y esto requiere algo más que solo unos videoclips de un minuto. La gente debería al menos tener la oportunidad de escuchar la melodía de un aria para engancharse lo suficiente como para ir a buscar más por su cuenta. Pero no solo me interesa conquistar a los más jóvenes, sino, en general, ganar un público más amplio para la ópera.

¿Popularizarla es retransmitirla en salas de cine o en plazas públicas? Porque hay quien piensa que es rebajarla.

—Sin duda, creo que las retransmisiones en el cine y las representaciones al aire libre en lugares públicos pueden ayudar a derribar las barreras. He hecho de esto mi causa especial en la vida porque creo que la ópera es una forma de arte demasiado valiosa como para reducirla a un entretenimiento de lujo para las personas pudientes. La ópera era muy popular hace un siglo, gracias a Puccini y sus arias populares, que eran los grandes éxitos del pop de entonces, que todo el mundo silbaba y tarareaba. Estoy convencido de que hoy en día la buena ópera también tiene el poder de mover a las masas. Pero hay que saber cómo utilizarla y presentarla.

¿Cuáles son los grandes cantantes que le han inspirado?

Oh, hay tantos que difícilmente podría nombrar a todos. Por mencionar unos pocos que me vienen a la cabeza de repente: de las sopranos, María Callas y Renata Scotto, por supuesto; así como Claudia Muzio, cuyas grabaciones de «Addio del passato» y «Ombra di nube» me conmovieron profundamente. De las mezzosopranos, Elena Obraztsova por su energía y poder; y lo mismo con los barítonos, Apollo Granforte (cuya grabación de Tosca me hizo desear interpretar a Scarpia) y Josef Metternich (que fue uno de mis profesores en Múnich). En cuanto a los tenores, nunca olvidaré las ganas que tenía de cantar «Nessun dorma» después de haber visto aquel legendario concierto de Los Tres Tenores en Caracalla en 1990. Aparte de eso, simplemente admiro los logros de Pavarotti, Domingo y Carreras: han hecho mucho por atraer a un público más amplio a la ópera. Después, me inspiraron Jon Vickers, Franco Corelli y Carlo Bergonzi, así como Nicolai Gedda y Fritz Wunderlich. Gedda cantaba en todos los idiomas y estilos, ya fueran líricos o dramáticos. No había nada que no pudiera hacer; y su voz seguía flexible y redonda. ¡Y sin esfuerzo alguno! Fritz Wunderlich cantaba todo con tanto amor y esperanza, con tanta pasión y fuego que te hacía creer que era la última vez que iba a actuar. Con él, incluso la música insípida y las palabras imposibles sonaban como lo más bello del mundo. Me llevaría su grabación de Granada a una isla desierta. Su forma de cantar es increíble, tan rebosante de energía.

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