Cinco Minutos de gloria
Juana de Aizpuru o empoderarse con arte
La veterana galerista se retira. Ellas y otras grandes damas del arte son ejemplo de empoderamiento con clase
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La galerista Juana de Aizpuru
Antes de que se 'inventara' el término empoderada para hablar, reivindicar, la causa de la mujer contemporánea, ya estaban ahí Juana de Aizpuru, Soledad Lorenzo, Juana Mordó, Elvira González, Helga de Alvear, Rosina Gómez Baeza... Ya estaban ahí en el escenario del arte ... español, porque estas grandes damas llevaban la batuta y el látigo, si era preciso, para mantener a raya a quien se le pusiera por delante en sus intentonas de mangonear sin ton ni son o con ínfulas de señorío machista. Ahora que la RAE admite la palabra machirulo, el arte español ha sido poco machirulo (excepciones haberlas haylas) y se lo debemos a estas señoras (con) mayúsculas que enseñaban las uñas y los dientes como unas profesionales de altísimo copete cuando se trataba de defender a sus artistas, a ellas mismas o su negocio (negociado) ante cualquier enemigo.
Y la semana pasada nos llegó la noticia de que se retira, se jubila, cierra su galería de Madrid Juana de Aizpuru a los 91 años. Un email personal entró como un rayo el 20 de noviembre: «He agotado mi tiempo, y te aseguro que he hecho verdaderos esfuerzos para alargarlo hasta el máximo, pero ya no puedo más». Te asaltan la nostalgia, los recuerdos, su imagen, su presencia en Arco que ya no volverá a protagonizar el álbum de fotos. Su coquetería, su elegancia que sabe lucir como nadie unas zapatillas de andar por casa.
Me viene a la memoria la última vez que charlé largo y tendido con ella. Fue antes de la pandemia en una comida mano a mano en un restaurante cercano a su galería, donde sabían cuánto le gustan las croquetas, y la mimaron como se mima a un cliente de toda la vida. El almuerzo se prolongó durante un par de horas y doy fe que Juana de Aizpuru no paró de hablar ni un minuto, con su ímpetu de siempre, su ganas de poner a muchos n(h)ombres del pasado en su sitio, para lo bueno y para lo malo. Con proyectos aún en el bolso… Querida Juana, te echaré de menos para lo bueno y lo malo.