DARÁN QUE HABLAR:

Irene Molina: «Lo digital también es 'real' puesto que tiene consecuencias»

Escultura

«Me reconozco en una generación que aborda con frescura y sentido crítico temas urgentes como el uso de la tecnología o la crisis climática». El empleo responsable de lo digital hace que la obra de Irene Molina 'dé que hablar'

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'Selfie' de Irene Molina para 'Darán que hablar' I. m.

Nombre completo: Irene Molina Ginel. Lugar y fecha de nacimiento: Granada, 25 de febrero de 1997. Residencia actual: Madrid. Formación: Grado en Bellas artes UGR y Máster Producción artística UMA. Ocupación actual: Artista visual.

Qué le interesa. Trabajo ... con nuevos medios para entender cómo lo digital condiciona nuestras vidas. Lo digital también es real puesto que tiene consecuencias: consume energía, ocupa espacio físico, deja residuos y cambia la manera en que miramos, deseamos y nos comunicamos.

Me interesa esa infraestructura y sus efectos en el cuerpo y en la atención. Mi práctica se sitúa en la intersección entre lo digital y lo físico. Mediante diferentes técnicas de fabricación digital y datificación ( fotogrametría, animación e impresión 3D) investigo la traducción entre ambos lenguajes y cómo, al pasar de un estado a otro, la máquina y los datos dejan su impronta.

En el centro de mi práctica hay una pregunta constante: ¿cómo podemos habitar el presente digital desde un cuerpo material? Busco generar un diálogo mediante objetos y entornos que, entre el artificio y la simulación, buscan crear propuestas visuales sobre nuestra relación con los entornos virtuales y con las ecologías alteradas del siglo XXI.

Detalle de uno de los vídeos de Irene Molina I. M.

De dónde viene. He tenido la suerte de mostrar mi trabajo en varios países, galerías e instituciones, entre las que destacan: la Cidade da Cultura de Galicia, Casa de Vacas en Madrid, Palazzo Pucci en Florencia, Enari Gallery en Ámsterdam, Di Gallery en Sevilla, el Círculo de Bellas Artes de Madrid, La Térmica en Málaga y el Museo Nacional de Artes Decorativas también en la capital.

También he participado en ferias internacionales de arte contemporáneo como Estampa y UVNT Art Fair en Madrid, Focus Art Fair en la Saatchi Gallery de Londres, además de la bienal de diseño y arquitectura Mayrit.

Fui residente de la XXI promoción de la Fundación Antonio Gala, una experiencia que me dio libertad total para desarrollar un proyecto largo sin tener que pensar en nada más que en crear. Y uno de los hitos más importantes fue recibir el Premio BMW de Arte Digital en 2022, un reconocimiento que me dio confianza en un momento muy temprano de mi carrera.

Detalle de las obras de la artista en DiGallery I. m.

Supo que se dedicaría al arte… El arte fue el idioma de mi casa. Mi padre fue pintor y después profesor de dibujo; mi madre es filóloga. Crecí entre láminas y libros, y muy pronto tuve claro que quería dedicarme a la cultura y a la estética. Se me daban muy bien las matemáticas y el dibujo técnico, hasta me planteé hacer una ingeniería o arquitectura, aunque entendí que mi lugar estaba en las artes visuales. Descubrí que el arte es un lenguaje increíble con el poder de comunicar desde la sensibilidad, y desde entonces ese ha sido mi camino. Me siento muy afortunada de que este sea mi trabajo.

Escultura de la creadora granadina I. M.

¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el arte para «sobrevivir»? En mis primeros años como artista autónoma sobreviví a base de becas, residencias y encargos de lo más variados. Hice carteles en 3D para fiestas de electrónica con briefs bastante peculiares; visuales para clubs donde cantaban personajes como La Zowi o Colectivo da silva; atrezzo para compañías de teatro; videoclips hechos con animación 3D para raperos... Tenía mucha conexión con el mundo de la música y empecé moviendome por ahí. Siempre he sido muy resolutiva y me las he apañado para sostener la práctica desde lo creativo, aprendiendo lo que hiciera falta para seguir produciendo.

'Fuente'. Obra de Irene Molina I. M.

Su yo «virtual».Instagram es la gran plataforma, creo que es una herramienta estupenda que nos sirve a los creativos como portfolio y para conectar con personas afines (gracias algoritmo) aunque es bastante sacrificada y al final podemos llegar a ser esclavos de nuestro yo virtual, si no posteamos suficiente podemos llegar a volvernos invisibles, así que mi relación es de amor-odio. Mis primeros proyectos han surgido a través de instagram, por lo que le debo bastante a las redes. También tengo una página web con un landing en 3D interactivo que he diseñado desde cero tras mucho ensayo y error.

Obras de Irene Molina en La Cidade de la Cultura de Santiago I. M.

Dónde está cuando no hace arte. Hace poco impartí una clase en el IED para el Máster de Moda Digital y lo disfruté mucho, aunque no creo que termine dedicandome a la docencia, pero quién sabe. Por otro lado, además de colaborar con galerías e instituciones, me interesa el diseño de mobiliario y de objetos: he creado desde mesas para estudios mediante fabricación digital hasta bandejas especiales para chefs con estrella Michelin. También trabajo en diseño de espacios y arquitectura efímera, y asumo dirección creativa para eventos e instalaciones que es una cosa que me encanta. Me interesa también el mundo de la moda: justo ahora estoy trabajando con Álvaro Calafat, diseñador de moda malagueño para crear unos bolsos un poco peculiares que verán la luz muy pronto.

Irene Molina en Rio&Meñaka, su galería I. m.

Le gustará si conoce a... Soy muy fan del trabajo de muchas artistas; me obsesionan especialmente Eva Fábregas, Teresa Solar, Candela Capitán, Andrea Ferrero y Andrea Munanin. Entre mis colegas de generación destaco y admiro a Rosa Aguilar, Amara Toledo, Javier Ruiz, Jaime Urdiales, Sabek, Hodei Herreros, Pedro Hoz, Zoilo Blanca, Almaro y Piro... Tengo la suerte de contar con amigos con muchísimo talento.

Escultura de Irene Molina I. M.

Qué se trae ahora entre manos. Acabo de ser seleccionada en la convocatoria Digital on Stage, cofinanciada por la Unión Europea. Por lo que estoy preparando una pieza que se estrenará en 2026 en el Kilowatt Festival (Sansepolcro, Italia). Será mi primera performance colaborativa trabajando codo con codo con Paco Ladrón de Guevara, que pondrá el cuerpo en escena, y mi alter-ego será un perro robot Unitree Go2. Estoy desarrollando la interacción entre coreografía, robótica y 3D, prototipando objetos impresos y tests de movimiento para afinar el diálogo cuerpo–máquina y las relaciones afectivas con estos dispositivos.

'The Bell Jar', de Molina I. M.

¿Cuál es su proyecto favorito hasta la fecha? Entre muchos otros proyectos públicos, si tuviera que destacar uno reciente, sería mi último solo show en la galería Río y Meñaka, 'Máquinas deseantes', inaugurado durante la semana de apertura de 2025. Es una exposición con la que me siento especialmente satisfecha por el reto conceptual y técnico que supuso, y porque marca una clara evolución en mi lenguaje visual.

¿Por qué tenemos que confiar en ella? Creo que hay que confiar en todas las artistas: en lo que cuentan y en las formas que proponen para mirar el presente. Me reconozco en una generación que aborda con frescura y sentido crítico temas urgentes como el uso de la tecnología, ecologías alteradas y crisis climática, género, política y economía de la atención.

Detalle del montaje de 'Máquinas deseantes' I. M.

¿Dónde se ve de aquí a un año? Me apetece mucho dar el salto al cine y tengo en marcha el guion de un corto y quiero estrenarlo en 2026 si todo sale bien. En paralelo, me veo ampliando el equipo del estudio para abordar piezas de mayor escala. Me encantaría trabajar en equipo muy pronto.

Defínase en un trazo.

¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? A Jaime Urdiales, un pintorazo.

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