ARTE

Francisco Bores, La atmósfera de las vanguardias

MADRID

Otro aniversario a tener en cuenta, el de este vanguardista del que la Residencia de Estudiantes analiza sus años más fecundos

Lienzo de Bores de la exposición en la Residencia de Estudiantes ABC

Cincuenta años después de la desaparición de Francisco Bores, la Residencia de Estudiantes revisa la trayectoria de este artista desde aquellos años de impresionante ebullición cultural en Madrid hasta las décadas parisinas. En esta misma institución ya se realizó en 1999 la muestra ' ... Francisco Bores. El Ultraísmo y el ambiente literario madrileño', mientras en el MNCARS se vio 'Bores esencial (1926-1971)'.

Expertos en la vanguardia española como Juan Manuel Bonet, Eugenio Carmona, Concha Lomba y Jaime Brihuega han investigado a fondo a este artista que ha sido calificado como el más característico de los pintores del '27 parisino', siendo uno de los creadores que participó en el homenaje a Góngora que se publicó en 'Litoral', documento fundacional de la poética más brillante de la época.

Pasar revista a una época

Revisar a Bores supone, valga el juego de palabras, 'pasar revista' a la época, esto es, prestar atención a las publicaciones que daban cauce a lo nuevo. Bores colaboró en cabeceras como 'Alfar', 'España', 'Índice' o la determinante 'Revista de Occidente', para la que realizó unas bellas viñetas en 1925. Este artista de carácter tímido frecuentó las agitadas tertulias madrileñas y participó de ese 'espíritu ultraísta' en el que fue deter- minante la estética un tanto expresionista que fijó Norah Borges con sus xilografías.

La exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos que se celebró en el Palacio de Velázquez en 1925 fue, en cierto sentido, el punto de inflexión que reveló la 'impopularidad' del arte nuevo, algo sobre lo que precisamente meditó Ortega y Gasset en 'La deshumanización del arte'. El mismo Bores apuntó que las obras que presentó en esa cita eran exponentes de un «clasicismo renovado», como puede apreciarse en el retrato que realizó en 1923 del gran analista de las vanguardias Guillermo de Torre. Juan de la Encina subrayó que Bores no tenía nada de cubista y alabó el sólido tratamiento que daba a la materia pictórica, algo que también fue elogiado por José Moreno Villa.

Fragmento de uno de los lienzos de Bores

Este artista, que reconocía que había tratado en los años veinte de librarse de las influencias, llegó a París, donde los 'ismos' estaban preparados en una impresionante 'farmacia' para provocar esa crisis que, en última instancia, no tiene cura. Bores, absolutamente abducido por el torrente de las vanguardias que estaban canalizándose hasta remansos prestigiosos, encontró en Cézanne «un maestro de la libertad» aunque fue, sin ningún género de dudas, Matisse quien más le influyó. Lejos quedaba la ya mirada tolerante de Cecilio Pla, si bien la atmósfera del Impresionismo que aquel transmitiera no dejó de latir en el imaginario de Bores.

Consideraba la pintura como «un acto sensual», tratando siempre de dar rienda suelta al lirismo sin dejar de lado la «pasión por las texturas». A finales de la década de los veinte, en la apertura de la década en la que Europa se oscurecerá marchando aceleradamente hacia la catástrofe, descubrió la Provenza y, como dijo, trató de restituir en sus cuadros «la extraordinaria luminosidad del mundo». Lejos de la rigidez de lo programático, ajeno al maniqueísmo estético, reivindicó la placentera sinuosidad de la línea curva y entendió que había que mantener en la obra de arte la emoción que se experimenta en la Naturaleza.

Exposición

Francisco Bores

'Madrid-París 1898-1972'. Residencia de Estudiantes. Madrid. C/ Pinar, 21-23. Comisaria: Genoveva Tusell. Hasta el 16 de abril

El recuerdo de aquel tiempo 'ventoso' que Bores sintetizó en una viñeta de 'Revista de Occidente' regresa como un aliento histórico, como ese «aire de París» que fractura la ampolla farmacéutica que Duchamp llevara como un regalo a sus mecenas norteamericanos. El testimonio vanguardista de Bores nos hace revivir, con cierta nostalgia, aquellos 'frutales' que en nuestro país tuvieron tantos problemas para enraizar.

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