El escobazo de Miguel Primo de Rivera

Eso que acontece cuando los gobiernos pierden la legitimidad de origen y optan por mantenerse patética y despóticamente «en ejercicio». Por eso es tan importante repensar lo que ocurrió antes, la causalidad de los acontecimientos. De eso trata la verdadera historia, plasmada en la exploración de alternativas: ¿Qué hubiera pasado si…? ¿Hubiera estallado la terrible guerra civil de 1936 si se hubiera respetado la civilidad imperante en la España de la restauración, vista siempre a través del estereotipo negativo conformado por los mitos del 98?

ENSAYO

'1923. El golpe de Estado que cambió la historia de España'

• Autor Roberto Villa García
• Editorial Espasa
• Año 2023
• Páginas 768
• Precio 23,90 euros

Para aproximarnos a la cuestión, es menester querer resolverla y, en la historia como en la vida, es preciso aceptar la incertidumbre. Este libro de Roberto Villa navega en ella con comodidad y construye argumentos potentes a partir de evidencias reales. No hay aquí «verdades cansadas». Tras sacudirse la pereza mental característica de no pocos autores que estudian el periodo, Villa expone preguntas renovadas y esenciales.

El despeje historiográfico resulta espectacular, pues comienza con el análisis de las acusaciones contra Alfonso XIII, nada más comenzar la Segunda República, a cuenta de su supuesta validación del golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera en 1923, presentada como razón última de su deposición en 1931.

Curiosamente, en línea con un autor renovador como fue Javier Tusell, el autor critica que «aún se insista en mantener viva la teoría indemostrada de que el movimiento militar culminara una sempiterna conspiración regia contra el régimen constitucional». Si el monarca se encontró con una «revolución que abolió el poder regio» y se vio obligado a acatar un pronunciamiento a cuya cabeza se hallaba un general como Miguel Primo de Rivera, soberbio, impulsivo, independiente y díscolo, en absoluto de su agrado, pues hasta desaconsejó nombrarlo ministro de la guerra en 1922, fue porque no tuvo remedio y por la fuerza de la opinión que lo apoyaba. Incluidos, como bien señala el autor, socialistas y catalanistas más o menos radicales.

La quiebra de la monarquía liberal, retratada en los catorce epígrafes de que consta el volumen, es narrada con habilidad y abundancia de referencias a fuentes contemporáneas. En la medida en que, mantiene Villa García, en 1923 los «militares alzados y gente de su confianza» se imponen al sistema y expresan el hartazgo social ante «crisis ministeriales frecuentes, programas incumplidos...».

Primo de Rivera representó una oportunidad que tuvo su tiempo. También en este punto el libro propone una visión alternativa. Pues, según recuerda, deben transcurrir años para que Alfonso XIII reciba los primeros reproches significativos por haber transigido, primero con el directorio provisional, luego con el gobierno del general. El vacío político y simbólico tardó en aparecer. Cuando llegó, arrastró al propio Rey.