CRÍTICA DE:
'Dos cosas tan desiguales', de Isabel Cordovil en Pedro Cera: La oscura y ambigua luz de la religión
escultura y FOTOGRAFÍA / MADRID
Inspirándose en Santa Teresa de Jesús, la lisboeta Isabel Cordovil analiza en la galería madrileña Pedro Cera el impacto de la fe en la sociedad actual
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Madrid
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Iniciar sesión«¡Oh nudo que así juntáis / dos cosas tan desiguales, /no sé por qué os desatáis, / pues atado fuerza dais / a tener por bien los males...!». Este breve fragmento de Santa Teresa de Jesús inspira 'Dos cosas tan desiguales', la primera exposición de Isabel Cordovil ... (Lisboa, 1994) en esta galería también primeriza en Madrid, aunque con amplia experiencia en Lisboa.
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Un proyecto que a partir de esa referencia a nuestra gran mística despliega una reflexión personal sobre la influencia que la tradición y la educación judeocristiana continúa ejerciendo, a veces desde mecanismos muy sutiles y engañosamente caducos, sobre nuestra sociedad y nuestra cultura europeas, a pesar de su aparente secularización.
Y es eminentemente personal, como la propia artista revela, porque ella misma proviene de un ámbito de fuerte impronta católica, cargado de símbolos y estereotipos profundamente jerarquizados que han condicionado la posibilidad de encontrar espacios de identidad y de alteridad en aras de una pertenencia a doctrinas férreas y limitadoramente dogmáticas. Algo que no debe sonarnos todavía demasiado lejano a quienes peinamos ya bastantes canas.
Su propuesta en Pedro Cera resulta así una suerte de voluntad catártica, basada en experiencias propias, con la que trata de traspasar límites pretéritos hacia nuevos espacios de conocimiento, personal y universal. Como reza el poema de Teresa de Jesús, presenta una serie de obras en las que parece habitar una inquietante sensación de disparidad entre dos cosas dadas que, sin embargo, al tiempo paradójicamente podrían poseer algún tipo de destino común.
Recurriendo a diferentes elementos formales y simbólicos, muy bañados por la oscura y ambigua luz de la religión y de la Iglesia, Cordovil construye un discurso oscuro, en ocasiones excesivo, y una atmósfera sombría, plena de referencias emblemáticas, a veces de lectura algo opaca, en el que los dobles sentidos, la caducidad de la vida, el paso del tiempo, los espacios de sacralidad, ciertas escenificaciones de vandalización, la ausencia del cuerpo de su creadora, el silencio sombrío y un 'locus' en el que la violencia y la agresividad moran, de manera evidente, aunque sutilmente perceptible, terminan por articular una sintaxis de expiación-liberación que en ocasiones resulta un poco simbólica y escenográficamente 'dejà vu'.
Isabel Cordovil
'Dos cosas tan desiguales'. Galería Pedro Cera. Madrid. C/ Barceló, 13. Hasta el 24 de febrero. Dos estrellas.
Las piezas más sugerentes son 'Putrido', 14 fotos relacionadas con las paradas de Cristo en la Vía Dolorosa, que actúan como sugerente vánitas contemporánea, otra obra fotográfica, 'Colère', altar agredido de la auténtica divinidad actual: el dinero, y 'Ubi sunt', una inquietante cama de bronce de sábanas arrugadas. Ausencia y regreso.
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