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Cecilia Frías, de Biblioteca Castro, el valor de lo clásico
Al frente de cada uno de los nuevos títulos del catálogo de Biblioteca Castro, como responsable de la edición, se encuentra Cecilia Frías
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Cecilia Frías (Madrid, 1975) se hizo lectora furibunda en los largos veranos de su infancia, en un lugar de la Mancha del que sí quiere acordarse
Recuperar el patrimonio literario español, desde la Edad Media hasta nuestros días. Con ediciones cuidadas lo mismo en la forma que en el contenido. Hasta sentar el canon. Ése es el objetivo de la Biblioteca Castro, un catálogo extraordinario que suma y sigue añadiendo ... títulos a aquellas Obras completas de Miguel de Cervantes Saavedra, en cuatro volúmenes, con que se estrenó hace ahora 31 años.
El sueño del abogado y empresario madrileño José Antonio de Castro, cuya fundación se puso en marcha en 1990, un año antes de su muerte. Un impulso que no ha dejado de producir excelentes ediciones hasta la fecha, siempre sin más subvención que los propios fondos.
Al frente de cada uno de los nuevos títulos del catálogo, como responsable de la edición, se encuentra Cecilia Frías. La encargada de que se cumpla con toda pulcritud, desde la aprobación del proyecto hasta la impresión del libro, la encomienda del director académico de la serie, Darío Villanueva, quien a su vez tomó el relevo de Domingo Ynduráin. Una estudiosa de la Filología Hispánica, la Teoría de la Literatura y la Literatura Comparada que ha visto colmadas sus aspiraciones desde que, como estudiante de COU, fue consciente del valor inconmensurable de nuestros clásicos.
Las lecturas, entonces, de Pío Baroja y sus compañeros de la Generación del 98, la introdujeron en un universo literario que se ha desvelado como un pozo sin fin. Un pozo lleno de tesoros que siguen cautivando a los lectores frente a modas y cantos de sirena.
Cecilia Frías (Madrid, 1975) se hizo lectora furibunda en los largos veranos de su infancia, en un lugar de la Mancha del que sí quiere acordarse, porque le permitió entrar en contacto con aquellos objetos, los libros, que formarían parte de lo más importante de su vida. De los cuentos infantiles a las primeras lecturas de adolescente, con Robinson Crusoe, Frankenstein o 'El guardián entre el centeno'.
Narraciones espléndidas de Bécquer y Lorca; versos de Unamuno, crónicas de Valle-Inclán...
Y de las lecturas juveniles de su tiempo (Gironella, Luca de Tena), a los autores del 98, a los del 27… y a todo el gran legado literario español desde el siglo XIII hasta el XX, después de terminar sus estudios y entrar en la Biblioteca, en el año 1998. Los textos más conocidos de los autores más conocidos, pero también textos menos conocidos de grandes autores y grandes textos de autores menos conocidos. Y algunos hitos, como la 'Historia del huérfano', de Andrés de León, inédito hasta que apareció en la serie, o la versión definitiva de la 'General Estoria de Alfonso X el Sabio'. Narraciones espléndidas de Bécquer y Federico García Lorca; versos de Unamuno, crónicas periodísticas de Valle-Inclán, libros de viajes de Julio Camba, artículos periodísticos de Cunqueiro… Todos con el mismo gusto en la edición.
Los clásicos, dice Cecilia Frías, son clásicos precisamente por su capacidad de seguir hablándoles de tú a tú a los lectores de todos los tiempos. Por seguirles concerniendo al contar las grandes pasiones, las heridas, las grandezas y las miserias de los seres humanos. Con la conciencia de que el Siglo de Oro o el siglo XX, precisamente, son quizás los dos grandes momentos de creación de nuestras letras. Pero con el convencimiento de que en todos los momentos de esta gran historia literaria de nuestra lengua, a lo largo de las últimas ocho centurias, hay siempre donde buscar y donde encontrar verdaderas joyas. Véase, por ejemplo, el siglo XIX completo.
O las colecciones de los grandes viajeros de los tiempos de los descubrimientos y las conquistas, además de ese momento inmediatamente posterior, quizás menos conocido y sin salir del siglo XVI, donde los navegantes españoles describieron la China de la dinastía Ming o la Camboya y el Borneo de la época… Historias muchas veces de perdedores, dice también, porque tal vez en los momentos de crisis o de decadencia es donde con más intensidad suele brillar la lengua literaria.
Tocar, leer, sentir y vibrar
Pasada la vorágine de la Feria del Libro de Madrid, los volúmenes de la Biblioteca Castro no han sido, con toda seguridad, los que hayan despertado las colas más kilométricas. Pero los lectores no fallan. No fallaron en los días de la pandemia, cuando los clásicos experimentaron un crecimiento de ventas espectacular tanto en España como en Hispanoamérica. Y siguen creciendo en número entre los que buscan ese «aura» del buen libro que, como el buen vino, cuanto más tiempo gana más matices cobra en el paladar del que lo degusta.
Una edición para tocar, leer, sentir y vibrar con cada ejemplar en papel. Y también para legar a los hijos y a los nietos. Lo que está de moda, lo mismo sube un día al cielo que al día siguiente se estrella contra el suelo. Pero lo que es bueno se convierte en clásico. Y lo clásico siempre está en vuelo.