La cárcel de las pantallas

Escrita en 1984, la novela parte de una premisa que a Atwood le parecía excesiva: «¿Iba a ser capaz de convencer a los lectores de que en Estados Unidos se había producido un golpe de estado que había transformado la democracia liberal existente hasta entonces en una dictadura teocrática que se lo tomaba todo al pie de la letra?».

Un golpe parecido ocurrió en 1979 cuando la Revolución islámica derrocó a la monarquía constitucional en Irán. Esa teocracia es el sustrato de la ficticia República de Gilead , una versión de los Estados Unidos en donde la guerra, la pandemia y el desplome de los índices de natalidad han rehabilitado las estructuras patriarcales, devolviendo a la mujer a la mera condición de acompañante y reproductora.

Es evidente el atractivo que esta alegoría tuvo para HBO . La serie, estrenada en 2017 y que acaba de llegar a su cuarta temporada , explota este filón pero, al mismo tiempo, ignora los matices más problemáticos que Atwood plantea con respecto al feminismo. Pues Gilead es, también, una imagen en negativo de las conquistas y derechos alcanzados por las mujeres del siglo XX. En este sentido, la serie es una cita hipertrofiada y tendenciosa de la novela. Una exageración, a veces grotesca, a veces caricaturesca, que borra el contexto. Y como lo señala la narradora protagonista: «El contexto lo es todo».

Esto es lo que encuentro más perturbador de leer hoy ‘El cuento de la criada’. Algo que, además, no parece haber previsto Atwood, quien colaboró en la vulgarización serial de su libro : el modo en que anticipó, quizás sin saberlo, una dictadura tecnocrática que se lo toma todo al pie de la letra. La hegemonía del algoritmo es la realización del viejo sueño de vigilancia y control total del dios-padre-estado. Ese que doblega el lenguaje para convertirlo en números y a los humanos en potenciales errores del sistema que deben ser identificados, corregidos o descartados .

Esto ha producido situaciones ridículas como la que protagonizó Facebook en 2018 cuando eliminó de su plataforma una publicación por considerarla racista y promotora del odio: resultó ser un fragmento del acta de independencia de los Estados Unidos . Y a la vez, ha provocado situaciones vergonzosas, como la vivida recientemente por Javier Cercas cuando voceros del separatismo catalán usaron una frase suya , dicha en 2019, para acusarlo de fomentar una absurda intervención militar en Cataluña.

Escapar a la tiranía del algoritmo quizás sea uno de los mayores retos de esta época. De lo contrario, corremos el riesgo de quedar atrapados en la cárcel de las pantallas, como los personajes de esos cuadros de la Edad Media , cuando aún no se había inventado esa técnica que insufló de aire todos los aspectos de la vida que hoy (todavía) podemos llamar moderna: la perspectiva .