ARQUITECTURA
Recuperación de la figura de Carme Pinós: cuando no da igual ocho que ochenta
Demasiado ligada a su pasado junto a Enric Miralles, el trabajo arquitectónico de Pinós es mucho más amplio. Así lo constata una muestra en Museo ICO (Madrid)
Carlos Delgado Mayordomo
Los libros canónicos de Historia de la Arquitectura han reducido la aportación de las mujeres a puntuales notas a pie de página. El actual renombre de arquitectas como Zaha Hadid o Farshid Moussavi no ha logrado alterar el ... eje excluyente de los principales textos críticos, como los de Bruno Zevi , Leonardo Benevolo o Kenneth Frampton , donde apenas se mencionan a las pioneras del movimiento moderno. Las investigaciones exclusivas de mujeres arquitectas, con el fin de posibilitar otras narrativas, es un hecho relativamente reciente.
A esta línea de trabajo pertenece la actual exposición en el Museo ICO , donde se recoge la particular conciencia investigadora de Carme Pinós (Barcelona, 1954). La aportación de esta arquitecta ha sido percibida, con demasiada frecuencia, como una sombra de Enric Miralles (1955-2000), con quien firmó algunos de los proyectos más innovadores del fin de siglo español. La obra clave del equipo Miralles Pinós fue el cementerio de Igualada , en Barcelona: un largo proceso constructivo, entre 1985 y 1991, caracterizado por una profunda condición sensorial y de respeto por el entorno.
En la actual exposición, la información sobre este y los otros siete trabajos del equipo Miralles Pinós queda relegada a una somera presentación: fotografías en blanco y negro junto a planeros cerrados con el trabajo firmado por Pinós en esta primera etapa. El comisario, Luis Fernández-Galiano , ha centrado su investigación en el despliegue de los ochenta proyectos propios desde que Pinós fundara su estudio en 1991.
Zurcir la ciudad
La sala principal del museo recoge esta amplia producción en un recorrido articulado por maquetas, planos, fotos y una proyección de vídeo . Se echa en falta una museología más arriesgada, que salga de las pautas del catálogo razonado y se adentre en otras nociones, como lo sensorial, lo ambiental o lo contextual. Ahora bien, este rigor académico consigue transmitir con nitidez dónde radican las particularidades constructivas de Pinós . Lo primero, en su manera de entender los edificios no como objetos, sino como espacios que buscan potenciar la sociabilidad y que se apropian del exterior.
Aunque esta variable recorre la gran mayoría de sus proyectos, se ejemplifica con especial lucidez en la construcción de la Torre Cube en Guadalajara, México . Elaborada entre 2002 y 2005, constituirá un importante punto de inflexión en su trayectoria, sobre todo en lo que se refiere a la importancia del diálogo con el contexto. Esta última premisa también está presente en la Escuela Massana (2006-2017) y en la deslumbrante reurbanización de la Plaza de la Gardunya de Barcelona , con el objetivo de «zurcir una parte de la ciudad que estaba rota», en palabras de la arquitecta.
La versatilidad creativa de Pinós se muestra en el edificio de CaixaFórum en Zaragoza (2008-2014), un encargo que no solo abarca el proyecto arquitectónico, sino también el diseño interior de los espacios, el mobiliario, el diseño gráfico de la señalética, así como la integración de piezas de artes plásticas. Un proyecto que también nos habla del interés de Pinós por hacer ciudad a través de los espacios públicos que el edificio genera a su alrededor. Esta articulación entre el programa funcional del edificio y la sensibilidad hacia la Naturaleza o las calles del entorno es la pauta que recorre muchos de sus trabajos, como la Ciudad Judicial en Badalona (2011), la pasarela peatonal en Saint-Dizier, en Francia (2011), o la ampliación del King’s College de Londres (2012).
Escenarios para la vida
Las aportaciones de Pinós a la arquitectura contemporánea son múltiples, si bien confluyen en su interés por una idea estructural compacta y depurada. Unos «escenarios para la vida» , en palabras de Fernández-Galiano, donde se calibra con sensatez el alcance de la actuación en un determinado contexto.
Esta responsabilidad con la memoria y el presente del entorno se traduce en una arquitectura generosa, participativa y que, sin negar rasgos de estilo, trata de evitar la sobreactuación efectista. Un discurso cuyo valor ha sido reconocido por destacadas colecciones museísticas: en el año 2010, el Pompidou de París adquirió una selección de maquetas suyas correspondientes a los proyectos de CaixaFórum Zaragoza, Hotel Pizota (México) y Maison de l’Algerie, mientras que en 2006, el MoMA neoyorquino compró para su colección permanente la maqueta de la Torre Cube en México.
La cita incluye una recreación de la biblioteca de Pinós , con aquellos libros que apoyan una reflexión sobre la arquitectura de un modo interdisciplinar y holístico. Merece la pena demorarse en el documental que cierra la muestra. Es la propia voz de la arquitecta la que nos habla de sus construcciones, pero también de su labor como docente universitaria y de la principal enseñanza que transmite a sus alumnos: la necesidad de una arquitectura capaz de dignificar el ámbito de lo común.
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