Enrique González Macho: «La Academia necesita una línea continuista, no conservadora»
En el cargo desde abril de 2011, decidió el último día de plazo volver a presentarse. No lo haría, dijo, si había «una candidatura competente»
pablo pazos
Enrique González Macho (Santander, 1947), exhibidor, distribuidor y productor, además de presidente de la Academia de Cine , estuvo a punto de no presentarse nuevamente a las elecciones del próximo sábado, 24 de mayo. En una entrevista concedida a este diario explicó que aguardó ... hasta el último día, porque «quería estar seguro de que se formaba una candidatura competente». Teniendo en cuenta que finalmente vuelve a optar al cargo, se deduce su valoración de la candidatura rival. Le acompañan en esta segunda aventura Judith Colell y el actor Antonio Resines .
–¿Cuáles son las líneas maestras de su candidatura?
–Las líneas maestras son bastante sencillas. Los tiempos son difíciles, eso lo sabemos todos. Económicamente, políticamente, está todo un poco revuelto. Creo que hemos pasado el temporal estos tres años de una forma digna. La Academia ha seguido con todas sus actividades, creo que mantiene su prestigio, no ha habido ni una sola noticia negativa sobre la Academia, afortunadamente. Lo más importante es que tenga una línea continuista, en el buen sentido de la palabra, no conservadora.
–Hubo un momento en que estaba en el aire que se volviera a presentar.
–Sí, estaba en el aire. Hubo gente que me pidió que siguiera y lo he hecho con sumo gusto. Hay otra candidatura, lo cual creo que es muy bueno, que no sea una cosa de que «este se quiere agarrar al sillón». A la Academia le tengo un gran aprecio y cariño.
–¿Haría cambios en los Goya ?
–En el fondo es una entrega de premios. Esa es la esencia. Como es un programa que se emite por televisión, procuramos que sea lo más atractivo posible. Debe de serlo, porque siempre es el programa más visto del día. Lo siguen entre 4 y 4,5 millones de personas. Desde hace 6 o 7 años se sigue un modelo que no está mal pero que, como todo, hay que renovar. ¿Hacia dónde? De verdad que ahora mismo no lo sé. Hay que verlo con expertos en comunicación, pero sí me gustaría introducir determinados cambios.
–¿Es una ceremoniapolitizada?
–Creo que no está politizada. Mi teoría es que los políticos nos politizan, que es cosa diferente. Cuando en la última gala salió gente diciendo «qué gala más política», hubo un par de intervenciones sobre 200 que hicieron referencia a esto, pero nada más.
–¿Cómo se frena la piratería?
–La Academia no es un organismo ejecutivo, es un foro de discusión, de enriquecimiento, de estudio y llegar a conclusiones, y esas conclusiones elevarlas a quien sea oportuno, pero no estamos sentados en el Consejo de Ministros. La piratería es una lacra enorme pero nosotros no legislamos. Podemos dar los datos de lo que está costando al país y apoyar todas las iniciativas para terminar con ello.
–¿El IVA debe volver al porcentaje anterior o a uno inferior?
–Debería bajar a una cantidad razonable, como está en la mayoría de Europa, que fuera acorde con el PIB que tenemos y la reactivación que necesita la industria. Lo ideal es que bajara más que antes pero, ya que tenemos el síndrome de Estocolmo, que se quede como estaba.
–¿Qué precisa el sector del cine ?
–Un marco legal. Algo tan sencillo y complejo como eso. El cine es una industria, y ninguna industria se puede desarrollar si no tiene un marco legal equilibrado, justo, progresivo y que no cambie todos los días. Ahora mismo hay una inseguridad jurídica muy grande porque estamos con la ley de 2007, que todavía no está totalmente desarrollada. Ya se dice que no vale, pero no hay sustitución todavía. Que va a ir, parece, por la vía de la desgravación fiscal. Tiene que haber unas reglas del juego muy claras, que hagan que el dinero no tenga miedo.
–¿Qué lección deja el éxito de «Ocho apellidos vascos»?
–Todo lo que podemos sacar es muy positivo. Es una película que ha hecho mucho bien en este país. Ha tocado un tema tabú de una forma que no ha herido a nadie y sin embargo todo el mundo se ha divertido mucho. Es un fenómeno que se da una vez en la vida pero que ha sido como una especie de bálsamo dentro de una sociedad demasiado crispada, en que se critica mucho pero se opina poco. Ha hecho que muchos de los actores de esa situación se rían de sí mismos sin darse cuenta.
–¿Las entradas de cine son caras?
–No creo que sean caras. Mañana te te puedes ir a París por 1.000 euros o por 50. En el cine puedes pagar 9 euros e ir a otra sala a ver la misma película por 5 euros. Ahora mismo estamos a un precio medio por localidad bastante más barato que hace unos años, entre 5,70 y 5,80 euros.
–¿Corre el cine español el riesgo de desaparecer como industria?
–Desaparecer no va a desaparecer, eso lo tengo muy claro. Otra cosa es el empobrecimiento. Me da mucho miedo la polarización entre películas muy grandes y películas minúsculas. Lo que mantiene una industria, como un país, es la clase media, y está desapareciendo un poco. Unas películas que no son grandes éxitos pero no son ni mucho menos fracasos, con una explotación razonablemente positiva, y que son las que mantienen la economía del cine. Y esa clase media está ahora mismo en un momento muy difícil.
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