Bill Gates: llamando a las puertas del cielo o del infierno
Tierra trágame
El periodista Tim Schwab publica una destructiva investigación contra el fundador de Microsoft y gran filántropo mundial
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En España hubo cierto choteo con Bill Gates y su maligna intentona de implantación en nuestros cuerpos del 5G a través de las vacunas, con Bosé cantando: 'Bandiiido, bandido…'. Y allende las fronteras y los mares, su aura también menguó pero por razones ... más interesantes: su abordaje del Covid como faro sanitario (sin formación) al frente de su poderosa fundación, gran donante de la OMS, o su apego a las patentes. Ahora, un libro lo pone a caer de un burro por esto y por todo, sin misericordia. 'El problema de Bill Gates', (ed. Arpa) de Tim Schwab. Nominado al Pulitzer.
Gates era un lumbreras de una familia de postín en Seattle, y fundó Microsoft con un socio al que trató regular. Y no sólo a él: «Una gestión basada en la humillación», decía 'Playboy'. En los 90, su empresa fue la tecnológica más colosal y él el más rico en 'Forbes' durante 18 años, con una depredación de la competencia y un histórico juicio por monopolio. Por ello, Los Simpsons se mofaron del 'entrepreneur', que siempre mancilla. Pero todo cambió. Y como en un libro de Ayn Rand, el 'super primus inter pares' decidió salvar a la humanidad. El ahora gran filántropo fundó en el 2000 la Fundación Bill Gates. Y, desde entonces, su imagen viró a dios con medido rostro de niño prodigio.
Schwab 'cojea' de zurdo, no engaña. Y ha realizado una abrumadora investigación que, en casi las últimas palabras de Juan Luis Cebrián en 'El País', es «más entretenida que interesante». Y, al contrario, es árida por prolija, pero destapa tantas fisuras en tantos frentes que merece respuesta del Congreso de EE.UU.. Por cierto, el autor tuiteó que el exPrisa olvidó mencionar la donación de la fundación a 'El País' de 5 millones. También 'The New York Times' le dio duro. A cambio, los conservadores 'The Times' o 'The Daily Mail' lo elogiaron. Una tesis del libro es que los medios han levantado un retrato del milmillonario como un ser divino y generoso mientras este les riega de millones: 'The Guardian', 'Der Spiegel', 'Le Monde', 'Financial Times' y un largo etc, un tejido de influencias tan intrincado y masivo que hasta se entiende el germen de toda conspiranoia loca.
En la línea de demolición de Hitchens contra Santa Teresa de Calcuta, el investigador no duda de las buenas intenciones de Gates; su fallo es que hay contada ecuanimidad, ¡el filántropo no ha hecho nada bien nunca! El creador de Microsoft ha multiplicado su fortuna en estas décadas de dedicación total a la miseria, con desgravaciones brutales y usando los recursos de los contribuyentes para sus causas, puestas en solfa por erróneas y con datos para defenderlas de instituciones con fondos de la propia fundación. La cifra clave de 122 millones de vidas salvadas es de su cosecha y no contempla otras variables en la mejora del mundo que su propia aparición. El benefactor busca la posteridad, se dice, y por ello pretende erradicar la polio cuando hay enfermedades mucho más mortíferas, restando recursos a ellas y dirigiendo así la estrategia de países necesitados a su mayor gloria. Y una duda de fondo: ¿no hay contradicción en que la principal autoridad sobre la pobreza sea una de las personas más ricas del mundo?
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